A un año de la introducción del Bolívar Soberano: ¿Cuánto subieron los precios?

 

Hace exactamente un año Venezuela estrenaba el bolívar soberano, la nueva moneda con cinco ceros menos que sustituía al bolívar fuerte, víctima de la hiperinflación del país, la más alta del mundo.

Había llegado a tal extremo la devaluación del viejo bolívar que los artículos más cotidianos costaban cientos de miles o millones de bolívares, haciendo imposibles de manejar las cuentas de las empresas y también las de muchas familias, cuyo poder adquisitivo se veía devorado día tras día por la subida de los precios.

Se necesitaban decenas de billetes para comprar incluso un café.

¿Qué ha cambiado un año después?

Menos de lo que quería el gobierno de Nicolás Maduro.

Cuatro días después de la entrada en vigor de los nuevos billetes el 20 de agosto de 2018, un kilo de aguacates costaba 27,50 bolívares soberanos en un supermercado de Caracas. Este miércoles, su precio estaba en 7.780, es decir, 283 veces más que entonces.

El kilo de zanahorias, que entonces estaba en 40 bolívares soberanos, costaba esta semana 9.900, 247 veces más.

Otro artículo muy consumido en un país en el que muchas comunidades no cuentan con un suministro regular de agua potable, la garrafa de agua mineral de cinco litros, costaba 136 bolívares cuando se estrenó la nueva moneda. Esta semana su precio había alcanzado los 22.305 bolívares.

El kilo de patatas, que costaba 73,93 de los nuevos bolívares, se vende ya por 23.500.

Como muestran estos productos, la subida de los precios se ha mantenido y afecta a todos los productos, incluidos los de primera necesidad.

“Sube sin parar”

El impacto de esta imparable alza es el tema de conversación dominante en todos los mercados, reseñó BBC Mundo.

Carolina, telefonista que compra a menudo en un mercado de una zona de Caracas tradicionalmente considerada como de clase media, se queja de que “la harina PAN (de maíz para hacer las tradicionales arepas) ya cuesta casi 17.000 bolívares. Sube sin parar, como el aceite, como la pasta, como todo”.

Son los efectos para la gente de la inexorable pérdida de valor del bolívar soberano, que no parece haber tenido más éxito que su predecesor, algo que ya advirtieron muchos expertos cuando apareció.

El bolívar soberano venía para corregir todos esos males, prometía el cuestionado presidente Nicolás Maduro en los largos mensajes que dirigía al país a través de la televisión estatal en aquellas fechas. Debía provocar un “equilibrio reevaluador” en la economía venezolana.

Maduro, que ha culpado reiteradamente de la hiperinflación a “la especulación contra la moneda venezolana” impulsada desde Estados Unidos y Colombia, los ejes de la “guerra económica” que a su juicio sufre su país, aseguraba que el nuevo cono monetario le pondría fin.

Un año después, el bolívar soberano es de lo poco que queda de un plan que el gobierno dejó de hablar hace tiempo y un recorrido por las calles de Venezuela refleja su escaso éxito en el objetivo de contener la hiperinflación.

El Banco Central de Venezuela (BCV) publicó en mayo que la inflación de Venezuela había cerrado 2018 por encima del 130.000%, aunque otras estimaciones apuntan a una cifra aún mayor.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que en 2019 llegará a un estratosférico 10.000.000%.

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