Cinco cosas que no sabías sobre Albert Einstein (+Fotos)

Imagen referencial. Fuente: OpenMind

  1. TODO EMPEZÓ CON UNA BRÚJULA

Cuando su padre le mostró una brújula por primera vez, el pequeño Einstein quedó fascinado con el funcionamiento de aquel artilugio. Ese momento marcaría su vida para siempre. ¿Por qué la aguja señalaba hacia el mismo sitio, aunque la brújula se moviera en otra dirección? La magia de la física había enganchado a aquel niño. “Esa experiencia dejó una impresión profunda y duradera en mí. Algo más profundo tiene que haber detrás de las cosas”, dijo el físico años más tarde recordando aquel momento. La brújula es un símbolo en la carrera y la historia del científico, tanto que hay incluso una película en producción con ese título (“Eintein’s Compass”, La brújula de Einstein).

  1. ALBERT EINSTEIN: CIUDADANO DEL MUNDO

Einstein fue un hombre de mundo. Viajó y vivió en diferentes países (Italia, Suiza, Bélgica, Reino Unido…) pero además, obtuvo la ciudadanía de hasta 4 países distintos a lo largo de su vida. La convulsa situación política de Europa (abandonó Alemania a causa del nazismo) y su carrera científica (estuvo vinculado a instituciones académicas en Praga, Berlín o Estados Unidos) fueron los principales motivos del cambio. Nació como alemán en el Reino de Wurttemberg (actual Alemania) y renunció a su nacionalidad para evitar el servicio militar, por lo que vivió 5 años como apátrida.

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  1. TOCAR EL VIOLÍN ERA SU PASIÓN

Einstein heredó su afición por la música de su madre, Pauline, una talentosa pianista que puso todo su empeño en que siempre hubiese música en casa. Más allá de una afición, la música se convirtió en una terapia para el trabajo científico de Einstein. Elsa Einstein, su segunda mujer, decía que “la música le ayuda cuando piensa en sus teorías”. Además, en esta afición por la música coincidiría también con grandes físicos del siglo XX, como Max Planck o Werner Heisenberg, que fueron excelentes pianistas.

Después de practicar el violín desde los 6 años y descubrir a Mozart a los 13, el amor de Einstein por la música se tradujo en un compromiso mucho más profundo. En 1936 conoció a Bronislaw Huberman, un aclamado violinista internacional de origen judío, que se convertiría en el fundador de la Orquesta Filarmónica de Israel. En un viaje a Estados Unidos para recaudar fondos, Einstein se convirtió en su “socio” principal.

  1. UN INTENTO DESESPERADO: EL ACUERDO MÁS OSCURO DE EINSTEIN

Corría el año 1914 y tras 11 años de relación, el matrimonio de Albert Einstein y Mileva Maric hacía aguas. A sabiendas de que no podrían recuperar la faceta más romántica de su relación, Einstein propuso un “curioso” acuerdo a la que todavía era su mujer con la intención de mantener una convivencia regulada que les permitiera seguir juntos, por el bien de sus hijos.

Mileva aceptó las condiciones, pero fue en vano, pues unos meses después dejó a Einstein en Berlín y se mudó con sus hijos a Zurich.

  1. EL PADRE DE LA BOMBA ATÓMICA: ¿QUÉ HAY DE CIERTO?

Extracto de la carta de Albert Einstein al preidente de EE. UU. Franlin D. Roosvelt

La figura de Einstein se asocia erróneamente al desarrollo de la bomba atómica y a la energía nuclear. Aunque su ecuación E=mc² explica la energía liberada en una bomba atómica, no explica cómo construir una. El científico (suizo por aquel entonces) nunca participó en el proyecto que desarrolló la bomba atómica, el Proyecto Manhattan. Precisamente, en 1940 la Inteligencia del Ejército Estadounidense negó a Einstein la autorización de seguridad necesaria para trabajar en dicho proyecto.

Su única implicación fue “una acción aislada”: el envío de una carta al presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt. Einstein sabía que científicos alemanes estaban estudiando el potencial del uranio y la energía nuclear y apremiaba al Presidente para hacer lo posible por ganar esa batalla desde Estados Unidos, antes de que los alemanes lo consiguieran.

Ante las acusaciones y reproches por su actuación en la cuestión de la bomba atómica, Einstein siempre se definió como pacifista y defendió su único acto aislado, la carta a Roosvelt, como una medida desesperada.

Si hubiera sabido que los alemanes no conseguirían desarrollar la bomba atómica, no hubiera hecho nada”, afirmó el científico.

Con información de OpenMind

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