La crítica de Rafael Ramírez al convocatoria Constituyente de Nicolás Maduro
Pese a que el presidente Nicolás Maduro pretenda hacer creer que todo el bloque oficialista está de acuerdo con su nueva iniciativa: Asamblea Nacional Constituyente. Lo cierto es que el chavismo enfrenta serias dudas sobre dicho proceso que no es más que la modificación del legado del fallecido presidente Hugo Chávez.
Ante el tema, el ex presidente de PDVSA, Rafael Ramírez fijó posición en cuanto al tema, asegurando que esta no es la salida para un conflicto “político”, que no atañe a la Constitución.
Asimismo Ramírez sostiene que con el proceso Constituyente convocado por Maduro se entra en una “zona de riesgo” por lo que el chavismo debe cuidar no cruzar “la línea roja de Chávez”.
A continuación el texto completo:
El Presidente ha convocado una Asamblea Constituyente, lo ha hecho en el marco de sus atribuciones como Jefe de Estado y apegado a lo establecido en el propio articulado de nuestra Constitución, la cual contempla esta figura en base al principio de que la soberanía reside en el Pueblo. Hasta allí, las consideraciones legales, las cuales, lejos de desestimarlas, las considero muy importantes porque no podemos desviarnos de nuestro propio marco legal, mucho menos de la Constitución Bolivariana, por ser una condición indispensable para preservar la legitimidad de toda acción que emane de cualquier órgano del Estado. Sin embargo, los temas legales, se los dejo a los Constitucionalistas y expertos, que tenemos varios en el país. Hablemos de política.
Lo primero a entender es que todo radica en un problema político, generado no solo por la confrontación crónica de dos bloques antagónicos, que tiene un ritmo y una intensidad que se ha agudizado tras la desaparición física del Comandante Chávez, sino por una crisis económica que se ha agravado en los últimos años y que, por supuesto, tiene sus impactos de orden político y social. La crisis económica también es expresión de esa confrontación de bloques históricos, hemos pretendido hacer una revolución socialista con el sistema capitalista prácticamente intacto. El capitalismo ha demostrado su fracaso en nuestro país. El modelo rentista petrolero, no es más que una modalidad de ese sistema, atrasado, dependiente y deformado por las transnacionales al convertirnos, hace más de 100 años, en una inmensa factoría petrolera.
Existen dos bloques políticos en el país que sobreviven como actores, dada la característica fundamental de que nuestra Revolución Bolivariana ha sido pacífica, no ha sido producto de una confrontación armada, de una guerra, donde el bloque de lo viejo, la anti patria, la derecha, hubiese sucumbido ante el avance arrollador del campo Bolivariano. Esta es una condición que mantiene en el tiempo las contradicciones de lo nuevo que emerge y lo viejo que no solo se resiste a desaparecer, sino que tiene una naturaleza que le permite reproducirse permanentemente: el Capitalismo.
Esta condición pacífica de nuestro proceso político nos ha obligado a avanzar y a construir la Revolución, en contra de las pesadas estructuras del Estado Burgués y del control que ejerce la oligarquía de importantes mecanismos económicos, políticos y sociales de poder. Esto nos ha hecho todo más difícil, lento, complicado, en cuanto a desarrollar y desplegar toda nuestra propuesta al país, siempre en permanente batalla contra la violencia y el poder de la anti patria, de la oligarquía, que en base a un irrestricto y permanente apoyo del imperialismo norteamericano, sus transnacionales e intereses geoestratégicos, se mantienen accionando para derrotar y revertir de manera dolorosa y cruenta los avances de la Revolución Bolivariana.
La República Bolivariana de Venezuela es crucial para la posibilidad de desarrollo independiente y soberano de los pueblos de América Latina y El Caribe. Nuestro país ha sido y es una pieza clave en el esquema de dominación norteamericana de nuestra región. No solo tiene que ver con el hecho de poseer las reservas de petróleo más grande del planeta, además de otros recursos naturales estratégicos y abundantes, sino, y por sobre todo esto, por la conciencia que irradia nuestro proceso al resto de nuestros países hermanos: la posibilidad de hacer una revolución popular, Bolivariana, Socialista, justo en lo que la potencia económica militar más grande y agresiva del mundo considera su “patio trasero” o área vital de seguridad estratégica, y en el momento que el capitalismo mundial y globalizado había decretado el fin de la historia y de las ideologías, es decir la “pax” de los sepulcros para nuestros pueblos.
Por eso es que el Comandante Chávez es un gigante, inmenso líder revolucionario, que de las entrañas de nuestro Pueblo y de los soldados de la Patria insurgió, así inesperadamente, un cuatro de febrero, levantando las banderas de Bolívar. Luego como Presidente sumó a su ideal Bolivariano su convicción anti imperialista y Socialista. El pensamiento Bolivariano, sepultado por la oligarquía por demasiados años, volvió vibrante, digno y profundamente revolucionario, de la mano de uno de sus más esclarecidos hijos, nuestro querido Comandante Chávez.
Las dificultades de conducir una revolución pacífica, solo han sido compensadas por el hecho, extraordinario, de que nuestro proceso revolucionario no ha tenido como bandera o curso de acción la violencia. Se impuso siempre la inmensa humanidad del Comandante Chávez, su conciencia de lo que una acción militar implica, en sufrimiento y destrucción, y su convicción de que la mayoría del Pueblo venezolano, de nuestra sociedad, se mantendría, como lo ha hecho en las peores circunstancias, a favor de la Revolución Bolivariana. La oligarquía y sus partidos de extrema derecha han abusado de esa concepción humanista y pacífica del Comandante Chávez y nuestra Revolución, tras un perdón, vuelve otra conspiración, ha sido un ciclo permanente de violencia e impunidad que debe acabar.
Él sabía y lo planteó de manera clara al Pueblo, que hacía falta superar la IV República, tenía que nacer la V República, refundar el país sobre otras bases, dejar atrás la “moribunda” Constitución de 1961, de allí la imperiosa necesidad del proceso Constituyente, novedoso y profundamente popular, y la gran discusión nacional sobre el marco que guiaría la refundación de nuestra Patria: la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Nuestra Constitución es probablemente el legado más importante del Comandante Chávez, para el país y nuestras generaciones futuras. De su puño y letra escribió y plasmó el país posible, el futuro, en una de las Constituciones más avanzadas del mundo, con elementos del pensamiento Bolivariano y una irreductible proclama de soberanía e independencia de nuestra Patria. Obedecía a la correlación de fuerzas del momento, así como en nuestro desarrollo en el pensamiento político y económico. La ausencia de experiencia en el poder le dio una orientación que la hizo libertaria y profundamente humanista, a veces ingenua.
La Constitución y el desarrollo de sus leyes, sobre todo las habilitantes: la Ley Orgánica de Hidrocarburos, la Ley de Tierras, entre otras, la convirtieron en el marco de la refundación de la Patria y en el centro de la confrontación política en el país. Sufrimos un golpe de Estado, nuestro pueblo salió y murió en la calle, en Puente Llaguno, en defensa de la Constitución; sufrimos el sabotaje petrolero, porque nuestra Constitución reserva el Petróleo como propiedad del Estado, del Pueblo, porque evitó la privatización de PDVSA; nuestros obreros petroleros derrotaron el sabotaje y luego nacionalizamos la Faja por la Constitución; asumimos el control del petróleo, enfrentamos a las transnacionales más poderosas y agresivas del mundo, como la Exxon Mobil y la Conoco Phillips, en cumplimiento de nuestra Constitución; hemos enfrentado juicios internacionales por recuperar nuestra soberanía, porque así lo establece nuestra Constitución. El Comandante Chávez, de manera permanente, la esgrimía, la mostraba al mundo, logró que el Pueblo la conociera, la amara y al final, luego de tanta lucha, fue aceptada por todos como el libro de la Patria, la Constitución de todos. Le ha dado estabilidad y gobernabilidad al país, son las reglas, es el pacto social que nos ha permitido avanzar.
Se convoca a un proceso Constituyente para resolver una situación política que no tienen su origen en la Constitución. Si lo que se quiere es abrir un espacio para destrancar el proceso político y derrotar la violencia, tenemos que asumirlo entendiendo que ese es el objetivo y no otro, por lo que se debe establecer una línea roja, la línea de Chávez, para proteger los fundamentos de nuestra Carta Magna. Existe un riesgo, puesto que la situación política y la correlación de fuerzas son completamente distintas a las que prevalecían en el proceso constituyente de 1999, debemos impedir que se produzca un retroceso. Nuestra Constitución no puede desmejorarse en ninguno de sus aspectos fundamentales. Muy probablemente el esfuerzo constituyente tendrá que enfocarse en darle rango constitucional a los nuevos actores políticos-sociales que no existían en su momento: las Misiones, los Consejos Comunales y otras organizaciones que han ampliado y enriquecido el Poder Popular y deben tener carácter Constitucional; en lo económico, nuevas formas de participación que permitan empoderar al Pueblo como sujeto económico, ampliar la socialización de los factores de la economía, ampliar el rol del Estado, pero no sacrificar, por ningún cálculo político, ni decisión táctica, los elementos estratégicos de la Constitución de Chávez.
No permitir bajo ninguna circunstancia que perdamos el control del Petróleo o de PDVSA, no disminuir la reserva al Estado de estas actividades fundamentales para la posibilidad de desarrollo económico-social del país, de la soberanía, la independencia, del socialismo. Los Constituyentistas, dependiendo de cómo quede conformada la Asamblea Constituyente, tendrán que resistir de manera firme el embate de las transnacionales, ellos acechan, están detrás de la desestabilización para apropiarse de nuestros recursos, de nuestra empresa, para el saqueo. Los obreros petroleros, los patriotas, tienen que impedir que perdamos, debilitemos o de cualquier manera cedamos el control del sector petrolero o de PDVSA, esa es una de las líneas rojas de Chávez.
La Asamblea Constituyente es un paso arriesgado, es una gran responsabilidad histórica, se abre una rendija por la que pueden colarse elementos que den al traste con nuestra Revolución. Confío en que se imponga la cohesión y claridad de las fuerzas Bolivarianas. Los Constituyentistas tendrán que preguntarse de manera permanente: ¿Pasamos la línea Roja? ¿Dónde esta Chávez? ¿Dónde está el Socialismo?
Mientras ese proceso se desarrolla, hay que combatir y derrotar la violencia desatada por los sectores de la oposición más irresponsables y violentos. Está emergiendo el fascismo, ya de forma estructurada. El huevo de la serpiente, donde se pueden observar conductas y acciones violentas que prefiguran lo que sería este país, si estos grupos acceden al poder. No me queda duda, sería un salto al vacío e iremos a una confrontación de gran escala y un profundo proceso de desestabilización. No vamos a permitir que se arrase con nuestras conquistas y que nuestro Pueblo sea sacrificado por el fascismo, ni por una intervención extranjera.
Los organismos competentes tienen que actuar con severidad para sancionar los hechos de violencia, vengan de donde vengan, así como a quienes los están estimulando; a los alcaldes, diputados y dirigentes irresponsables que instigan la comisión de delitos a personas que, tras una capucha, están cometiendo hechos de violencia criminal y buscando provocar más luto y tragedia, sobre todo entre los jóvenes. Estos dirigentes de la oposición, irresponsables y cobardes, están instigando a la violencia, porque a ellos solo les interesa sumar víctimas a una macabra estadística de muerte para pedir una intervención extranjera, como lo están haciendo ante otros gobiernos e instancias internacionales.
Nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas, profundamente conscientes y Chavistas, tienen un rol histórico que desempeñar como garantes de la paz y de nuestra Constitución, de preservar la tranquilidad y seguridad de nuestro Pueblo, nuestra sociedad, siempre en el marco de la ley y las garantías ciudadanas, preservar la integridad de nuestra soberanía. Saludo a todos los soldados y oficiales de la Patria.
Son momentos aciagos y complejos para nuestro país, para nuestro Pueblo. Se convoca al Poder Constituyente, entramos a una zona de riesgo, donde todo está en juego. Los Constituyentistas de la Patria, del Poder Popular, tienen que conocer la línea roja trazada por Chávez que no debemos cruzar. Confío en que sepamos defender el Legado de Chávez, porque de eso depende la paz y el futuro de nuestro Pueblo, de nuestra Patria
¡Venceremos!