El asesino del calendario: Las mató el mismo día, en dos países distantes, con 5 años de diferencia
Un mismo día 30 de mayo, con cinco años de diferencia, Natalee Holloway y Stephany Flores dejaron de respirar bajo las manos de su verdugo: Joran Van der Sloot. Natalee murió el lunes 30 de mayo de 2005; Stephany el domingo 30 de mayo de 2010.
Rubia, de ojos azules, de 1,63 m de altura y unos 50 kilos, Natalee era una chica más bien menuda y muy alegre. Se había graduado con honores y esperaba obtener una beca para estudiar medicina en la universidad de Alabama.
Llegó a Aruba, una isla caribeña paradisíaca que depende del Reino de Holanda, con 124 compañeros del colegio secundario Mountain Brooke, de Alabama, Estados Unidos, el 26 de mayo de 2005. Era su viaje de graduación y estaba feliz.
Esa noche del domingo 29 de mayo, como era la última del viaje, el grupo de estudiantes salió a divertirse. La joven llevaba puestas una mini de jean, una musculosa verde rayada y en la muñeca tenía abrochada la pulsera turquesa del hotel Holiday Inn donde estaban todos alojados. En las fotos que sacó su compañera de colegio, Jessica Caiola, se la ve bailar y reír. Jessica no era muy amiga suya, pero igual le hizo varias fotografías esa noche en el pub Carlos ‘n Charlies, de Oranjestad. Serían las últimas imágenes de Natalee antes de su ausencia eterna.
Con Jessica habían decidido volver juntas al hotel. Era la una y media de la madrugada del lunes 30 de mayo y estaban en la puerta del pub-discoteca. Pensaban tomar el minibus para turistas que recorre la zona hotelera. Sin embargo, a último momento, se separaron. Natalee quiso comprar algo para comer y se perdieron de vista entre la gente.
Es en esos instantes que Natalee se habría cruzado con el mismo chico que habían visto los días anteriores en el casino y en el hotel: Joran van der Sloot. El joven tiene 17 años, mide 1,91, es sumamente atractivo y simpático. Vive en la isla, pero es holandés y está con otros amigos que son de Surinam. Nada parece denotar peligro. Sería en ese momento que Joran le da charla y le ofrece llevarla hasta su hotel en la zona de Palm Beach. Natalee se sube al auto con ellos.
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Las mejores amigas de Natalee Holloway, Claire Fierman y Mallie Tucker, estaban muy preocupadas porque Natalee perdería el avión. Hablaron por teléfono con Beth, su madre, pero luego fueron enviadas de regreso a su país con la incertidumbre sobre lo ocurrido.
La noche de ese 30 de mayo pudo reconstruirse con certeza que Natalee se subió al auto con tres residentes de la isla: Joran van der Sloot (17) y los hermanos surinameses Deepak (21) y Satish (18) Kalpoe. Su madre Beth, con su instinto maternal, sospechó desde el principio que Joran van der Sloot estaba involucrado.
Los sospechosos señalados por varios testigos fueron ubicados rápidamente. Pero las mentiras y las diferentes versiones que fueron dando marearon a la policía en una isla pequeña donde nunca pasaba nada demasiado grave. Dijeron que la habían llevado al hotel; luego que la habían llevado a la zona del faro, en Arashi Beach, porque la adolescente quería ver a los tiburones; que se había bajado sola en la playa porque quería caminar; los hermanos Kalpoe sostuvieron que la habían dejado con van der Sloot en la playa y que luego éste la había dejado allí dormida… Falsedades que generaron mucha confusión. Fueron arrestados y vueltos a liberar en varias ocasiones.
Durante los primeros días y semanas se buscó a Natalee con 50 soldados holandeses, 3 aviones F 16 de la real Fuerza Aérea de Holanda equipados con sensores infrarrojos, agentes especiales del FBI y buzos tácticos. Los lugareños también se sumaron a la tarea. No hallaron absolutamente nada.
Beth dio todas las batallas posibles para el esclarecimiento de la desaparición de su hija, pero no se lograron avances significativos. El 18 de diciembre de 2007, más de dos años después, el caso fue cerrado por falta de pruebas y sin ningún imputado.
Pero dos meses después de que el caso se cerrara ocurriría algo que obligaría a la justicia de Aruba a reabrir el expediente el primero de febrero de 2008.
La aparición de un video grabado en Holanda logró reavivar el caso.
El hombre que lo consiguió es Patrick van der Eem. Él había invertido meses en ganarse la confianza de Joran van der Sloot que, en ese entonces con 20 años, estaba libre y feliz estudiando en Holanda.. Una vez construida la relación de confianza con van der Sloot, se contactó con el periodista especializado en casos complejos, Peter R. de Vries. El periodista se entusiasmó con la propuesta de Patrick y le proporcionó las herramientas que necesitaba para conseguir el objetivo: una camioneta Range Rover equipada con tres cámaras y sistemas de audio.
Patrick le tendió una trampa a Joran y grabó todo lo que dijo. Y lo que dijo fue espeluznante. En esos videos que están subidos a Internet, Joran confiesa bajo la influencia de la marihuana. Relató que la chica había muerto y que se había deshecho del cuerpo con la ayuda de un amigo al que no quiso identificar. Éste la habría tirado al medio del mar desde un bote, mientras Joran volvía a caminando a su casa y armaba su coartada. El amigo que no quiere mencionar y que lo habría ayudado podría haber sido su propio padre Paulus.
Ante las preguntas de Patrick, Joran se explayaba: “Por supuesto que está muerta (…)Todo terminó mejor de lo que nunca hubiera soñado, Patrick, porque nunca la encontraron. Porque si la hubieran encontrado yo estaría hundido en la mierda (…) La conocí sólo dos días, a lo sumo habré estado con ella tres horas y media en total (…) Estábamos ahí y de golpe no se movió más. Por supuesto Pat, traté de reanimarla. Traté de sacudirla. Estaba ahí, sacudiendo a la perra. Quería llorar.
Si bien esta confesión bajo la influencia de la marihuana no sirvió para llevarlo a la cárcel, si le proporcionó algo de paz a Beth Holloway: “Recé varios años para tener una respuesta a lo que pasó y por fin la tengo. (…) Joran ¡podría haber llamado a una ambulancia!”. Beth está convencida de que Joran asaltó sexualmente a su hija y que con un cómplice la arrojó al mar todavía con viva.
Para poder poner tras los barrotes a Joran van der Sloot pasaría mucho tiempo y ocurriría otro crimen.
En los años que siguieron a la desaparición de su hija, Beth Holloway enfrentó varios pedidos extorsivos de Joran van der Sloot. Prometía darle información sobre el lugar dónde había descartado el cadáver a cambio de grandes sumas de dinero. En una ocasión le mandó a pedir 250 mil dólares..
El 10 de mayo de 2010, después de que van der Sloot los llevara a mostrarles el jardín donde dijo que su padre Paulus (que ya había muerto ese año) había enterrado a Natalee, el FBI le dio un anticipo de 25.000 dólares (10.000 en efectivo y 15.000 fueron depositados en su cuenta). Pocas horas después, con el dinero en mano, van der Sloot les mandó un mail diciendo que todo lo que había dicho era mentira. Y se embarcó en un vuelo rumbo a Perú.
Van der Sloot había sido más rápido que el mismísimo FBI. El criminal pudo viajar por la sencilla razón de que los agentes federales no habían presentado rápidamente cargos en su contra, ni habían pedido a las autoridades de Aruba que fuera detenido.
Esto enfureció a los Holloway. Y, en pocos días, otra mujer pagaría con su vida la gran ineptitud de los agentes.
Stephany Tatiana Flores Ramírez tenía 21 años, era estudiante de economía, y era hija de Marielena Ramírez y Ricardo Flores, ex presidente del Automóvil Club de Perú, empresario y corredor de autos. Tenía un hermano llamado Enrique. Vivían en el barrio Chacarilla de la capital peruana.
Se dijo que la noche en la que moriría había tenido una discusión con su padre. Stephany era rebelde y le gustaba jugar al póker. Salió con amigas y luego con alguien que había conocido hacía un par de días: Joran van der Sloot en un casino donde él también jugaba póker.
Esa noche del domingo 30 de mayo de 2010, exactamente cinco años después del crimen de Natalee, Stephany fue estrangulada en el hotel Tac, del barrio Miraflores de la ciudad de Lima, Perú. Su cuerpo fue encontrado dos días después, en la habitación 309, por una empleada de la recepción. Era la madrugada del miércoles 2 de junio cuando la recepcionista Adely Abad Marchena atendió el teléfono. Era una llamada para un ciudadano holandés de una mujer del casino Atlantic City. Pero en la habitación no respondía nadie. Adely chequeó entonces el estado del cuarto y vio que el extranjero debía dos días de alquiler. Entonces decidió subir a la habitación. Golpeó sin obtener respuesta alguna, pero se escuchaba el televisor encendido. Fue al primer piso del hotel y le comunicó el tema a la administradora que le indicó que volviera a la habitación con una llave. Adely testificó que al entrar observó que “la señorita Stephany se encontraba tirada en el piso de espalda y las rodillas flexionadas hacia la pared. Sangraba por la nariz por lo que me asusté y salí de ahí”.
.Las causas del deceso de Stephany fueron hemorragia cerebral y fractura de cuello. Joran van der Sloot se defendió diciendo que había salido de la habitación para comprar dos cafés y que, al volver, había encontrado a Stephany revisando su computadora portátil asustada porque había hallado información del caso Holloway. La furia que le sobrevino y su paranoia con que el FBI lo estaba persiguiendo habría hecho que terminara asesinándola. Reveló que ella estaba muy atemorizada por lo que había leído en su laptop sobre el crimen de Natalee y que empezaron a pelear. Después de la discusión ella habría querido escapar y él afirma que le pegó en la nariz con el codo derecho, con un movimiento de karate le dió un gran golpe en la nuca, la estranguló durante un minuto completo y la terminó asfixiando con su remera ensangrentada. La violencia utilizada por van der Sloot era impactante. Además, faltaban 5000 dólares que Stephany había ganado en el casino.
Cuando le contaron las noticias, Beth Holloway decidió volar a Perú. Quería enfrentar al asesino de su hija y de Stephany en la prisión, mientras esperaba ser juzgado.
Su madre Anita Hugen dijo entonces, rompiendo el silencio, a De Telegraaf: “Joran está enfermo dentro de su cabeza y no acepta ayuda. Si él hizo esto debe enfrentar las consecuencias. No puedo consolarlo”.
Fue juzgado por el homicidio de Stephany, declarado culpable de asesinato y condenado a cumplir 28 años de cárcel.
En 2006 Dave Holloway publicó un libro, escrito junto a otros dos autores de la isla, La trágica historia inédita de Natalee Holloway y la corrupción en el paraíso.
El 2 de octubre de 2007 Beth lanzó su propio libro: Amada Natalee: testamento de esperanza y fe de una madre. Ella creó también la Fundación Internacional Viajes Seguros, sin fines de lucro, para promover que los viajeros estén a salvo. En 2010 abrió en la ciudad de Washington el Centro de Recursos de Natalee Holloway, dentro del Museo Nacional de Crimen y Castigo, para ayudar a las familias de personas desaparecidas.
En el año 2009 se estrenó la película Natalee Holloway, dirigida por Mikael Salomon, basada en el libro de su madre. En 2011 se realizó otra llamada Justicia por Natalee Holloway, dirigida por Stephen Kay. Y luego hubo un nuevo documental llamado Desaparecida. Además de varios episodios en series sobre crímenes y una media docena de libros escritos sobre su historia.
El caso no perdió vigencia. Era imposible no identificarse con una tragedia sucedida durante un viaje de egresados.
Dave Holloway, seis años años y medio después de la desaparición de su hija Natalee, le pidió al juez Alan King que la declarase muerta. Quería dejar de pagar su seguro médico y su fondo universitario de 2000 dólares para poder ayudar económicamente a Mateo, su hijo menor. El 12 de enero de 2012 fue declarada oficialmente muerta.
Fue durante un reportaje que finalmente los dos casos (Holloway/Flores) quedaron conectados en las propias declaraciones de van der Sloot. El 17 de marzo de 2016, confesó otra vez haber asesinado a Natalee en un video difundido a la prensa por los periodistas del National Enquirer y Radar Online. Él ya estaba preso por el crimen de Stephany y no sabía que estaba siendo grabado: “Siempre le he mentido a la policía. Nunca les dije la verdad. Inventé muchas historias y nunca dije todo. La policía nunca sabía lo que tenían que preguntarme. Creo que fue una de las peores investigaciones policiales (…) Soy culpable también del caso Holloway y acepto todo lo que he hecho”.
Esos 51 segundos -que fueron grabados en el penal de máxima seguridad de Challapalca, en Puno, Perú, donde está confinado desde 2014- le dieron un cierre casi definitivo a la historia.
Joran van der Sloot (nacido el 6 de agosto de 1987 en Arnhem, Países Bajos), fue estudiado por los psicólogos quienes determinaron que posee una personalidad psicopática y que la vida humana le resulta absolutamente indiferente. Se estima que aquella noche en la playa, alguna negativa de Natalee lo molestó y despertó su ira asesina. La misma cólera que lo habría llevado a matar a Stephany cinco años después.
En julio de 2014, Joran van der Sloot se casó, en el aislado penal donde vive a más de 4500 metros de altura, con una contadora peruana de 24 años: Leydi Carol Figueroa Uceda. Ella estaba embarazada de siete meses. El 28 de septiembre de 2014 nació su hija, Dushy van der Sloot, llamada así en memoria a su bisabuela paterna holandesa.
Se creyó que con el matrimonio van der Sloot buscaba obtener la nacionalidad peruana para evitar ser extraditado a los Estados Unidos, donde es requerido por fraude y extorsión a Beth Holloway, delitos federales que podrían haberlo condenado a prisión perpetua en ese país.
Pero el criminal convicto fue por más. El diario holandés De Telegraaf publicó, el 2 de noviembre de 2018, que van der Sloot y su mujer Leydi Figueroa Uceda, están siendo investigados en Perú por haber lavado 350 mil dólares provenientes de estafas a casinos. Con ese dinero Leidy habría comprado un lujoso departamento en una zona residencial de Lima.
Cuando haya cumplido su condena en Perú, en julio del año 2038, podrá ser extraditado a los Estados Unidos. Recién entonces su primera víctima, donde sea que esté, descansará en paz.
Con información de La Patilla