Venecia refuerza la seguridad durante el carnaval, retiene a una italiana vestida con burka

Carnavales en Venecia son uno de los más visitados en el mundo |Foto: EFE

Carnavales en Venecia son uno de los más visitados en el mundo |Foto: EFE

Venecia se blinda por temor al terrorismo. Se esperan 120.000 turistas en este fin de semana para celebrar su carnaval, célebre en todo el mundo, sobre todo por sus máscaras y trajes de época.

Tanto así que se han extremado las medidas de seguridad en toda la ciudad de los canales. Tiradores expertos están apostados en lugares estratégicos. Bolsas y mochilas pueden ser registradas en cualquier ángulo por militares y agentes de paisano. A cambio de la seguridad, en cierta forma se dice adiós al aire de libertad que se respiraba en este sugestivo carnaval. A la plaza de San Marcos no se puede entrar con la máscara.

Fuerzas del orden han establecido cinco entradas con rígidos controles que impiden acceder a la plaza con máscaras o velos. Pueden registrar bolsos e incluso pedir el documento de identidad para permitir la entrada a San Marcos. Pero siempre hay quien no se resiste a la tentación del disfraz. Entre el gentío una joven italiana se colocó un burka negro, que no dejaba entrever ni siquiera su mirada, llamando la atención de la concurrida plaza. Con discreción fue parada por los militares y llevada a la comisaría sin oponer resistencia. Tras su identificación la dejaron en libertad, reseña ABC.

30 millones de turistas al año

El flujo masivo de turistas de todo el mundo obliga a las fuerzas de seguridad a establecer corredores para que la gente marche en una sola dirección, evitando así la confusión y dificultad para poder moverse o andar en ciertas zonas.

Esta invasión de Venecia no es una excepción durante su carnaval. Cada año disminuyen los habitantes de Venecia, que ahora son poco más de 50.000. Pero aumentan de forma desproporcionada los turistas: la visitan 30 millones al año, la mitad de la población italiana. En esa multitud incontrolada abundan los vándalos, que gritan, comen o se tumban en la escalera de una iglesia o en cualquier ángulo libre. Por no hablar de las grandes naves, cruceros colosales que llegan casi hasta el corazón de la ciudad, frente a la plaza de San Marcos, lo que entraña notables riesgos.

Límite de turistas y pago por entrar

 Se resiente así el patrimonio de Venezia, lo que motiva que se alcen voces cada día con mas fuerza pidiendo que se imponga un límite a la entrada de turistas. El presidente de la Región del Veneto, Luca Zaia, señaló la pasada semana que «Venecia no puede soportar más de un cierto número de visitas cada día. Por tanto, se debe controlar y limitar el flujo de turistas». Zaia sugiere incluso que se pague alguna cantidad, «aunque sea simbólica, en señal de respeto por una ciudad universal».

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