Con Bs. 14.000 se compra hoy lo que en 2008 costaba 100 bolívares

Imagen de referencia

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Con la reconversión monetaria que entró en vigencia en enero de 2008 el salario mínimo que cobraba Luisa Hernández, secretaria de una agencia de comunicaciones, pasó de 615.000 bolívares a 615 bolívares al mes. El gobierno de Hugo Chávez decidió quitarle 3 ceros a la moneda y Hernández, como el resto de los venezolanos, debió acostumbrarse a manejar los nuevos billetes llamados bolívares fuertes.

Ocho años han transcurrido desde entonces y el salario mínimo de Hernández es ahora 27.092 bolívares al mes, o 27 millones de antes; es decir, cobra 44 veces más que en 2008, pero con este dinero compra cada vez menos productos. “Yo cobrara menos de 700 bolívares y aunque no era que me sobrara la plata, el dinero me rendía un poco. En ese momento me acuerdo que la carne me costaba, cuando la conseguía cara, 20 bolívares el kilo. Ahora lo más barato en lo que la encuentro son 5.500 bolívares, pero en algunas carnicerías ya está en 6.500 bolívares”.

Una revisión de los anuncios publicitarios que se publicaron en El Nacional en enero de 2008 permite corroborar lo que dice Hernández. En las páginas del periódico se encuentra, por ejemplo, la publicidad de una licorería en la que se promociona un whisky de 8 años en 99 bolívares. El mismo producto cuesta ahora 39.000 bolívares.

En los anuncios publicitarios también se encuentran las ofertas de una farmacia. Se indica que una barra de chocolate pequeña salía en 2 bolívares, una igual se consigue en este momento en 850 bolívares. También aparece que un empaque de papas fritas contaba 3,49 bolívares, mientras que ahora se expende en 600 bolívares.

Todo se ha puesto tan caro que aunque nos pagan más no nos alcanza para nada. Con 100 bolívares ahora, los que supuestamente eran fuertes, apenas se puede comprar 2 caramelos de los que venden los buhoneros que se montan en el Metro de Caracas”, añade.

Como afirma Hernández, la variación de precios es la causante de la caída del poder adquisitivo, recuerdan analistas. Coinciden en que el modelo económico implementado por Chávez, que ha sido replicado por Nicolás Maduro, es lo que ha hecho que el billete de más alta denominación no permita comprar prácticamente nada.

El analista financiero Henkel García, director de Econométrica, sostiene que de acuerdo con las proyecciones de inflación que maneja la firma, para comprar lo que se adquiría con un billete de 100 en 2008 ahora se necesitan 14.000 bolívares. “Antes a alguien se le extraviaba un billete de 100 bolívares y sentía una gran pérdida. Ahora no es así. Entre noviembre de 2008 e igual mes de este año la caída del poder de compra del salario integral, con bono de alimentación, es de 50%”.

Agregó que la firma prevé que este año la inflación cerrará en 530%. “En el mejor escenario 2017 tendrá una inflación de 285%. Si no se toman medidas importantes, la inflación será similar a la de este año. Se ubicará entre 500% y 600%”.

Domingo Sifontes, economista y profesor universitario, coincide con García sobre las perspectivas. “Este año tenemos la peor inflación que se ha registrado en nuestra historia. Y en la medida en que haya más inflación el dinero pierde poder adquisitivo. En este momento nadie quiere bolívares porque saben que no valen. Si no se cambia el modelo, lo que viene será peor”.

Recordó que la inflación en el país obedece a medidas gubernamentales como el aumento de liquidez que por mucho tiempo ha hecho el Banco Central de Venezuela. “El gobierno dice que acabará con la inflación y entonces aumenta el salario mínimo, sin hacer nada más. Lo que termina logrando es que ese dinero extra se convierta en más inflación”.

Renuencia del BCV. La pérdida del poder de compra de los billetes ha obligado a los venezolanos a cargar con grandes pacas de dinero para poder pagar por servicios y bienes básicos. “Yo fui a una tienda a comprarle unos zapatos a mi hija que me salieron en 10.000 bolívares, pero el punto de venta estaba dañado. Me tocó ir al banco a cobrar un cheque para llevar el efectivo. En la agencia me dieron puros billetes de 20 bolívares y tuve que salir cargada; no es nada práctico, y además uno se expone”, señaló Eugenia Ríos el jueves mientras recorría el centro comercial Sambil, en Caracas.

García considera que las dificultades que afrontan ahora los consumidores con el efectivo son causadas por la renuencia del gobierno a actualizar con anterioridad el cono monetario. “El BCV llegó al exabrupto de imprimir millones de billetes de cien que cada vez compraban menos, en lugar de ir actualizando el cono a la realidad inflacionaria del país”.

Cree que los billetes de más alta denominación que comenzarán a circular en los próximos meses se quedarán rezagados rápidamente, si no se toman medidas que ayuden a frenar la variación de precios. “El billete de más alta denominación debería ser ahora uno de más de 15.000 bolívares”.

El paralelo al mando

Otro de los factores que ha incidido en la aceleración de la inflación en el país ha sido el incremento del dólar en el mercado negro, aseguran economistas. Recuerdan que hay comerciantes que importan a dólar libre y establecen sus precios conforme a esa tasa.

“Aunque no todos los productos que están en el mercado se importan a esa tasa, es una referencia”, indicó el economista y profesor universitario Domingo Sifontes.

La incidencia del alza que ha habido recientemente en el dólar negro es fácil de percibir por las personas que acostumbran visitar los centros comerciales de Sabana Grande, en los que venden artículos electrónicos.

En un recorrido el jueves se evidenció que en la mayoría de los comercios los teléfonos celulares y las tabletas no tenían marcado el precio. Cuando se le preguntaba a los vendedores buscaban en una hoja y decían en cuánto salía el artículo.

“Es que uno pierde mucho tiempo poniendo y quitando precios. Cada vez que sube el paralelo uno debe actualizar los precios porque a pesar de que es mercancía que ya compramos, hay que pensar en la reposición. Yo decidí guardar unos teléfonos porque uno no sabe a qué precio se van a poner. Los sacaré el año que viene”, dijo un vendedor.

Los teléfonos inteligentes más baratos que vendía salían en 245.000 bolívares, mientras que los más caros superaban el millón de bolívares.

“Los pecios son exorbitantes. Yo busco un teléfono inteligente básico, pero está impagable. Si el teléfono más sencillito, que solo manda mensajes y recibe llamadas sale en 80.000 bolívares, el mismo que hace 2 semanas costaba 19.000 bolívares”, afirmó Yanola Hernández, una de las consumidoras.

Nota: MARÍA FERNANDA SOJO/El Nacional


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