Las cinco historias de la infancia de Messi que quizá no conocías

Imagen referencial. Fuente: La Patilla

Compañeros, amigos, entrenadores y hasta rivales registraron una catarata de anécdotas de Lionel Messi cuando era joven. No era uno más ni pasaba inadvertido por su estatura y problemas de crecimiento que fueron solucionados con el tiempo a partir del tratamiento hormonal con el tiempo. Algunas son más populares que otras, pero todas tienen un denominador común: el amor de la Pulga por la pelota.

  • ESCAPE A LA VICTORIA POR UNA BICICLETA

Juan Cruz Leguizamón, histórico arquero de la 87 de Newell’s en las infantiles, relató varias veces una secuencia digna de una película corta. El equipo tenía que jugar la final de un torneo en el que el campeón recibiría una bicicleta para cada integrante y Messi no aparecía por el club. El partido arrancó sin Leo, que recién llegó en el entretiempo.

La Pulga se había quedado encerrado en el baño de su casa y tuvo que romper una ventana para escapar y llegar lo antes posible (aunque con demora) a la cita.

La Lepra estaba 2-0 abajo en el entretiempo pero él solito inclinó la balanza a favor: hattrick, triunfo y bicicletas nuevas para todos.

  • LA PRIMERA CAMISETA DE NEWELL’S QUE CAMBIÓ

La historia fue contada por Mario Chupete Pereyra, quien militó en la categoría 87 de General Paz Juniors de Córdoba. El cordobés de la misma edad de Messi viajó con su equipo a Rosario para disputar un torneo regional en el que Newell’s era favorito. Los niños cordobeses se alojaron en las casas de las familias de los integrantes del plantel leproso y se cruzaron en la fase de grupos, donde el Rojinegro se impuso 4-0 con poker de tantos de la Pulga.

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“Nosotros no teníamos rival en Córdoba y ellos decían tener el mejor equipo de la categoría 87 del país. En el primer partido nos pintaron la cara y nos volvimos a cruzar en la final. El entrenador que era medio bilardista me pidió que marcara al 10 de ellos, que lo siguiera hasta cuando fuera a tomar agua”, contó Pereyra, que se hospedó en la casa de Lucas Scaglia, primo de Antonela Roccuzzo, durante su estadía en suelo rosarino.

Los padres de los chicos y entrenadores de los equipos habían acordado que intercambiarían sus camisetas una vez finalizado el torneo y Pereyra pretendía la casaca de Scaglia, que al final fue a parar a manos de un compañero. Casi por casualidad le dio su remera a Leo y recibió la número 10 con un brazalete de capitán de cinta scotch, que luego le quitó. Nunca imaginó que esa camiseta se transformaría en uno de sus tesoros más preciados.

  • EL DÍA QUE SE QUEBRÓ UNA MANO POR ERRARLE A LA PELOTA

Fue Enrique Domínguez, uno de los primeros entrenadores que tuvo Leo en las infantiles de Newell’s, quien sacó a la luz este triste episodio de su infancia.

Era el año 2000 y quedaban pocos meses antes de que Messi se fuera a probar al Barcelona. La categoría 87 de la Lepra practicaba en el predio de Bella Vista un ejercicio de definición con pierna inhábil. El técnico advirtió que tuvieran precaución porque era un movimiento que podía traer dificultad. La Pulga quiso darle de derecha pero falló y cayó al suelo con el peso de su cuerpo sobre la muñeca derecha, que terminó fracturada.

Domínguez reveló que la debilidad de sus huesos le jugaron una mala pasada y jura que en un mural del predio de Malvinas Argentinas donde el astro nacional ensayó sus primeras gambetas, quedó inmortalizada la postura de su mano derecha como reflejo mientras hace jueguitos, víctima de aquella lesión.

  • LE CAMBIARON EL NÚMERO PARA DESORIENTAR A LOS RIVALES

“Era una categoría que ganaba siempre. Y no era un equipo que se la daba a Leo para que se pasara a 10 tipos y metiera el gol. Cada uno sabía jugar. Obvio que él agarraba la pelota, pasaba a 2 ó 3 y metía el gol. Era un lindo equipo igual”, le dijo hace un tiempo a Infobae Matías Pecce, ex compañero y todavía amigo de Messi.

A la 87 de Newell’s la llamaban La Máquina y su abanderado futbolístico era el pequeño Leo, que siempre usaba la número 10 en cualquier torneo en el que se presentaran. Fue tal el nombre que se hizo él con su equipo que los rivales ya le habían tomado la patente.

Pecce rememoró que hubo un campeonato en el que Lionel había convertido alrededor de 10 goles en apenas tres partidos. Y previo al cuarto encuentro se corrió la bola: “El 10 de Newell’s juega muy bien”. El entrenador de ese entonces decidió cortarle el capricho del dorsal que identificaba a Diego Maradona para despistar un rato al oponente. Salió a la cancha con la número 2, pero… “Cuando agarró la pelota, los otros se dieron cuenta al toque”.

  • EL “BOLSITO DE LA ILUSIÓN” EN MAR DEL PLATA

Messi estaba en plena recuperación por la fractura en su mano derecha y su categoría estaba por viajar a Mar del Plata para disputar un Mundialito. Los tiempos de rehabilitación para que disputara algún encuentro no daban. Pero era tan grande el cariño que el grupo tenía con él que igualmente lo incluyeron en el viaje junto al resto de sus compañeros.

Durante toda la estadía en la ciudad balnearia anduvo de aquí para allá con un neceser. Enrique Domínguez, entrenador de ese equipo de Newell’s, no se animó a preguntarle qué traía. Una de las madres acompañantes indagó y le pasó el dato al DT: “Sé que si Quique me necesita en la final, me va a sacar el yeso y me va a poner”. En el bolsito tenía listos sus botines, canilleras y vendas.

La anécdota fue recordada por el mismo Domínguez, que lógicamente preservó a Leo hasta los duelos finales: Newell’s perdió con Vélez en las semifinales y le ganó a Boca el partido por el tercer y cuarto puesto.

Con información de La Patilla

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