Sudáfrica se convirtió en uno de los principales focos mundiales de Covid-19

Foto: Archivo.

Con unos 225.000 contagios y algo más de 3.600 muertos, el país está llegando a la escala de la pandemia, especialmente debido al aumento desmesurado de casos en Johannesburgo y Pretoria.

Sudáfrica no solo es, con mucha diferencia, el país de África más golpeado por el coronavirus -acumula cuatro de cada diez infecciones registradas en el continente pese a no suponer ni el 5% de su población total-, sino que a nivel global es el quinto país con más casos activos a la vez (unos 114.000) en todo el mundo.

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Además, respecto al número de nuevos contagios registrados cada jornada, solo Estados Unidos, Rusia y la India arrojan peores cifras que la nación austral africana, que viene sumando unos 10.000 positivos cada día.

«La tormenta sobre la que hemos estado advirtiendo constantemente a los sudafricanos está llegando. Como nación, tenemos todos los motivos para estar unidos en esta lucha«, avisó el ministro de Salud sudafricano, Zweli Mkhize, ante el Parlamento este miércoles.

El panorama es especialmente sombrío si se toma en cuenta el avance relativamente lento de la pandemia en el resto del continente (si bien los datos oficiales de muchos países no son tan fiables como los sudafricanos) y que el Gobierno del presidente Cyril Ramaphosa no escatimó esfuerzos en tratar de frenarla.

Impuso, de hecho, uno de los confinamientos más duros del mundo de forma temprana, con grave daño para la economía, y se lanzó a hacer test en masa.

La expansión de la transmisión comunitaria, sin embargo, resistió a esas medidas y la reapertura de la economía, a partir del 1 de junio pasado, fue el empujón final que ha disparado la pandemia, especialmente debido a la virulenta subida de los casos en la provincia central de Gauteng, donde se levantan la capital política (Pretoria) y el corazón económico de Sudáfrica (Johannesburgo).

Encrucijada entre dañar la economía y saturar la sanidad

Con este panorama, no faltan las especulaciones sobre la necesidad de volver a imponer otro confinamiento duro en Sudáfrica antes de llegar a los máximos epidémicos, previstos para agosto.

«La disponibilidad de camas (hospitalarias) se superará en todas las provincias», admitió este miércoles ante el Parlamento el ministro de Salud.

Los peores presagios aluden tanto al sistema público como al privado e incluyen también que se sobrepasará la disponibilidad de camas de UCI.

Las autoridades, sin embargo, afirman que el sistema todavía no ha llegado al límite, motivo por el cual aún se descarta una vuelta al confinamiento.

«No lo estamos considerando ahora. Estamos usando el resto de herramientas (…). Lo que tratamos de hacer es proteger las vidas de nuestra gente pero también sus medios de vida. Y es un balance delicado», dijo este fin de semana el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa respecto a los rumores de una vuelta al confinamiento.

Sin embargo, a semanas aún del «pico» de la pandemia, el agotamiento de los recursos del sistema sanitario y sus profesionales ya es una realidad evidente en muchas zonas, especialmente en Gauteng por la reciente avalancha de casos y en la zona del Cabo Oriental (sureste, la zona más pobre del país).

Con información de EFE.

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