Consiguieron su ADN con una encuesta y descubrieron que era el asesino de dos adolescentes

El 6 de marzo, tras cruzar la entrada de gravilla, autoridades policiales tocaron en una casa de color azul claro en Lakewood, Wisconsin, una ciudad aislada de unas 800 personas aproximadamente a una hora y media al noreste de Green Bay.

Tras la puerta apareció Ray Vannieuwenhoven. Un viudo de 82 años, conocido en la zona como “old Ray” (“el viejo Ray”), según Associated Press (AP), un afable señor que ayudaba a los vecinos a reparar sus quitanieves y cortadoras de césped. A menudo se le veía escarbando en el vertedero local buscando piezas para las máquinas. Más allá de su reputación de tener mal carácter cuando bebía, no había ninguna otra mancha en la posición de Vannieuwenhoven en Lakewood, y él no había tocado una botella de alcohol en años debido a su estado de salud.

Según la denuncia penal presentada después en el tribunal, Vannieuwenhoven invitó al jefe de Policía del Condado de Oconto, Darren Laskowski, a entrar en su casa. El agente explicó que estaba pidiendo a los residentes que rellenaran una encuesta sobre la policía local. Vannieuwenhoven lo rellenó. Laskowski le pidió si podía guardar el formulario en un sobre, y después de que el viudo pasó la lengua por la solapa, el oficial se marchó.

Vannieuwenhoven no se dio cuenta de que estaba sellando mucho más que un simple cuestionario sobre servicio público. La encuesta era una farsa, una artimaña de los investigadores para conseguir una muestra de ADN de Vannieuwenhoven. La evidencia le pondría en la mira de un brutal asesinato doble y una violación de 1976, que había dejado perplejos a los investigadores durante décadas.

Vannieuwenhoven fue arrestado a los días, informó Green Bay Press-Gazette. Le acusaron de dos cargos de asesinato en primer grado y un cargo por agresión sexual en primer grado. Él se declaró no culpable de los delitos, pero con su próxima comparecencia ante el tribunal programada para finales de este mes, han surgido nuevos detalles sobre el presunto delito y los antecedentes penales del acusado, que impactaron a sus nuevos vecinos.

El crimen ocurrió el 9 de julio de 1976. David Schuldes tenía 25 y trabajaba en el departamento de distribución de Press Gazette. Ellen Matheys tenía 24 y un trabajo en la biblioteca Green Bay de la Universidad de Wisconsin, según AP. La pareja, que se había comprometido, acampaba aquel fin de semana en el parque McClintock, al noreste de Lakewood.

Según la denuncia criminal, después de montar su tienda, la pareja se dirigía a dar un paseo por la naturaleza. Antes de partir, Matheys usó un baño del camping. Mientras Shuldes esperaba fuera, fue derribado por un disparo de un rifle de calibe .30. La bala entró en su cuello, matándolo en el acto.

Matheys huyó o la forzaron a dirigirse a un área boscosa a 90 metros del sanitario. La agredieron sexualmente, y después le dispararon dos veces en el pecho. Sobre las 14:30 horas del 9 de julio de 1976, descubrieron el cuerpo de Schuldes. Después de una búsqueda intensiva, encontraron a su prometida a la mañana siguiente. Según AP, los investigadores inmediatamente descartaron un robo. El agresor no se había llevado el dinero en efectivo que llevaba la pareja, y Shuldes tenía todavía la cámara colgando de su hombre.

En el cuerpo de Matheys hallaron semen, según la denuncia. Preservaron una muestra.

Sin un motivo claro o sospechosos viables, el caso quedó en el limbo. Pasarían décadas antes de que los avances tecnológicos en 1990 permitieran a los investigadores retomar la muestra de semen descubierta sobre la víctima. Pero al comprobar la secuencia de ADN en una base de datos nacional no lograron sospechosos.

En marzo de 2018, los investigadores solicitaron ayuda a Parabon NanoLabs, una compañía que ha revolucionado la investigación de antiguos casos al combinar el ADN del sospechoso con las bases de datos genealógicas.

En diciembre de 2018, la compañía “pudo restringir un grupo de sospechosos a una familia específica vinculada al área de Green Bay, Wisconsin”, según la denuncia, identificaron “a la familia de Gladys M. Brunette y Edward K. Vannieuwenhoven como posibles sospechosos del homicidio”.

La pareja tenía cuatro hijos y cuatro nietos -todos posibles sospechosos en el crimen de 1976-. Los investigadores comenzaron a descartar muestras de ADN de los hijos. Eliminaron la posibilidad de que fuera el primer hijo cuando la policía revisó su basura y encontró un inhalador que comparó con la muestra de la escena del crimen. Una taza de café conseguida por un vecino descartó al segundo de los hijos.

En cuanto al tercero -Ray Vannieuwenhoven- la policía inventó la excusa de la encuesta policía. Los investigadores compararon su muestra de ADN en la solapa del sobre con el de Matheys.

En su primera audiencia en la corte el 22 de marzo, Vannieuwenhoven negó los cargos: “No culpable, no culpable, no culpable”, le dijo al tribunal, según AP. El juez ordenó que lo arrestaran con una fianza de USD 1.000.000.

En las semanas siguientes, sin embargo, emergió un retrato más profundo del sospechoso, uno que complica la imagen que tenían muchos de los vecinos de la pequeña ciudad.

Según el obituario, la mujer de Vannieuwenhoven, Rita, murió en febrero de 2008, meses después de que la pareja celebrara su 50 aniversario de boda. El matrimonio tenía tres hijas, tres hijos y nueve nietos.

Pero Vennieuwenhoven también tenía un pasado criminal. En 1957, un Vannieuwenhoven de 20 años – fue arrestado por atacar a dos chicas, de 17 y 16, según informó Press-Gazette. Ninguna de ellas resultó herida de gravedad, pero él enfrentó cargos y fue sentenciado a seis meses de prisión. Según el periódico, Vannieuwenhoven dijo que sólo intentaba asustarlas.

Tres años más tarde, en 1960, Vannieuwenhoven se declaró culpable de no facilitar apoyo financiero a su esposa y a su bebé de un año, informó AP.

Pero según AP, su único comportamiento sospechoso reciente fue golpear a sus vecinos en Lakewood por lo que cambiaba su personalidad cuando bebía.

“Sé esto, cuando bebía era un hijo de puta”, le dijo un conocido a AP. “No querías estar cerca de él cuando bebía. No sólo yo, mucha gente”.

Con información de InfoBae.

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