Envejecer en Venezuela: una historia llena de dificultades

La crisis que atraviesa Venezuela ha afectado enormemente a todos los estratos de la población criolla, sin embargo son los adultos mayores son los que día a día ven más mermadas sus condiciones.

Según un reporte de Infobae, en América Latina, el ranking de los cinco mejores para el adulto mayor son Panamá 67,7, Chile 66,3, Uruguay 59,8, Costa Rica 59,6 y Argentina 57.

Sin embargo entre los peores para envejecer se encuentra Venezuela con 35,9 calidad de vida.

Luis Francisco Cabezas, director de la ONG venezolana Convite, alega que “no se han hecho más estudios globales por la poca colaboración de algunos gobiernos del mundo pero lo que tenemos nos da indicadores de dónde estábamos y estudios propios nos dan luces en qué situación estamos actualmente en nuestro país, el cual está inmerso en una crisis humanitaria compleja”.

“Aquí hay unos 3 millones 800 mil personas que superan los 60 años y son una población en riesgo debido a la crisis económica, social y sanitaria”, indicó.

Además señala que “la diáspora es un elemento que agrava la crisis. En muchos casos hemos detectado que los ancianatos venezolanos se han convertido en depósitos de adultos mayores: no hay quien se ocupe de ellos. Hemos escuchado testimonios que señalan que la gente no tiene con quién dejar a su viejos, sobre todo el que se va del país”.

Añadió que entre “los ancianatos que maneja el gobierno son unos 60 y son los que más problemas de suministro de alimentos y medicinan presentan. En Venezuela, la política social para el anciano se reduce al pago de una pensión mensual de Bs. 40.000 (menos de dos dólares al tipo de cambio oficial).

Por su parte manifestó que “Las fallas en los servicios públicos como el suministro de agua potable, gas, electricidad y en la recolección de basura y el abastecimiento de alimentos de calidad afectan a todos los venezolanos pero hacen mella en la salud de los mayores”.

Hemos detectado casos de ancianos que cocinan con leña y usan agua no potable para atender sus necesidades básicas”, sostuvo.

Insara Rodríguez, 65 años de edad, tiene Parkinson desde hace 15 años, es maestra jubilada y tiene tres hijos, en ocasiones duerme en casa de su hermana menor y en otras se queda en casa de algún amigo.

“Vivo en el estado Vargas y en estos momentos busco un lugar en un ancianato del gobierno. No tengo los 30 dólares que me están cobrando por rentar una habitación con baño privado en una casa grande. Recibo jubilación por mi edad y por el ministerio de educación. Apenas me alcanza para comer y las medicinas para tratar la patología las consigo mediante donaciones y entre mis amigos enfermos como yo. Desde 2015 dejé de recibir una caja de medicamento al mes que me asignaba el gobierno. Bajo el mandado de Maduro suspendieron el programa que nos ayudaba a muchos. El año pasado recibí dos cajitas de remedios en una jornada que hizo el ministerio de salud”, expresó.

Espera que la situación en Venezuela cambie “para que se estabilice la economía y podamos comprar los remedios con lo que recibimos los retirados. Este país tiene que estar mejor”.

“En poco tiempo no estaré en condiciones de salir sola a la calle y me tengo que preparar para estar en un sitio tranquilo, por eso quiero estar en un ancianato”, concluye.

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