Iván Duque: Cuando entre el nuevo periodo de Maduro, no vamos a mantener relaciones

Fotografía cedida por la Presidencia de Colombia que muestra al presidente colombiano, Iván Duque, durante su primera alocución desde la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo. EFE/David Romo/Presidencia de Colombia

El presidente de Colombia Iván Duque ofreció una entrevista al diario El Tiempo de Colombia, además atribuye que no toma sus decisiones ni por cálculos electorales ni por sondeos. Así lo reseña eltiempo.com


Por María Isabel Rueda / EL TIEMPO

¿A qué atribuye su desplome en las encuestas?

No gobierno con encuestas. Hago lo que el país necesita por su bien. Cuando una encuesta sale bien se trabaja el triple, y cuando sale mal se sigue trabajando el triple. No me inquietan emocionalmente, pero es obvio que las vamos a mirar con humildad y autocrítica.

Entre las marchas y paros, los obstáculos a leyes populares como las de anticorrupción en el Congreso, y el IVA en la canasta familiar, ¿qué cree que le ha hecho más daño a su imagen?

Algunos de esos temas coyunturales han caído en desinformación, o se han prestado para que ciertos sectores salgan a convertirlos en batallas para fomentar odios. Hay que ser claros en lo que estamos proponiéndole al país.

¿Por ejemplo, con la ley de financiamiento? 

Esta reforma busca reactivar la economía y generar empleo, pero, adicionalmente, corregir las inequidades tributarias. El sistema de compensación nos permitirá quitarles el IVA a las 4 millones de familias más pobres de Colombia, que hoy pagan un IVA del 19 % sobre el 53 % de la canasta familiar. Les bajaremos la carga a los que generan empleo, para que empleen más y remuneren mejor. Haremos mucho más transparente el régimen de personas naturales. A los que hoy declaran renta y no se les cobra no se les va a cobrar; y los que ganen más de 35 millones de pesos van a pagar un poquito más. A la clase media le vamos a permitir deducir hasta el 35 % de su renta. Y frente al IVA, no tiene sentido, María Isabel, que el Estado le regale a usted o a mí, por cuenta de bienes excluidos y exentos, más dinero que a las familias más vulnerables de Colombia.

Pero no hay un solo congresista que apoye el IVA a la canasta familiar ¿Cómo piensa pasar esta reforma? 

Creo en esa herramienta, pero no estoy cerrado a la banda, y me voy a remangar estas semanas que faltan para ayudar a construir esas soluciones. Nos toca hacer una labor de pedagogía y de debate, y también escuchar todas las opciones. Recibimos un presupuesto desfinanciado en 14 billones de pesos, en el eje de los programas sociales. Hablamos de 11 millones de hogares que reciben subsidios de energía, hasta el estrato 1, 2 y 3; que reciben el subsidio de gas; que tienen familiares en el programa de adulto mayor; en el PAE; que necesitan atención en el proceso de reincorporación; necesitamos esos ingresos para hacer un programa de equidad.

Del gobierno pasado le mandan a decir que el hueco de 14 billones es paja, que si acaso es de 7, y que de todas maneras está inflado por las aspiraciones de los ministros nuevos…

Yo se lo volteo. El presupuesto que fue radicado en el Congreso reducía la inversión pública en más de 7 billones de pesos, y aumentaba el servicio de la deuda en más de 18 billones de pesos. Si nosotros no hubiéramos hecho un canje de deuda para liberar esos recursos, estaríamos en una situación aún peor. Son decisiones prudentes en manejo de los pasivos, por lo que no solamente algunas calificadoras han mantenido su grado de inversión, sino que los mercados solicitaron 9.700 millones de dólares, y estamos apenas colocando 1.500. Al Congreso, de manera totalmente transparente, les mostramos rubro por rubro lo que estaba desfinanciado, y hubo un acuerdo de aprobar un presupuesto, sabiendo que entre los dos teníamos que buscar los 14 billones de pesos que estaban desfinanciados. La evidencia es la evidencia…

¿Las metas de su plan de desarrollo son más ambiciosas que realistas?

Son ambiciosas y son realistas. Pero lo que más me motiva es que se trata del Plan de Desarrollo que más énfasis le ha dado a la equidad.

¿Es la ‘economía naranja’ suficiente para convocar a la ciudadanía alrededor de un proyecto de país?

Es solamente una parte de nuestra agenda de gobierno. Para que usted vea órdenes de magnitud, hoy en Colombia aporta más al PIB ese sector que la minería y que sectores agropecuarios. Hablamos de una importante fuente de empleo, de emprendimiento. Aquí también les estamos apostando a la ciencia y a la tecnología. A la agroindustria y al turismo, al que tenemos que ver casi que como un nuevo petróleo, porque es una fuente de divisas y de conexión con lo cultural, con lo ancestral, con nuestro patrimonio biósfero marino, con nuestro patrimonio de parques naturales. Colombia tiene ahí un gran nicho que desarrollar.

¿Para qué desgastarse en el Congreso cambiando la Constitución y las leyes, cuando podría gobernar por decreto, o por resoluciones, o por directrices presidenciales; es decir, tomando decisiones?

Hemos combinado. Aquí se han tomado decisiones muy importantes por decreto, por ejemplo, la de proteger los espacios públicos, especialmente los de los niños, para que no estuvieran expuestos a los jíbaros en libertinaje consumiendo u ofreciendo drogas en las calles.

Dígame un resultado concreto de ese programa…

Hemos recuperado más de 4.000 parques que antes estaban llenos de consumidores, invadiendo espacios que deben ser para el entretenimiento y la libertad de nuestros niños. Las incautaciones, que han sido pequeñas, medianas y grandes, suman más de 4 toneladas. Por decreto también estamos a punto de sacar el esquema integral de protección de líderes sociales. Por decreto voy a dar autorización expresa a la Fiscalía General de la Nación para hacer extinción de dominio de los bienes no declarados por miembros de las Farc, para reparar a las víctimas. Por decreto hemos simplificado trámites. Sacamos, además, una directriz presidencial de austeridad. Lo que se ha presentado al Congreso son reformas que requieren ese mecanismo. Estamos combinando todas las herramientas.

¿Para usted cuál es el límite en el que la representación de una fuerza política en un gobierno pasa a ser ‘mermelada’? 

Tuve el inmenso honor de haber sido elegido por mis compañeros, durante dos años, como el mejor senador. Respaldé proyectos del gobierno anterior. Tengo la autoridad moral para decirle que ejercí mis responsabilidades como opositor o como ponente, o apoyando iniciativas, sin pedir absolutamente nada a cambio. Defiendo el interés genuino de un congresista de buscar proyectos para sus regiones, como intermediario entre las necesidades regionales y el gobierno. Pero que se haga a plena luz del día, con niveles de responsabilidad, con proyectos viabilizados, de la mano con sus autoridades locales.

¿Tiene alguna opinión sobre los últimos acontecimientos del caso Odebrecht? Se está abriendo una tesis en virtud de la cual el Fiscal debería acudir a la Corte, pedir un fiscal ‘ad hoc’ que no pertenezca al búnker, y usted en ese caso tendría que presentar la terna. ¿Le gusta esa figura para reforzar la credibilidad de la Fiscalía en este caso concreto?

El país tiene que mostrar, con el caso de Odebrecht, que somos capaces de ejercer las sanciones más drásticas contra la corrupción. El Fiscal procedió correctamente cuando se declaró impedido y entregó las investigaciones a la Vicefiscal. Si uno compara cómo ha avanzado la investigación en Colombia frente a otros países, ve muchísimos más avances. He visto una Fiscalía comprometida en la lucha contra la corrupción, con lo del PAE, con las enfermedades huérfanas, con carteles que tenemos de lavado de activos. De manera que si el Fiscal considera que el camino es acudir a un fiscal ad hoc y la Corte Suprema lo acepta, pues ahí estaremos proponiendo una terna de personas con las mejores calidades.

¿Cómo son de verdad sus relaciones con el Centro Democrático? ¿Habla usted con Uribe? ¿Le consulta decisiones? ¿Él le sugiere nombrar o desnombrar?

Tengo con él una relación muy buena, franca, de amistad, y me gusta conversar con él cuando tenemos el chance. Hablamos de cosas de país, hasta de cosas personales. El Centro Democrático es mi partido, y le tengo enorme gratitud y cariño. Pero en él también hay mucha deliberación interna. Ahora, en el tránsito de los proyectos en el Legislativo, vamos a tener que hacer más pedagogía, inclusive con ellos. No les veo problema a las diferencias.

Prefiero que podamos llegar a los consensos políticos y hacer las reformas desde el Congreso. Pero las fuerzas políticas tienen que sincerarse

¿Pero usted no se ha sentido sorprendido con posiciones del expresidente Uribe, como no apoyar la reforma tributaria, u ofrecer prima anual permanente al salario mínimo?

Inclusive estando los dos en el Senado teníamos coincidencias y diferencias. En la campaña fue igual. Lo importante es que seamos capaces de poner nuestras ideas sobre la mesa. Darnos, como país, la posibilidad de no seguir llevando las discusiones al incendio. El Congreso de Colombia ha existido por 200 años, y aquí ha habido tensiones y diferencias profundas, pero se han resuelto en el ámbito parlamentario. No puede ser siempre la protesta por encima de la propuesta. Quienes tienen responsabilidad política están en su deber de presentar propuestas y alternativas.

¿Comparte, Presidente, sí o no, la propuesta del presidente del Senado, doctor Macías, de convocar una constituyente? 

No estoy en eso. Es una aventura que genera muchas incertidumbres. Se trata de una propuesta que cada seis meses alguien sale proponiendo. Prefiero que podamos llegar a los consensos políticos y hacer las reformas desde el Congreso. Pero las fuerzas políticas tienen que sincerarse. ¿Quieren reformar la justicia y la política, o no las quieren reformar?

¿Siente que en el Congreso al Gobierno lo están atenazando, de un lado Germán Vargas y su gente, y del otro Petro y Robledo y su gente? 

Cambio Radical es un partido que ha venido presentando iniciativas importantes con las que incluso hemos tenido coincidencias. Siento que los partidos de gobierno también están construyendo con nosotros. Podríamos tener de pronto procesos mucho más ágiles, haremos autocrítica para mejorar la manera en la que estamos trabajando en el Congreso, pero no siento una tenaza. Yo no reconozco rivales políticos, María Isabel. Estaré en la Presidencia cuatro años. No estoy calculando mis decisiones con aplausos, ni por resultados electorales, ni por encuestas. Estoy gobernando en función de lo que el país necesita. Y me siento profundamente cómodo, dejándole a Colombia una economía creciendo, una política fiscal más trasparente, una política social que efectivamente llegue a los más vulnerables, en lugar de andar graduando contendores políticos que, repito, no reconozco.

¿Pero no teme que la oposición se la pase haciéndole marchas, paros, arengas que le compliquen la gobernabilidad? 

En este país se tiene que consolidar la idea de que es más importante la propuesta que la protesta.

¿Va a conciliar con los estudiantes?

No soy antagonista de los estudiantes. Ni su enemigo, ni su contendor. Tienen razón en que hay una deuda histórica con la educación. Pero no solo con la educación superior. Con la preescolar, con la jornada única, con muchas cosas. Por eso desde el primer día le dije a la ministra de Educación, vamos a trabajar por tener el presupuesto más alto que haya tenido la educación. Y lo logramos. Un presupuesto general de más de 41 billones. Un presupuesto de inversión de más de 4 billones de pesos, para darle 48 % más de recursos al PAE, para que los niños coman los 180 días. Debe alcanzar para duplicar en estos cuatro años la jornada única. Y frente a la educación superior, ¿qué logramos? Un acuerdo para darle en la base, IPC + 3 en el 2019, + 4 en el 2020, en el 21 y en el 22. Algo que no había visto nunca la universidad pública en los últimos años. Dar también más recursos de inversión, para mejorar sus plantas. Y buscamos con el Congreso y con los gobernadores el apoyo para tener 1 billón de las regalías también para esos propósitos.

Los estudiantes reclaman 500.000 millones de pesos más antes de terminar el año. ¿Por qué no hace un esfuercito y se los da?

Tengo que decirlo. No los hay. Se los dije a los rectores. En 100 días no puedo corregir todos los problemas del país. Hemos venido poniendo la casa en orden, enfrentando muchos chicharrones. Quiero que los estudiantes entiendan que esto no es un tire y afloje por recursos. Mal haría yo en comprometer recursos que no tengo, eso es una irresponsabilidad que no pienso cometer. Le pedí a la ministra Angulo que creemos una mesa, no de coyuntura, sino para tener el aporte permanente de los estudiantes de cara al plan de desarrollo.

Viene la discusión del salario mínimo, y está de moda una opinión del economista Stiglitz para quien un salario mínimo alto no influye necesariamente sobre el desempleo. ¿Usted está del lado de Stiglitz, o del ministro Carrasquilla, que en alguna oportunidad dijo que el salario mínimo en Colombia era muy alto? 

La tesis de Stiglitz, cuando se mira aislada, puede tener una validez, pero analizada en un país donde hay más de un 50 % de informalidad, tenemos otro reto. Colombia tardaría 30 años en llegar a ser un país de ingreso alto, y eso creciendo al 4%. Hoy estamos creciendo al 2,7%. Eso quiere decir que llegar a esos niveles nos tomaría 50 o 60 años. Si queremos acelerar ese proceso, tenemos que formalizar la economía. Por eso para mí es más importante en este momento hacer un gran ejercicio de formalización, porque estoy seguro de que trae consigo la mejora en los ingresos de los trabajadores y su productividad. Entonces hay que conciliar las dos ideas. Siento que estamos en el camino correcto.

Venezuela: opiniones calificadas sugieren que Colombia debería reabrir los canales diplomáticos con Venezuela. ¿Lo ha considerado?

El gobierno de mi antecesor no reconoció los últimos resultados electorales en Venezuela. Yo tampoco, como muchos otros países de la región. ¿Qué quiere decir eso? Que en enero, cuando entre el nuevo periodo del dictador con esa apariencia de formalidad, no vamos a hacer la pantomima de seguir manteniendo relaciones diplomáticas con un régimen que está violando la Resolución 1373 de Naciones Unidas, alojando terroristas en su territorio; y segundo, no vamos a premiar a un criminal de lesa humanidad que sistemáticamente está lacerando a su pueblo. Por ahora con Venezuela hay una relación consular y de negocios, como ocurre en este tipo de circunstancias.

¿Qué espera el Gobierno para levantarle la suspensión de las órdenes de captura a gente como el ‘Paisa’, a ‘Iván Márquez’ y a otros que no aparecen ante la JEP?

Es un lunar que tiene en este momento la JEP. ¿Hasta cuándo se va a dejar tomar el pelo la Justicia Transicional con que se presenten a través de apoderados personas como esas, pero no se sepa dónde están? Hemos estado muy atentos con la Fiscalía, y cuando información verificada demuestre que hay miembros de esa organización que están en actividades criminales, no tendré el más mínimo problema en levantar la suspensión de las órdenes de captura. Por lo pronto, estoy jugado en ayudarles a todas las personas que genuinamente están en el proceso de reincorporación, para que puedan hacer ese tránsito a la vida civil. Estoy jugado con que este país pueda tener verdad, justicia, reparación y no repetición. Pero al que esté en actividades criminales le caeremos con todo el peso de la Ley.

Las circulares rojas de Interpol contra líderes del Eln no han producido ni frío ni calor en Cuba ni en Venezuela, donde se refugian los miembros del Coce…

Creo que sí les han empezado a genera frío y calor. Y, sobre todo, más calor que frío. El Gobierno cubano tendrá que informar por qué está permitiendo en su territorio a personas con circular roja. Y la otra cosa que vale la pena que aclaren es cómo llegaron esas personas a Cuba. Claramente nadando no fue. Entonces tienen que decir de dónde salieron los aviones. Y qué tipo de aviones fueron.

¿Tuvo que mediar autorización del gobierno anterior para que alias Gabino esté en La Habana? Porque él no tiene calidad de negociador…

No tiene calidad de negociador, y no tengo la menor duda de que salió de Venezuela.

Vamos a pasar a unas preguntas para el capítulo que yo llamo ‘¿Y cómo es él?’…

¿Y en qué lugar se enamoró de ti?… (risas)

Desde hace más de 25 años duermo apenas cuatro horas diarias. Poco, pero muy bien. Y descanso. Tengo un ritmo de trabajo grande

Usted cumplió con la promesa de darles a las mujeres la mitad de la representación en el gabinete. ¿Cómo le ha ido con ellas? ¿Es cierto que somos más eficientes, pero de pronto también más conflictivas y rosqueritas?

Al contrario. Valoro muchísimo su trabajo. Pero, además, con ellas hemos roto paradigmas. Mire, por primera vez hay una ministra del Interior mujer. Y le ha tocado enfrentar una cultura política que de alguna manera tiene también machismo de por medio. Y aunque la atacan y tal, ella va sacando sus proyectos, está haciendo una buena labor. La ministra de Educación, también excelente. La ministra de Justicia ha tenido quizá unos tropiezos en el manejo parlamentario, pero me siento orgulloso de contar con una de las personas que más ha estudiado el sector de la justicia; no sé ni de qué partido es, no se lo he preguntado… Ángela Orozco ha hecho una tarea maravillosa, ya logró el cierre financiero de una de las 4G que estaba empantanado, y para marzo esperamos que el 70 % de los proyectos tengan el cierre financiero.

O sea, usted está feliz con sus ministras…

Están haciendo un gran trabajo, me siento muy contento. La ministra Alicia Arango sacó algo que quizá por la coyuntura no se vio tanto, el pacto por el trabajo decente centrales obreras-sector privado-gobierno; la ventanilla única de atención laboral. La ministra Constaín ha presentado el proyecto de reforma de las Tics para que haya más inversión. La ministra de Minas, María Fernanda Suárez, extraordinaria, lo mismo que la directora de Planeación y la directora del DPS. Veo a las mujeres del gabinete haciendo una labor espectacular.

¿Cuántas horas duerme?

Desde hace más de 25 años duermo apenas cuatro horas diarias. Poco, pero muy bien. Y descanso. Tengo un ritmo de trabajo grande. Aunque me he mesurado, a veces mando chats a horas non sanctas.

Dicen que su ritmo de trabajo es tal que hay varios ministros que se sienten ‘reventados’. De pronto no le llegan a los cuatro años…

Ese es un defecto que yo tengo.

Mucho se elucubra sobre su primer círculo. Pero me han contado que solo lo compone su esposa María Juliana. ¿Eso es cierto?

Totalmente. Ella es el polo a tierra. Es una mujer excepcional y además es muy crítica y al mismo tiempo muy atinada en sus comentarios. Siempre acudo a ella para saber su opinión.

¿Cómo le ha ido en Palacio? ¿Seguirá compartiendo su vivienda privada con la casa oficial? 

Pues hasta ahora no nos hemos mudado a la Casa de Nariño. Yo tengo una camita aquí para cuando me coge la noche muy tarde, pero nuestra casa es una conexión con mi vida, con mi círculo, con mis cosas que valoro mucho. Los niños también están muy apegados a su casa; entonces, pues ahí iremos viendo cómo manejarlo.

¿Qué le vuela la piedra?

La hipocresía, la injusticia, la mezquindad.

¿Pero qué se la ha volado durante estos 100 días de gobierno?

Por ejemplo, cuando hemos dejado que noticias falsas contra personas cojan vuelo. Me parece que se ha perdido la noción de proteger la honra en general en nuestro país. Otra cosa que me ha dado piedra es que soy muy incisivo con los resultados y siempre les digo a mis compañeros de gobierno que la diferencia entre un sueño y un proyecto es una fecha. Entonces, cuando yo pongo fechas para las cosas, me muero de la piedra de que no estén ese día.

¿Cómo es su relación con los medios? ¿Oye radio, pone noticieros de televisión, se lee los periódicos todos los días? 

Trato de estar informado. También los talleres Construyendo País me permiten ir llevando el pulso de lo que está ocurriendo. Tengo gran respeto por los medios de comunicación. Espero dejar muy claro como demócrata el valor que tiene la prensa libre, y obviamente también creo que su labor es estarse examinando para buscar la verdad y no sesgar la información.

Las encuestadoras preguntaron en ‘focus groups’ por palabras que lo identifiquen a usted en lo bueno y en lo malo. En lo bueno salió: joven, está aprendiendo, nuevo, carismático, natural, innovador y juicioso. En lo malo: sin identidad, sin significado, títere, mentiroso, farandulero. ¿Qué cree de ese balance?

Lo que dijo Darío Echandía: cuando hablan bien de uno, exageran; y cuando hablan mal de uno, también exageran.

Por cierto, ¿es verdad que se va a traer el retrato de Darío Echandía a Palacio?

(Señalando una pared). Voy a quitar a ese José Ignacio de Márquez que tengo ahí para poner a Darío Echandía…

¿Qué siente cuando le dicen que es frívolo?

Que no es cierto que ejerzo la presidencia con frivolidad. No voy a cocteles, apenas a un par de actos porque la ocasión lo amerita. Casi que le diría que estoy trabajando siempre.

¿Se arrepiente de haber recibido a Maluma, criticado por algunas letras de sus canciones?

No. Él y su familia tienen una fundación, El Arte de los Sueños, que viene trabajando para recuperar a jóvenes de la violencia y la drogadicción. Uno de nuestros pilares son los centros Sacúdete, para que en comunidades que han sido golpeadas por la violencia, podamos sacar jóvenes de esa tristeza, de esa amarga noche. La metodología de esa fundación es muy interesante, porque llega con la cultura, con música, con manualidades, con inspiración, a que los jóvenes entren a un proceso de recuperación y encuentren una forma de vida.

¿Es cierto que usted y su hermano tienen el ‘hobby’ de repetir de memoria los diálogos de las tres películas de ‘El Padrino’?

De varias, sí. Me fascina el cine. Desde niños hacíamos eso. Y hoy cuando nos vemos, molestamos entre los dos acordándonos de diálogos de películas, y a veces la gente se sorprende porque podemos hacer diálogos de 40 minutos completos de escenas…

En las redes se han burlado mucho de algo que usted le dijo a la directora de la Unesco. Que su plan de economía naranja tiene siete pasos, porque el número 7 es muy importante en la cultura: hay siete notas musicales, y hay siete enanitos… 

Son siete ideas que están plasmadas en la ley de economía naranja que tiene el mundo: información, instituciones, infraestructura, industria, inclusión, integración, inspiración. Sobre el chiste que a veces uso con los siete enanitos es porque una de las películas que cambió para siempre la historia del cine fue Blanca Nieves y los siete enanitos en 1937, la primera gran película animada que hizo Walt Disney. Está considerada en el top 10 de las películas más importantes de la historia de EE. UU. por el American Film Institute. Me llena de orgullo que la Unesco haya reconocido mi meta de poner la cultura en el centro del desarrollo.

Con una favorabilidad a la baja –que ojalá sea momentánea–, sin estado de opinión muy contundente a favor y con una gobernabilidad afectada por la falta de ‘mermelada’, ¿cómo va a gobernar, Presidente?

Uno no puede gobernar por encuestas. Hay que seguir gobernando con los principios. Gobernabilidad es más importante que ‘mermelabilidad’, que durante muchos años le hizo daño a Colombia. Si el costo es que las cosas se demoren más, lo pagaremos. Lo que en el pasado han llamado aplanadoras, pupitrazos, al final del día terminan generándoles un gran daño a las instituciones.

Y la última pregunta: usted apenas lleva 100 días. ¿Cree que como gobernante le queda mucho tiempo, o muy poquito tiempo? 

Cuatro años es poco tiempo para hacer muchas cosas, por eso los objetivos de Gobierno tienen que ser realistas. Y como es tan poquito el tiempo, estoy trabajando el doble, con total pasión por mi país.

MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO

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