Vladimir Villegas: El Gobierno ha utilizado el diálogo con objetivos nada nobles
A juicio del periodista Vladimir Villegas la acciones del Gobierno de Nicolás Maduro contra la oposición venezolana han entorpecido la posibilidad de instalar una mesa de diálogo para resolver los problemas socio económicos del país.
“Es indudable que la grave crisis existente en Venezuela, que se traduce nada más y nada menos que en un empobrecimiento severo de la población (…) en un alarmante deterioro institucional (…) obliga a que los venezolanos busquemos fórmulas que conduzcan a soluciones, con el objetivo de reconstruir el país”, así lo dijo Villegas durante una entrevista concedida al portal Los Andes.
Tal aseveración corresponde al periodista Vladimir Villegas, quien ve el proceso de diálogo entre los factores políticos de Venezuela como una viable solución, pero califica al mismo como “extraño”.
Villegas cree que ante esta situación una alternativa válida, aunque no cuente con un claro apoyo popular como seria lo deseable, es abrir camino a un proceso de diálogo, negociación y acuerdos. “En eso ya llevamos largo tiempo, y solo se han acumulado frustraciones tras frustraciones”, recalca.
Dimes y diretes
El comunicador enjuicia que varios de estos intentos de diálogo han terminado en dimes y diretes “absolutamente absurdos”. “El Gobierno ha utilizado el diálogo con objetivos nada nobles. Ganar tiempo, hacer ver ante la comunidad internacional que está dispuesto a ir a una negociación política y tratar de mal poner a la oposición ante sus seguidores. Si hay un contacto entre ambos sectores ahí salen conocidos voceros del oficialismo a ‘echarle dedo’ a los dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD)”.
“Diarrea” de insultos
A eso se le agrega – según Villegas – la “costumbre” del Jefe del Estado de “disparar insultos” a diestra y siniestra contra los dirigentes opositores más destacados, no importa si con ellos se ha abierto un espacio de diálogo o de intercambio de propuestas para iniciarlo. “Apátrida, basura, sucio, traidor, malandro, son algunos de los proyectiles que salen de la boca del Primer Magistrado. A eso agreguemos los ‘mazasos’ (de Diosdado Cabello) que semanalmente también vienen cargados de sus dosis de veneno. Mientras esto ocurre no falta quien haga loas de una supuesta ley contra el odio que en medio de esa diarrea de insultos parece un monumento al cinismo”.
Sin respeto no hay…
Para Villegas, en este ambiente – aunque se traiga a la ONU completa, al Vaticano, ni que revivamos a Mandela y lo busquemos para que ayude al proceso de diálogo de Venezuela – habrá forma de que un intento de negociación se cristalice para el bien del país.
“Si no hay respeto no puede haber diálogo. Si no hay un uso prudente del lenguaje no hay manera de que una iniciativa de esa naturaleza camine con pie firme. Y cuando esto se hace en medio de una campaña para elecciones de gobernadores queda claro que el Gobierno no quiere dialogar sino sacar una tajada electoral por la vía de la descalificación y desmoralización de sus adversarios, a quienes también hay decirles unas cuantas cosas”.
¿Diálogo igual a pecado?
El periodista considera que la oposición agrupada en torno a la MUD ha abordado este asunto con muchas equivocaciones de por medio. La primera de ellas es que asume el diálogo y las negociaciones políticas como si se tratara de un pecado. “Es inocultable su sentimiento de culpa. No son capaces de convocar una rueda de prensa en lugar de refugiarse en comunicados ambiguos y temerosos del qué dirán. Si se cree en la necesidad de sentarse con el Gobierno para hallar fórmulas de acuerdo, ¿cuál es el problema en hablarle claro al país y dar las decenas de argumentos que existen para tomar esa decisión?”, cuestiona.
Complejos
Por ello Villegas es de la idea que el Gobierno aprovecha los complejos presentes en la dirigencia opositora. “Golpea en ellos como lo hace el boxeador en la ceja abierta de su oponente. Mientras la Mesa no supere sus complejos esta situación va a repetirse. Para ello tiene que terminar de ponerse de acuerdo sobre cómo afrontar un proceso de esa naturaleza. No hay, al parecer, diálogo real e incluyente en la propia MUD sobre este asunto”.
Unos pocos
A juicio del comunicador, sólo “unos pocos” toman la decisión de sentarse, pararse, asistir o no asistir a los encuentros de intentos de diálogo. Mientras otros o toman distancia para no verse “salpicados por los posibles efectos negativos” de esos contactos o simplemente son dejados “como la guayabera”. “Mientras no resuelvan esos complejos y sigan haciendo concesiones a sus propios miedos y cálculos subalternos, este asunto no va a marchar bien”, añade.
Sin ambigüedad
Villegas es enfático al decir que quienes son partidarios de una negociación política, tienen que asumirlo sin ambigüedad. “No se puede actuar frente a esto como si se estuviera cometiendo un delito, como si se ejecutara un acto de traición. Dialogar, conversar, negociar y llegar a acuerdos forma parte de la naturaleza humana. Es un recurso que no tiene que ser desechado para complacer a guerreros del teclado o a extremistas de oficio que viven de la extorsión ‘moral’, que se han convertido en inquisidores de toda acción que no derive en salidas ‘fast track’ como las que ya hemos visto fracasar en el país”.
Explica que al evaluarse la conducta del Gobierno y de la oposición frente a este asunto del diálogo y la negociación política, no es difícil llegar a la conclusión de que todavía estamos lejos de acuerdos que hagan viable la convivencia política en el país como paso previo a encontrar las soluciones a tantos problemas acumulados por una “equivocada y desastrosa” manera de gobernar.
“Ambos sectores tienen que actuar con responsabilidad frente a este asunto. ¿O no saben que si se cierra la puerta a una negociación política estamos alentando nuevamente a demonios que se hacen los dormidos a la espera de una oportunidad para aparecer y desatarse?”, acentúa.
El gobierno venezolano y la oposición empezaron a recorrer un camino espinoso para sentar las bases de un diálogo. ¿Tendrá éxito esta apuesta en la que el chavismo se vería obligado a comprometerse con unas elecciones presidenciales que difícilmente ganaría?.
¿Qué buscan las partes?
.-Por iniciativa del Gobierno dominicano y las Naciones Unidas, las partes iniciaron contactos exploratorios para definir una agenda de negociación.
.-Acordaron que México, Chile, Bolivia y Nicaragua acompañen el proceso, y retomar los acercamientos el 27 de septiembre.
.-Para la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD), el principal punto debe ser la fecha de las presidenciales, previstas para diciembre de 2018.
.-El presidente Nicolás Maduro garantiza esos comicios, pero la MUD quiere que se comprometa ante la comunidad internacional.
.-“Venezuela no a va regalarle el poder político a la oligarquía, no se lo vamos a dar”, dijo recientemente Maduro al vaticinar un triunfo.
.-La MUD también exige la liberación de los llamados presos políticos y atender la emergencia humanitaria, como se refiere a la escasez de alimentos y medicinas por la grave crisis económica, reflejada además en una inflación que según el FMI cerrará en 720% este año.
.-El Gobierno no ha sido explícito en sus demandas, pero analistas coinciden en que busca “oxigenarse” frente a la dura presión internacional, y que la oposición reconozca a la Asamblea Nacional Constituyente chavista que rige con poderes absolutos desde el 4 de agosto.
.-Maduro además quiere el reconocimiento internacional de la Asamblea Constituyente para establecer convenios internacionales que solo puede autorizar el Parlamento venezolano – de mayoría opositora – y aliviar la obstrucción que tiene para conseguir recursos.
.-Esta cuestión es clave tras la prohibición de Estados Unidos de transar nueva deuda emitida por el Gobierno y la petrolera estatal Pdvsa.
.-Esta nueva tentativa para negociar una salida a la crisis llega tras intentos fallidos en 2014 y 2016.
.-Si Maduro se obligara en el papel a realizar las presidenciales, ese compromiso podría ser desconocido por la Constituyente, que según el mandatario es un “suprapoder” y funcionará al menos por dos años, más allá del fin de su mandato, en enero de 2019.
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