La historia del rabino que rezó para que Dios lo transformara en mujer

Imagen referencial. Fuente: Noticias24 Mundo

La conmoción que se generó en la comunidad jasídica ultraortoxa, cuando Abby Stay, se declaró transgénero, fue debido a que sus padres la consideraban su hijo primogénito y futuro rabino, sin embargo ella tenía la convicción de que era una niña.

Por esta razón se sentía muy mal durante toda la infancia, era un sentimiento de: “Lo siento mucho, pero no puedo darte lo que quieres”.

Sin embargo ella no sabía que existían otras personas como ella, pero se veía y se sentía como una niña. Muchas veces su deseo fue tener un profesor que no fuera transfóbico porque de esta manera se habría enterado que existían las personas transgénero, porque en la comunidad jasídica nunca se habla de esto.

Recuerda que lo que la mantuvo cuerda durante su infancia fue su imaginación, a los 6 años Abby, comenzó a coleccionar recortes de prensa sobre trasplantes de órganos: de pulmón, riñón, corazón. En su cabeza el plan era sencillo: un día iría a un médico, le mostraría mi impresionante colección de recortes de periódicos y me harían un trasplante completo de cuerpo para convertirme en una niña.

Sin embargo al crecer se dio cuenta que su plan no podría llevarse a cabo, por esta razón se le ocurrió pedírselo a Dios, creció en una familia religiosa por lo que creció con la convicción que Dios podía hacer cualquier cosa.

Desconocía que existían otras personas como ella, pero estaba muy clara de lo que sentía y como se veía, por eso al cumplir los 9 años escribió esta plegaria la cual repetía todas las noches, “Divino creador, ahora me voy a dormir y me veo como un niño. Te lo ruego, cuando me despierte en la mañana quiero ser una niña. Sé que Tú puedes hacer cualquier cosa y que nada es demasiado difícil para ti…”.

Si haces eso, te prometo que seré una buena niña. Me vestiré con la ropa más modesta. Seguiré todos los mandatos que las chicas deben seguir”.

Cuando sea mayor, seré la mejor esposa. Ayudaré a mi marido a estudiar la Torá durante todo el día y toda la noche. Cocinaré los mejores platos para él y para mis niños. ¡Oh, Dios mío, ayúdame!”.

Sin embargo cuando Stay, tenía 4 años sentía rabia e ira en contra de sus partes íntimas, indica que era un sentimiento inexplicable el cual al día de hoy no puede explicar.

Relata cómo su madre le preparaba la ducha y la dejaba jugar con sus juguetes en la bañera, por lo que buscaba en una pequeña bandeja que la madre utilizaba para guardar imperdibles y guardaba en el armario, con lo que agarraba de allí tapaba una parte muy particular de su cuerpo. Por lo que quería sentir dolor era casi un castigo.

Un día su madre entró en el baño mientras Abby hacía eso y se asustó mucho. No recuerda exactamente qué dijo, pero el mensaje estaba claro: “Eres un niño y se supone que debes actuar como tal, y jamás digas algo que pueda contradecir eso”.

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A los niños jasídicos, le cortan el cabello por primera vez a los 3 años esta práctica se llama upsherin, que es cuando te dejan los rizos laterales, o payos. Se denomina la primera manifestación física que indica al mundo y a la misma persona que eres un niño.

Ella no quería ese corte de pelo. El berrinche me duró horas. “¡Quiero tener el pelo largo! ¿Por qué mis hermanas pueden y yo no?”.

A los 13 años realicé mi bar mitzvah, que es cuando un chico pasa a ser un hombre. Eso fue muy duro. Aun conserva recuerdos positivos el hecho de tener una fiesta en la que recibiría muchos regalos, pero el concepto de «ahora eres un hombre» fue un verdadero desafío para esta chica que se encontraba atrapada en el cuerpo de un niño. Era una celebración que yo sentía que no debería estar ocurriendo.

La expectativa a medida que crecía era que terminaría siendo maestro o juez rabínico.

En parte, quería saber exactamente contra qué se estaba rebelando. Su lucha con su identidad hacía que se cuestionara todo lo que le decían sobre la religión y sobre Dios. En el colegio, me llamaban el “kosher rebelde”.

Al mismo tiempo, otra parte de ella esperaba que si realmente se entregaba a ello, todos sus sentimientos sobre quién era desaparecerían mágicamente.

En un estudio del siglo XVI de almas humanas llamado “La puerta de la reencarnación” leí: “A veces, un hombre se reencarna en el cuerpo de una mujer, y una mujer habitará en un cuerpo masculino”.

Este escrito le dio la esperanza que no estaba loca.

Muy a pesar de que ella se sentía mujer, ya tenía un matrimonio pactado pactado, indica que todo el mundo en la comunidad jasídica. Naces, comer, respiras te casas a los 18 años.

Sus padres se encargaron de arreglar dicho matrimonio, su futura esposa debía provenir de una dinastía rabínica y adherirse a los mismos códigos de vestimenta, que en mi familia son extremadamente inusuales. Tanto es así, que solo había de 20 a 50 chicas en todo el mundo que fueran parejas aceptables.

La chica con la que se casaría se llamaba Fraidy, se conocieron solo durante 15 o 20 minutos, y después ya estaban comprometidos. No se vieron de nuevo hasta el día de nuestra boda, un año más tarde.

Al principio, las cosas no salieron bien. Ella le gustaba, por ser una mujer increíble, inteligente y cariñosa. Comenta que tenían conversaciones fantásticas, nunca discutían. Teniendo en cuenta cómo son los matrimonios arreglados, eso era perfecto.

Esta fue la primera vez que vivía con una mujer y se sentía muy bien, la chica tenía mucho estilo por lo que cuando ella salía de compras era su oportunidad de ponerse en su lugar pensar: ‘¡Oh! ¿Qué me compraría?’”.

Aunque las mujeres deben vestir con mucha modestia y los colores rosa y rojo están prohibidos, tiene más opciones que los hombres debido a que los caballeros jasídicos solo visten de blanco y negro.

Su esposa Fraidy, quedó en embarazada, eso fue un golpe duro para Abby, sintió que fue un duro golpe al género, la religión, la familia y a su propio hijo.

Fue como si el género lo estuviese abofeteando en la cara, estaba tan presente: el tipo de ropa que le iba a comprar al bebé, si le íbamos a circuncidar en el octavo día… Era imposible no enfrentarme a eso cada segundo.

El nacimiento de su hijo fue el golpe definitivo. Sus ganas de querer darle a su hijo la mejor vida posible, pero ¿cómo podría hacerlo yo, a los 20 años, si ni siquiera sabía lo que era una “buena vida”?

Decidió conectarse a internet, debido a que tenía conocimiento que allí podía interactuar con otras personas, lo que le facilitaría conseguir información, Había un énfasis tan fuerte en decirles cómo no conectarse a internet por error, que había aprendido lo que era una wifi o Google.

Después de haberle pedido la tableta prestada a un amigo, se escondió en el baño de un centro comercial que tenía una red de wifi pública.

Una de sus primeras búsquedas, estaba relacionada con el deseo que tenía desde su infancia, si un niño podía convertirse en una niña. En ese momento Abby no hablaba inglés. En la primera o segunda páginas de resultados apareció en wikipedia algo sobre personas transgénero.

A pesar de que fue la primera vez que leía ese término pudo darse cuenta que habían otras personas que sentían lo mismo que él.

Solo imagina que estas luchando contra algo, ya sea físico o emocional, e ir a un doctor o terapeuta por primera vez en tu vida que te dice: “Lo que estás sintiendo se llama XYZ, y esto es lo que puedes hacer para sentirte mejor: encontrar tu lugar en el mundo”.

Uno de los descubrimientos increíbles fue el de un foro de personas en línea que habían abandonado las comunidades ultraortodoxas y jasídicas, que habían sobrevivido y prosperado.

Semanas después dejó la religión, algo que no era obvio para todos debido a que continuaba llevando una vida religiosa de puertas hacia afuera, sin embargo hizo a un lado los preceptos, un ejemplo de eso fue que comenzó a usar su celular en Shabbat (el día sagrado de la semana judía), algo que nadie podría ver. Sin embargo su esposa fue la primera persona a la que le habló sobre ello, unos seis meses después de la circuncisión de su hijo.

Durante un año trató de salvar su matrimonio sin embargo la familia de la esposa la obligó a dejarlo. Durante semanas vivió solo en el apartamento esperando que su esposa regresara junto a su hijo.

Después, durante un tiempo, volvió a la casa de sus padres. Cuando le dijo a su padre que era ateo, él le respondió: “No importa lo que suceda, tú siempre serás mi hijo”.

Al darse cuenta que no existía forma que volviera a vivir con su hijo, tomó la decisión de emigrar a un nuevo continente. De pronto se encontraba en un nuevo mundo para él, en donde no había limites de comida ni ropa, por lo que se compró su primer par de jeans y una camiseta de cuadros rojos y blancos.

Uno de los primeros obstáculos que debía superar fue el idioma, porque en Nueva York, se habla inglés. Pasaron tres años y nadie de su familia sobre su género, sin embargo el 11 de noviembre de 2015 tomó la decisión de sincerarse con su padre, meses después de haber comenzado una terapia hormonal.

El tiempo para que su padre pudiera digerir la noticia y entenderlo fue de una hora, y fue gracias a ciertos textos religiosos que le mostró. Uno de ellos era un pasaje sobre almas masculinas y femeninas que había descubierto cuando estudiaba la cábala.

Su padre admitió que las personas trans existían, lo cual fue bastante impresionante porque muchas comunidades religiosas fundamentalistas no lo aceptan.

Entonces le dijo: “Necesitas a una persona con Espíritu Santo para que te diga si realmente eres transgénero”.

Su reacción fue: “Creo que dos terapeutas y un médico son suficientes”.

Sin embargo su padre no estuvo de acuerdo, y minutos después le dijo que nunca más volvería a dirigirle la palabra.

Señala que ese momento fue de mucho dolor, pero sabía que esa decisión le costaría perder personas, ya habían pasado tres años que había decidido dejar la comunidad jasídica, se había inscrito en la universidad, así que no perdí a ningún amigo y mi vida no se derrumbó por la ruptura con mi familia.

Todavía le escribe a sus padres cada semana (a su padre, porque su madre ni siquiera recibe mensajes de texto) y el día en el que estén listos, hablará con ellos.

En cuanto a su exesposa no le permiten hablar con él desde que se divorciaron. Sin embargo su hijo es el amor de su vida.

Señala que se enfoca en el lado positivo de las cosas, por lo que no piensa en las 10 hermanas que no le hablan, centra sus pensamientos en las dos que si lo hacen, relata que la mayoría de las personas que conoce fuera de la comunidad jasídica solo tienen dos hermanos, si acaso.

Para Abby la vida es mejor de lo que habría podido imaginar. Antes siempre tenía depresión, pero desde que es transgénero, no ha habido un día en que se haya despertado sintiendo que no tenía una razón para hacerlo.

A pesar de que fue la primera persona en la comunidad jasídica en declararse transgénero, desde entonces han habido varias personas, y obviamente lo culpan de ello.

Sin duda, cree que merece un poco de crédito por ello. La comunidad jasídica nunca volverá a ser la misma.

Con información de Noticias24 Mundo

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