Venezolanos trabajan horas extras para llevar “un pedazo de pan” a sus hogares
Son las 5.00 de la mañana, Juana solo piensa en todo lo que debe hacer en la farmacia en la cual trabaja. De 7.00 de la mañana a las 8.00 de la noche, la única comunicación que mantiene con su familia es a través de mensajes de texto o una llamada. Como ella, quienes deben costear colegios, universidades, transporte, comida y hasta un rato de esparcimiento se ven obligados a “explotarse” para tener ciertas oportunidades.
Según la Ley Orgánica del Trabajo de Venezuela, la jornada laboral está comprendida por 40 horas semanales de trabajo con derecho a dos días libres. A pesar de estar amparados por el texto, cientos de trabajadores junto a los dueños de pequeñas empresas, deciden extender considerablemente los horarios laborales para llevar un pedazo de pan con un “pedacito” de queso a su hogar.
Con una inflación galopante, el pago de algunas horas extras, un bono o días libres trabajados, sirven como salvavidas ante los gastos.
Padres que no asisten a reuniones escolares, carencia de personal en las empresas que impiden faltar a un día de trabajo o postergar las vacaciones, son algunas de las situaciones que atraviesan quienes trabajan formalmente en Venezuela. Todos estos factores se acumulan y ocasionan un deterioro en la salud y en las relaciones interpersonales.
Y es que cuando la semana ha transcurrido con al menos 56 horas trabajadas, más ocho del día libre, el tiempo restante alcanza para recorrer supermercados o tomar algún descanso. “Esto ocasiona que se descuide la crianza y no se les brinde tiempo en cantidad y de calidad a los hijos. Los niños son más retadores, exigentes y groseros. Muchos no establecen un vínculo con sus padres y es común que desafíen a la autoridad. Todo esto ocasiona que les cueste entablar relaciones sociales, sean tímidos o sientan temor”.
Con información de La Verdad
Lea también: