El extravagante “protocolo real” que debían seguir los empleados domésticos del pedófilo Jeffrey Epstein
Ghislaine Maxwell se codeaba con los hombres y las mujeres más poderosas del mundo, incluso con príncipes como el británico Andrés, el hijo de la Reina Isabell II, por lo que no es extraño que quisiera vivir como la realeza. Ahora, de hecho, se conoció que la amiga íntima del fallecido pedófilo Jeffrey Epstein manejara todos sus asuntos bajo estrictas reglas monárquicas.
Según detalló El Daily Mail, durante años Maxwell dirigió las casas que el polémico magnate tenía por todo el mundo como si fueran palacios reales, con un conjunto de reglas y protocolos estrictos muy parecidos a los que se encuentran en Bukinham.
Maxwell, hoy acusada de ser la encargada de reclutar niñas para que Epstein abusara de ellas, comenzó a manejar las propiedades del financista en 1991. Implacable, la hija del difunto magnate de la prensa publicaciones Robert Maxwell, Ghislaine se aseguraba de que el personal de la casa siguiera una orden inquebrantable: “Nunca mirar al amo, Jeffrey Epstein, a los ojos”.
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Como en los palacios reales, al personal doméstico también se le pedía que se quedara en el fondo y no se les permitía hablar a menos que se les diera la palabra.
Las extrañas reglas se detallan en un libro del abogado de Florida Bradley Edwards, de 44 años, que ha representado a 56 presuntas víctimas de Epstein durante más de una década. La publicación, “Persecución implacable: mi lucha por las víctimas de Jeffrey Epstein”, cuenta cómo Maxwell gobernaba los palacios con puño de hierro siguiendo el protocolo real.
Como abogado, Edwards pasó mucho tiempo en los últimos 10 años hablando con mujeres que aseguran haber sido víctimas de Epstein y también con el personal de su casa que divulgó más detalles, incluyendo la influencia de Maxwell.
En lo que parece ya una ironía del destino, una copia de este libro reposaba en la mesa de luz de la amiga personal de Epstein el día que la policía la arrestó en la el mansión de New Hampshire donde se escondía.
“No sé por qué quería leer lo que yo sabía de ella en el libro”, dijo Edwards al New York Post. “Pero me fascinó que ella tuviera mi libro”, admitió. “Ciertamente, si Jeffrey Epstein estuviera vivo, leería el libro”, se ufanó.
La británica de 58 años, integrante del jet set de ambos lados del Atlántico, fue inculpada la semana pasada de tráfico sexual de jovencitas para satisfacer los deseos de su pareja. Epstein fue arrestado e inculpado de tráfico sexual de menores de edad en julio del año pasado. Se declaró no culpable y se suicidó un mes después en la cárcel, donde aguardaba su juicio.
La mujer niega “vigorosamente” los cargos y “piensa combatirlos”, dijeron sus abogados en documentos presentados ante la fiscalía del distrito sur de Nueva York, que solicitaron a la Justicia que la libere a cambio de una fianza de cinco millones de dólares. Los abogados dijeron que si la fianza es aceptada, Maxwell entregaría sus pasaportes de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, y que estaría confinada en un domicilio en Nueva York, con un brazalete electrónico. Alegan que la pandemia de coronavirus la coloca en “serio riesgo” a raíz del elevado contagio en las cárceles.
La audiencia de fianza será el próximo martes 14 de julio a las 13h00 (17h00 GMT). Los fiscales, que la inculparon días atrás de seis delitos por ayudar a reclutar a jovencitas para satisfacer los deseos de Epstein y sus amigos ricos y poderosos -una de ellas de apenas 14 años-, y de transportarlas a otro estado con ese fin entre 1994 y 1997, ya adelantaron que recomendarán que siga en prisión preventiva. Maxwell también es acusada de participar a veces en los abusos y de mentir a la justicia bajo juramento. Si es hallada culpable, enfrenta hasta 35 años de cárcel, según los fiscales.
La semana pasada surgieron imágenes de Maxwell y el actor estadounidense Kevin Spacey sentados en los tronos de la Reina Isabel II y el Duque de Edimburgo durante una visita al Palacio de Buckingham en 2002. Maxwell es una amiga cercana del Príncipe Andrés que visitó a Epstein en sus casas en Nueva York y en otros lugares, amistad que hoy se transformó en la peor pesadilla de la monarquía.
En una entrevista con el programa australiano 60 Minutos, Virginia Giuffre, una de las víctimas, dijo que el príncipe Andrés “debería entrar en pánico” tras el arresto de Maxwell. “A Ghislaine no le importa nadie más que Ghislaine”, advirtió. La cruda descripción abre la puerta para que los ricos y poderosos que se codeaban con Epstein empiecen a temblar. Hacia dónde irá esa investigación es aún incierto, pero Maxwell podría optar por no oponerse a los cargos y podría aceptar cooperar en la investigación de EEUU, abriendo nuevas vías de indagación.
Con información de La Patilla