¡ROMPIÓ EL SILENCIO! Dip. Rosmit Mantilla cuenta lo que le hicieron en la cárcel desde el 2014

Rosmit Mantilla al salir de la cárcel del Helicoide se juramenta como diputado de la AN|Foto: EFE

Rosmit Mantilla al salir de la cárcel del Helicoide se juramenta como diputado de la AN|Foto: EFE

A dos años de un “encarcelamiento injusto” Romit Mantilla fue liberado del encierro en el Helicoide, el pasado 17 de noviembre. Y luego de investirse y juramentarse como diputado suplente de la Asamblea Nacional, concedió una entrevista exclusiva al Diario La Verdad , donde contó la traumática experiencia de haber sido preso político. 

“Me encerraron en una celda de castigo durante 10 días, sin luz, sin agua, sin baño, sin nada. Decían que mi enfermedad era mentira (..) Los funcionarios del Sebin me decían que yo era un preso político y que por eso tenía que aguantar la pela”, reveló Rosmit Mantilla durante la entrevista. 

A continuación la entrevista completa realizada por la periodista Lenys Moreno:

– Usted habla de tortura, ¿Qué le hacían?

– Lo primero que hay que entender es que la tortura es una política de Estado, es una política de Nicolás Maduro. Los presos políticos son torturados desde todo punto de vista. Algunos físicamente, otros psicológicamente, o ambas. En mi caso, nunca me golpearon, pero la presión era constante. Había zozobra, incertidumbre, depresión y humillación. Los funcionarios del Sebin se metían con mi partido político, me decían que nunca iba a salir de allí, se reían de la cárcel de Leopoldo López.

– Bajó aproximadamente 30 kilos en la cárcel, ¿Cómo era su alimentación?

– La comida en ese lugar es insalubre. Llega a deshoras, en mal estado o no llega. El desayuno lo daban al mediodía; el almuerzo en la noche; la cena a veces no la daban. Yo comía lo que me llevaba mi mamá y otros familiares, aunque sinceramente no me daba hambre. Había mucha presión y angustia. Además, en los últimos meses la enfermedad de la vesícula me hizo perder 10 kilos más.

– En varias ocasiones le rechazaron el permiso para la operación de la vesícula, ¿Por qué?

– Decían que el diagnóstico del Urológico de San Román era mentira. Me sacaron a empujones de la clínica, me castigaron por haber acudido a mi derecho fundamental a la salud. Luego, me llevaron al Hospital Militar. Allí constataron que estaba muy grave. Tras presión del Vaticano y mis llamados a la MUD, me trasladaron a la clínica y me operaron. La enfermedad ya estaba muy avanzada, el páncreas estaba contaminado.

– ¿Cómo lo castigaron?

– Me encerraron en una celda de castigo durante 10 días, sin luz, sin agua, sin baño, sin nada. Decían que mi enfermedad era mentira. Fue impresionante el nivel de humillación que viví en ese momento. Tuve que rogar para que me dejaran ir al baño. Los funcionarios del Sebin me decían que yo era un preso político y que por eso tenía que aguantar la pela.

– ¿Cuáles fueron los momentos más duros?

– Uno de los momentos más duros los pasé con Rodolfo González (conocido como el “Aviador” y quien se suicidó en el Sebin para evitar el traslado de los jóvenes a cárceles comunes). Después de dos o tres días de tortura psicológica, nos requisaron y nos rompieron todo. Destrozaron las imágenes católicas que teníamos, las biblias, los crucifijos. Nos aislaron varias horas. Cuando regresamos vimos que todo estaba destrozado.

– ¿Qué fue lo primero que pensó cuando le entregaron la boleta de excarcelación?

– Pensé en la gran responsabilidad que iba a asumir. Quería convertirme en la voz de los que siguen tras las rejas, y que voy a continuar con una lucha que no debe parar.

– ¿Cómo se siente estando en libertad?

– Son días maravillosos. Estoy disfrutando de mi familia, mis amigos, mi equipo de trabajo. No pasó el tiempo en lo emocional. El recibimiento ha sido maravilloso.

– ¿Se mantienen las secuelas de la cárcel?

– Sin duda. El trauma que se vive en ese infierno nunca se olvida. Es inevitable recordarlo. Aún no me siento libre porque pienso que mis hermanos siguen en la cárcel.

– Por el país, ¿Estaría dispuesto a ir preso otra vez?

–Estoy dispuesto a trabajar por y para los venezolanos; por y para el futuro; por y para el cambio, independientemente del costo que esto tenga.

– ¿A qué le teme ahora?

Le temo al silencio, a quedarme callado, a no contar lo que pasó y lo que sigue pasando. Por eso fui a juramentarme en la AN. Seguiré denunciando en el país y en el ámbito internacional lo que me tocó pasar. En Venezuela no hay respeto a los derechos humanos, no hay alimentos, no hay medicinas, no hay seguridad.

– ¿Qué diferencia hay entre la Venezuela que dejó cuando entró a la cárcel y la que encontró al salir?

– En 2014, con Voluntad Popular y Leopoldo López advertíamos a los venezolanos que venía hambre, inseguridad, falta de medicamentos. Ahora, veo que teníamos la razón. Eso me impresiona. Desde que salí ya en visto en varias ocasiones a venezolanos comiendo de la basura.

– De todos los presos políticos, ¿Quiénes son los que más le preocupan?

– Me preocupan todos. Deben liberarlos a todos porque todos son inocentes.

– ¿Cuál será su lucha como diputado?

– Tengo varios frentes de lucha como la libertad de los presos políticos, denunciar y avanzar para superar la escasez de alimentos y medicinas, así como mi bandera por los derechos de la comunidad gay en Venezuela. Una de mis propuestas es la Reforma del Código Civil para aprobar el matrimonio igualitario.

– ¿Cree en el diálogo?

– Creo en el diálogo sincero. Mientras no haya garantía básica de un verdadero diálogo, no habrá resultados. ¿Qué muestras da el Gobierno de buena voluntad? No creo que haya resultados. Aplaudo y me solidarizo con mis compañeros de la Unidad. Los felicito por su gran esfuerzo, pero bueno, los hechos acompañan mis palabras, ¿Qué ha pasado? ¿Hay alimentos? ¿Hay medicamentos? No los hay. Aún falta mucho.

– ¿Hay que aplicar presión popular?

– Calle y gente; gente y calle.

– ¿Cuál es su mensaje para los venezolanos?

– Nunca está muy oscuro cuando está a punto de amanecer. Tenemos que empoderarnos en que llegó el tiempo del cambio. Debemos creer en nuestros dirigentes políticos. El pueblo tiene que protestar a todo nivel pacífico. En cada farmacia donde no consigan medicamento, en cada hospital donde no los atiendan. Hay que alzar la voz.


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