Venezuela, crisis económica y Trump: un tenso 2017 para Raúl Castro

Donald Trump podría frenar o echar atrás los avances logrados desde el 2014  | Foto: EFE

Donald Trump podría frenar o echar atrás los avances logrados desde el 2014 | Foto: EFE

La economía cubana entró en números rojos después de 23 años y pocos esperan que el panorama mejore en el 2017. La crisis en Venezuela y Donald Trump pueden amargar todavía más el último año de Raúl Castro al frente del gobierno.

En pleno acercamiento con Estados Unidos, pero sin el apoyo venezolano de incluso hace pocos años, la isla registró una contracción de 0,9%  en su Producto Interno Bruto, en comparación con un crecimiento de 4,4% en el 2015.

Esto nos “nos sitúa en un escenario que no podrá revertirse en el corto plazo” y que estará “caracterizado por fuertes restricciones”, admitió el ministro de Economía, Ricardo Cabrisas.

Una perspectiva nada halagadora para el octogenario Raúl Castro, que ha prometido dejar el poder en el 2018. Con su salida, más allá de que seguirá influyendo como máximo dirigente del Partido Comunista de Cuba, se cerrará la era de los Castro.

Su hermano Fidel, padre de la revolución cubana, falleció el 25 de noviembre a los 90 años tras haber dejado el poder en el 2006.

El último año de la presidencia de Raúl Castro será uno de los más difíciles para la política económica bajo su mando”, señaló el economista cubano Pavel Vidal, de la Universidad Javeriana de Colombia.

En un contexto de bajo crecimiento mundial, Cuba enfrenta sus propios obstáculos: el pago de una deuda externa renegociada, la incertidumbre política en Venezuela, la caída de los precios y de la producción del azúcar y el níquel, y la lenta reforma a favor del trabajo privado y la inversión extranjera.

“A esta ecuación compleja se suman las incertidumbres en cuanto a la política que seguirá el gobierno de Trump” a partir del 20 enero, dijo Vidal.

Donald Trump podría frenar o echar atrás los avances logrados desde el 2014 por los otrora adversarios de la Guerra Fría, lo que afectaría no solamente la diplomacia, sino jugosas oportunidades de negocios concentradas por ahora en el turismo.

El gobierno estima que el PIB crecerá 2% en el 2017. Las esperanzas oficiales se cifran en que “mejore la situación de la economía venezolana tras los últimos aumentos del precio del barril de petróleo”, señala Vidal.

Este año Venezuela, que enfrenta una explosiva crisis política y económica, redujo las entregas de crudo, de unos 100.000 barriles diarios con facilidades de pago, lo que obligó a Cuba a fuertes restricciones en el consumo energético.

Al mismo tiempo, la isla dejó de recibir importantes recursos por los servicios médicos que entrega a Caracas.

Para algunos analistas es poco probable los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), entre ellos Venezuela, cumplan el acuerdo de reducir la producción, lo que en teoría permitiría una recuperación de los precios.

“Dudo que [ese acuerdo] se haga realidad”, dijo Jorge Piñon, cubano y experto petrolero de la Universidad de Austin, Texas, pues las ventas de crudo representan el 70 por ciento de los ingresos de los miembros del cartel.

Sostuvo que vincular la recuperación cubana al alza del petróleo venezolano es como “jugar a la ruleta rusa”.

Según Piñon, el gran beneficiario de precios estables y superiores al actual ($53 el barril) sería Estados Unidos, y no los países emergentes.

“Y con [Rick] Perry como Secretario de Energía, [Rex] Tillerson como secretario de Estado y Trump presidente, vas a ver como todas las restricciones y obstáculos a incrementar la exploración y producción de hidrocarburos [en Estados Unidos] serán eliminadas”.

Cuba también apuesta a un mayor flujo de capital extranjero. Pero la burocracia ha impedido que alcance la meta de 2.5 millardos de dólares anuales en inversión foránea.

Incluso el presidente Raúl Castro reconoció su frustración. “No estamos satisfechos en esta esfera”, dijo el martes, y llamó a desterrar los prejuicios que han provocado “dilaciones excesivas en el proceso negociador” de inversiones.

Pese a que las dificultades parecen acumularse, Castro fue enfático: “No vamos ni iremos al capitalismo, eso está totalmente descartado”.

De ahí que la reactivación económica dependa en buena parte del ritmo que tomen los cambios económicos que impulsa el gobierno para oxigenar el modelo de corte soviético.

Pero para expertos cubanos como el economista Carmelo Mesa-Lago, catedrático emérito de la Universidad de Pittsburgh, las reformas están estancadas y “en algunos casos” se evidencia un “retroceso”, enmarcado en la desconfianza de los máximos dirigentes frente a una mayor apertura. AFP


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