Conozca el extraño caso del hombre que no es capaz de ver números

Imagen referencial. Fuente: La Patilla

RFS, esas son sus iniciales, es un individuo de 70 años con una anomalía cerebral única en el mundo. No puede reconocer los números del 2 al 9. Cuando se le muestra un dígito, solo ve una mezcla de líneas que describe como «espaguetis» y no tiene la menor idea de qué dígito está mirando. Por lo demás, su visión es normal. Por ejemplo, puede identificar letras y otros símbolos. La causa es una atrofia extensa en la corteza y los ganglios basales.

Para los investigadores de la Universidad Johns Hopkins en , Maryland (EE.UU.), RFS demuestra que los seres humanos podemos tener un procesamiento cerebral extenso sin ninguna consciencia. Es decir, que nuestro cerebro puede identificar algo como una cara o una palabra sin que nosotros nos demos cuenta.

Este paciente, que tenía 60 años cuando los investigadores empezaron el estudio en 2011, tiene una rara condición neurodegenerativa llamada degeneración corticobasal (CBD). «De alguna manera es como el alzheimer. Es degenerativo, por lo que sus síntomas empeoran progresivamente. Los síntomas comienzan tarde en la vida y todavía no se sabe por qué algunas personas lo desarrollan y otras no.

Sin embargo, a diferencia del alzheimer, los síntomas de presentación generalmente no están relacionados con la memoria, sino que son motores y somatosensoriales», explica en un correo electrónico a ABC David Rothlein, graduado en la Johns Hopkins y ahora en el VA Boston Healthcare System. Además del problema con los dígitos, RFS tiene temblores severos y dificultad para hablar debido a problemas de control motor con su mandíbula y otros síntomas.

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La incapacidad de ver los números es algo único. El equipo no conoce ningún caso igual. El análogo más cercano, apunta Rothlein, podría ser un fenómeno llamado prosopometamorfopsia por el que algunas personas, debido a convulsiones o alguna otra interrupción del funcionamiento del cerebro (accidente cerebrovascular, etc.), ven las caras distorsionadas (por ejemplo, la mitad de una cara parece estar derritiéndose). Al igual que el caso de RFS, este tipo de transformación es altamente selectivo para una categoría visual, ya que no conduce a la distorsión de los objetos que se parecen, «pero a diferencia de RFS, la distorsión es selectiva a las caras y el alcance de la interrupción perceptiva de los casos notificados parece ser menos severo: ¡aún pueden reconocer que están mirando una cara!», señala el científico.

Curiosamente, según publican los autores en «Proceedings of the National Academy of Sciences», para que el cerebro de RFS funcione de manera tan particular tiene que ser capaz de identificar los dígitos. Los graves problemas ocurren solo con los números y nada más. «Cuando mira un dígito, su cerebro tiene que ‘ver’ que es un dígito antes de que no pueda verlo, es una verdadera paradoja», explica el científico cognitivo Michael McCloskey, autor principal del estudio. «En este documento, lo que hicimos fue tratar de investigar qué procesamiento se llevó a cabo fuera de su conocimiento».

Los investigadores encontraron que RFS tampoco podía ver nada colocado cerca o encima de un dígito. Cuando le mostraron un 3 grande con una imagen de un violín dibujado, no pudo ver el violín. Si la imagen estaba lo suficientemente lejos del número, podía verla normalmente.

Para investigar la actividad cerebral que ocurre cuando RFS recibe estímulos críticos, el equipo realizó unos experimentos usando electroencefalografía (EEG). De esta forma, podían registrar las ondas cerebrales mientras RFS miraba un número con una cara incrustada. Las grabaciones mostraron que su cerebro detectó la presencia de una cara, a pesar de que él no era consciente de ello. De hecho, su respuesta cerebral fue la misma que cuando le mostraron una cara que podía ver claramente.

«Estos resultados muestran que el cerebro de RFS está realizando un procesamiento complejo en ausencia de conciencia», dice Rothlein. «Su cerebro detectó los rostros en los dígitos sin que él lo supiera», agrega. Un segundo experimento de EEG con palabras incrustadas en números mostró que el cerebro de RFS estaba reconociendo las palabras a pesar de que él no las veía.

Los neurocientíficos suponen comúnmente que la consciencia visual va de la mano con este nivel de actividad neuronal, pero los resultados del equipo sugieren que se requiere un procesamiento neuronal adicional para la consciencia, y es este procesamiento adicional el que se ve afectado en RFS. El complejo procesamiento requerido para detectar e identificar rostros, palabras y otros estímulos visuales no es suficiente para la conciencia si el procesamiento adicional no continúa. «La gran pregunta es entonces: ¿qué nos hace conscientes de lo que vemos? Si bien no tenemos una respuesta definitiva a esto, nuestros resultados son consistentes con las nociones de que la conciencia coincide con la integración de la información en múltiples niveles de procesamiento», apunta Rothlein.

¿Es posible que algo similar ocurra en el cerebro de otras personas con patologías neurales y no hayamos podido identificarlo? «¡Mucho! Los síntomas que no entran en las categorías convencionales pueden pasarse por alto o descartarse. Alternativamente, un diagnóstico de agnosia, dislexia o discalculia no habría capturado la naturaleza de este problema particular», argumenta el investigador.

Cuando a RSF se le mostraba un número, como el de la izquierda,  el sujeto solo veía una mezcla de líneas que definía como espaguetis (a la derecha).

Con información de La Patilla

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