Historias de médicos venezolanos que atendieron a sus compatriotas en el buque de EEUU

buque hospital

Doce doctores venezolanos residentes en EEUU trabajaron en el buque de la Marina USNS Comfort en su misión de seis días en donde atendieron a miles de personas en La Guajira, Colombia, entre ellos personas de su país.

Juan Manuel Zambrano es uno de ellos. “Es increíble poder volver a atender a tu gente”, dice el médico de 35 años que vive en Florida.

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Zambrano trabajó como médico general en Mérida hasta el año 2016 y en el buque ejerció como ayudante de cirujano y asistió a sus colegas más veteranos, según relata Univisión. “Es maravilloso tener una segunda oportunidad para ayudar”, dijo el doctor que lleva dos años en EEUU.

Raquel Girón, especialista en medicina ocupacional, relató: “Ser médico en Venezuela puede llegar a ser bastante frustrante. Tenemos los conocimientos para ayudar pero a veces no podemos por la falta de medicina”.

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Ahora los médicos se reencuentran, fuera de sus tierras, con compatriotas que buscan su ayuda como Noeli Silva que comenzó a hacer fila a las tres de la mañana buscando que atendieran a su hijo de 18 meses de dos hernias, una en el ombligo y otra en los testículos. “Desde que nació está en control en Maracaibo para que lo operen y nada”, relató la mujer que desde hace ocho meses se dedica a vender empanadas en Colombia.

Anaís Varios también es venezolana y lleva tres años viviendo en Colombia, pero aún no ha podido ir al dentista por no contar con los recursos. “Llevaba tres años que no me hacia nada en los dientes”, detalló.

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Los tratamientos más comunes son las cirugías para remover hernias y las cirugías de cataratas, según el médico venezolano Ariel Kaufman. Él reconoció que la misión los llenó de alegría y de ganas de seguir ayudando a sus compatriotas. “No podemos cambiar la crisis médica de Venezuela o la situación en Colombia con traer un barco acá por una semana, pero cada paciente tiene una historia de vida y, cuando lo ayudas, eso te da una gran satisfacción”, dijo, reseña Sumarium