El triste final de Ramón Valdés, el entrañable “Don Ramón”

Don Ramón

“Don Ramón” Valdéz siempre será recordado por millones de personas en todo América Latina por su personaje Don Ramón, en la famosa serie de televisión “El Chavo del Ocho”. Sin embargo, este actor que murió a los 64 años y que dejó una gran huella en el mundo del espectáculo, tuvo un triste final.

Nací niño y sigo siendo chavito: tengo el carácter de niño y los chavitos me entienden bien“, fueron siempre sus palabras a los pequeños que se encontraba camino al estudio para grabar la célebre serie a los cuales les firmaba autógrafos, les hacía bromas y les solía regalar un gran premio: el gorrito de Don Ramón.

Minutos después estaba el actor con el vestuarista antes de salir a escena para grabar El Chavo del 8, y se disculpaba por haberse olvidado la prenda en su casa. Todos los días lo mismo. Pero no había reto posible ni molestia, según reseñó Infobae, donde aseguran que el personaje le debía mucho más al propio Ramón Valdés que al ingenio creativo de Roberto Gómez Bolaños.

Este hombre de personaje malhumorado y cascarrabias, pero noble, humilde y de gran corazón, nació el 2 de septiembre de 1923 en Ciudad de México, pero criado en una familia numerosa y de bajos de recursos de Ciudad Juárez.

Para 1987 Ramón volvió a la televisión azteca con el programa ¡Ah, qué Kiko! junto a Villagrán, pero para entonces su salud ya estaba muy deteriorada. Un cáncer de estómago acababa con su vida y todo por el cigarrillo. Lo operaron y los médicos le aconsejaron que abandonara ese mal hábito, pero el actor hasta fumaba en su habitación del hospital.

Pese a la cirugía el tumor se terminó expandiendo, afectando su columna vertebral. El pronóstico fue cruel: le quedaban seis meses de vida. Ramón Valdés murió el 8 de agosto de 1988 a los 64 años, en la misma ciudad que lo vio nacer y también consagrarse. Pero lo hizo casi cuatro años después de que los médicos le hubieran dado aquel pronóstico fatídico.

Último adiós

Su entierro congregó a una multitud, recuerda el medio argentino. Además, asistió su gran amigo Carlos Villagrá, también el Señor Barriga y el Profesor Jirafales (para los puristas, Édgar Vivar y Rubén Aguirre, respectivamente). Frente al cajón una mujer lloró sin consuelo durante dos horas; se llamaba Angelines Fernández, la conocían como la Bruja del 71.

Sin embargo, hubo varios ausentes. Entre ellos destacan: María Antonieta de las Nieves, la Chilindrina, quien para el momento se encontraba en trabajando en Perú. Durante años lamentaría no haber acompañado a Ramón Valdés en sus últimos días, y en su adiós.

Aparte, Florinda Meza, a quien nadie le extrañó que no se acercara a dar el pésame. Roberto Gómez Bolaños también podría haber asistido. Tiempo después, el propio Chespirito reconoció como un gran error no haber ofrecido sus respetos a quien hizo por él lo máximo que uno puede hacer por el otro: provocarle una sonrisa.

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