Según los estudios de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en colaboración con la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), 826 millones de estudiantes no tienen ordenador y 706 millones tampoco acceso a internet en sus casas.
La enseñanza a distancia se ha convertido en la principal alternativa a las clases presenciales en la mayor parte de los países durante el confinamiento para frenar la pandemia de coronavirus, señaló la Unesco, que pidió el uso de otras herramientas para no incrementar la brecha digital.
Los datos muestran que las dificultades son mayores en los países menos desarrollados, con un 89 % de hogares sin ordenador en el África subsahariana, y un 82 % sin internet.
Además, 56 millones de estudiantes, la mitad de ellos en África subsahariana, viven en lugares sin cobertura telefónica, instrumento que puede servir de vínculo con los docentes en este periodo.
La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, indicó que, aunque hay que proseguir los esfuerzos para que todo el mundo disponga de conexiones digitales, es preciso que “la enseñanza y el aprendizaje no se limiten solo a los medios en línea”.
“Para reducir las desigualdades persistentes, tenemos que apoyar otras alternativas, como el recurso a programas de radio y de televisión comunitarios y la creatividad en todas las formas de aprendizaje”, agregó.
Hay escuelas cerradas en 191 países, según los datos de la Unesco, que advirtió de los problemas para bascular hacia una enseñanza digital incluso en los países con buenas infraestructuras de información y comunicación.
En aquellos en los que esas tecnologías están menos disponibles, “la transición ha sido todavía más difícil o, incluso, imposible”.
“Los docentes necesitan formación para dar clases de forma eficiente a distancia y en línea, pero ese apoyo es escaso en los países menos desarrollados”, señaló.
En el África subsahariana, solo el 64 % de los maestros de primaria y el 50 % de los de secundaria han recibido una formación mínima que, a menudo, no incluye el entorno digital.
Para la subdirectora general de la Unesco para la Educación, Stefania Giannini, “esas desigualdades constituyen una amenaza para la continuidad en el aprendizaje en este periodo de perturbación sin precedentes de la educación”.
Giannini contó que trabajan con 90 socios del sector público y privado para “elaborar soluciones universales y equitativas que permitan que la revolución digital sea inclusiva”.
Con información de La Patilla.