Lo que confesó hermana del supuesto testaferro de Alejandro “El Tuerto” Andrade sobre sus lujos y antojos

Imagen referencial: Fuente composición: Maduradas

Este jueves 20 de agosto la abogada María Gabriela Mirabal aseguró que su hermano Gustavo Adolfo, presunto testaferro de Alejandro “el Tuerto” Andrade, ex tesorero nacional y ex escolta del fallecido presidente Hugo Chávez, está presuntamente escondido en Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos.

Mirabal aseguró que su hermano supuestamente robó 250 millones de dólares cuando estuvo estrechamente vinculado con los negocios turbios del chavismo y lo acusó de comprar la conciencia de su familia, incluidos sus padres, hermanas e incluso su hijo.

Nunca fui partícipe de sus actos ilícitos. Lo repudié y denuncié ante  las autoridades, a través de las redes sociales, dentro y fuera de Venezuela. Hoy se esconde en Dubai, rodeado de lujos y caprichos que el dinero mal habido compra”, afirmó en un hilo que publicó en Twitter.

“A raíz de mis denuncias se le cerraron muchas puertas, congelamiento de bienes y dinero. Las represalias no tardaron en llegar: víctima de terrorismo judicial, secuestro, injurias, agresiones físicas y psicológicas. Prohibición de salida del país”, agregó.

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La abogada también contó la experiencia que tuvo con su hijo el pasado domingo 16 de agosto, cuando el joven fue a su casa:

Mi hijo Gustavo Arrieche Mirabal, a quien no veía desde hace 10 años, apareció en mi puerta el domingo 16 de agosto. Mi alegría fue inimaginable. Solo duró dos segundos. Corrí a abrazarlo: ‘mi amor, mi bebé’. Sacó una pistola, la puso en mi sien, me roció con gas pimienta. El matón que vino con él estaba desconcertado”, narró.

“Recurrieron a mi hijo y lo manipularon para vengarse de mí: me pateó, me partió dientes, me robó (segunda vez que me roba, ese día lo supe), amenazó con matarme y repitió que mis hermanos y padres estaban al tanto y muy satisfechos con el daño que me estaban infligiendo. Le supliqué que me matara de una vez, porque no sé cómo seguir viviendo siendo testigo y víctima de lo que se había convertido. Paradójicamente, el malandro que lo acompañó me protegía del ataque despiadado de ‘mi hijo’”, manifestó.

Luego, continuó Mirabal, llegaron funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas al lugar, pero la abogada afirmó que no pudo articular ninguna palabra.

Ni en mi peor pesadilla podría yo plantearme estar denunciando a mi propio hijo. Se llevó lo poco de valor que quedaba en mi hogar, pero me saquearon el espíritu. No sé cómo voy a vivir con este acto contranatural. Por fin… me quebraron”.

Con información de Maduradas

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