Julio Borges pidió nuevamente a la FANB ponerse del lado del pueblo

Julio Borges en el Palacio Federal Legislativo | Foto: Twitter

Julio Borges en el Palacio Federal Legislativo | Foto: Twitter

Este miércoles 5 de julio, el presidente de la Asamblea Nacional, diputado Julio Borges dio inicio a los actos protocolares en el Palacio Legislativo, con motivo a los 206 años de la firma del Acta de la Independencia.

En un breve discurso, Borges nuevamente pidió a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) ponerse al lado del pueblo y no de una parcialidad política.

El sistema militar es el de la fuerza y la fuerza no es el Gobierno. Los hombres y las mujeres de armas son parte de la custodia del orden civil. Por lo que Venezuela clama la liberación de la conciencia dentro de la Fuerza Armada Nacional”, expresó Borges.

Destacó que “es la hora de salvar a la República y de servir a la Constitución. La República civil bien vale la reconciliación de todos los venezolanos”.

Muy pronto estaremos conviviendo cívicamente en un país en el que el poder del voto y las armas se rindan ante las magistraturas civiles”.

A continuación el discurso completo del presidente del Parlamento:

Pueblo de Venezuela, colegas parlamentarios, invitados especiales.

En nombre de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional doy inicio a esta sesión solemne para conmemorar un nuevo aniversario de nuestra declaración de Independencia.

El 5 de julio de 1811 las plumas de Francisco Isnardi y Juan Germán Roscio alumbraron el Acta que signó la independencia de la entonces Capitanía General de Venezuela. De sus puños cargados de tinta brotaron como frutos maduros las ideas que nos dieron la libertad e inspiraron la emancipación de toda la América. En ese momento -escúchese bien- incoamos una voluntad firme e indeclinable que ha sido y será válida para todos los venezolanos de todos los tiempos: ser una República civil.

Una República civil en la cual el poder del pueblo se congregue en torno a la justicia y no alrededor de la voluntad arbitraria de los autócratas. Una República civil en la cual la igualdad y la libertad se complementen armónicamente y sin falsos dilemas como cimientos de una paz permanente. Una República civil en la que nunca se olvide que por encima del militarismo está el sagrado poder del pueblo de conducir libre y responsablemente su propio destino.

Hoy, 206 años después de aquella soberana e irrevocable decisión de ser una República civil, existe entre nosotros un dictador cuyo régimen nos hace extraviar el rumbo de nuestra existencia constitucional. Un dictador que pretende desafiar nuestras capacidades de pueblo para vivir como civiles y para alcanzar el progreso humano en libertad. Un dictador -lo denunciamos con gravedad ante Venezuela y el mundo desde este templo de la soberanía popular- que conspira para destruir la forma republicana de la nación. Un dictador que pretende imponer un fraude constituyente para aniquilar la Constitución a través de la violencia de las armas, a través de lo que Roscio llamaba la ¨soberanía de la pólvora¨ .

En este sentido, es oportuno relatar un peculiar intercambio epistolar entre Juan Germán Roscio y Simón Bolívar. Genio jurídico y genio político, respectivamente, de la obra de la independencia. En 1819, meses antes de la instalación del Congreso de Angostura, el Libertador se dirigió a su fiel y admirado amigo civil con el propósito de compartir ideas sobre la elección del Congreso y la Constitución del nuevo Gobierno. Bolívar, abriendo su alma republicana, le expresaba a Roscio: “El Sistema Militar es el de la fuerza, y la fuerza no es gobierno”. Repito: “El Sistema Militar es el de la fuerza, y la fuerza no es gobierno”.

Y aquí me detengo para referir una idea fundamental en la solución de la crisis presente: los hombres y mujeres de armas son parte esencial de la custodia del orden civil. Lo militar debe estar integrado con madurez constitucional en la lucha permanente por mantener vivos el imperio de la ley, la separación de poderes, el respeto de los derechos humanos y las elecciones libres. Y ello significa en este momento que Venezuela clama por la liberación de las conciencias dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Es la hora de salvar la República civil y de servir a la Constitución. Y los soldados valientes que inscriban sus nombres en la historia por defender la Constitución pueden contar desde ahora con todo el reconocimiento, con todo el perdón y con todas las garantías de esta Asamblea Nacional, del pueblo de Venezuela y de la comunidad internacional. Porque la República civil, bien vale la reconciliación y el perdón de todos los venezolanos. Lo digo con realismo, pero también lo digo con la esperanza de que muy pronto, mediando las luchas del pueblo de Venezuela y la valentía de la FANB, estaremos conviviendo cívicamente como una República en la que prevalezca el poder del voto y las armas se rindan ante las magistraturas civiles.

Sirvan, entonces, mis palabras introductorias para iniciar este homenaje de patria al pueblo de Venezuela que hoy defiende en las calles su tradición republicana.

Muchas gracias.


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