¿Cuál es el futuro de Hillary Clinton tras su derrota frente a Donald Trump?
Perder con Donald Trump hasta le quitó las ganas de salir de casa.
Eso dijo Hillary Clinton, quien una semana después de perder las elecciones presidenciales de Estados Unidos habló de cómo por momentos solo tenía ganas de acurrucarse a leer en su casa de Chappaqua, Nueva York.
Haber ganado el voto popular no fue consuelo. Lo cierto es que perdió.
Como dice Anthony Zurcher, corresponsal de la BBC en Washington: “Por primera vez en 30 años un miembro de la familia Clinton no está maniobrando directamente para llegar a la Casa Blanca”.
En su carrera, su trabajo siempre estuvo muy vinculado a los derechos de la infancia. Y de hecho, la última aparición pública de Clinton fue en un acto benéfico a favor de los niños.
Y ese día volvió a hablar de no rendirse jamás, de continuar luchando. Así que surge la cuestión de qué le deparará el futuro.
Tras muchos años en la política, ¿le llegó la hora de retirarse? ¿Qué ocupará su tiempo de ahora en adelante?
¿Voz de la oposición?
En las dos intervenciones públicas de Clinton tras las elecciones, la ex secretaria de Estado habló de la necesidad de continuar peleando por los valores en los que cree.
Y esos valores chocan frontalmente con algunas de las promesas del presidente electo Donald Trump.
Y en varias ciudades del país han salido a protestar contra Trump bajo la consigna de “Not my president” (“No es mi presidente”).
Pero es poco probable, según los expertos, que la exsenadora vaya a asumir un rol de líder de la oposición.
“En el sistema político estadounidense, el perdedor de la elección presidencial no tiene una vía para institucionalizar su postura opositora”, señaló a BBC Mundo Gil Troy, historiador de la Universidad McGill y autor de varios libros sobre campañas presidenciales en EE.UU., incluido uno sobre Clinton.
Pero no es suficiente, le dijo a BBC Mundo Julian Zelizer, historiador especializado en política estadounidense de la Universidad de Princeton.
“Hay mucha frustración sobre la forma en que se manejó la campaña. Muchos demócratas tienen sentimientos mixtos hacia ella, en especial los que la ven como una política que perpetúa el status quo en el partido”, agregó.
Una de las lecciones que dejó la campaña, según Zelizer, es que el Partido Demócrata debe tomar un camino diferente.
“Ella es lo opuesto a las voces jóvenes y diferentes que podrían llegar a representar al partido en el futuro”.
Activista
A lo largo de su vida, Clinton ha ocupado diversos cargos públicos y privados. Pero nunca ha hecho a un lado su rol como activista por distintas causas.
En especial por los derechos de los niños.
Quizá eso explique cómo, a pesar de haber expresado no tener ánimos de exponerse al ojo público, la ex secretaria de Estado decidió asistir el miércoles a un evento del Children’s Defense Fund (Fondo de Defensa de los Niños).
“Siempre trabajó en políticas públicas a favor de los niños, el acceso a la salud, las mujeres. Es lo que prometió seguir haciendo como presidenta”, acotó Zelizer.
Una posibilidad, entonces, es que la exsenadora continúe trabajando en beneficio de estas causas, pero desde un canal no gubernamental.
Otra posibilidad, dijo Zelizer, podría ser en el campo de la diplomacia informal, como lo ha hecho el expresidente Jimmy Carter durante años y su propio esposo, Bill Clinton.
Carter, quien gobernó Estados Unidos país entre 1977 y 1981, obtuvo un premio Nobel de la Paz por haber intervenido en la resolución de conflictos en países como Haití, Bosnia, Etiopía y Sudán a través del Centro Carter.
Como secretaria de Estado entre 2009 y 2013, Clinton visitó 122 países y la estrategia de política exterior estadounidense fue uno de los temas centrales de su campaña presidencial.
Limpiar una reputación
Si la exaspirante a la presidencia decidiera emprender proyectos sociales de alcance mundial, ya tiene un lugar de aterrizaje: la Fundación Clinton.
Esta organización benéfica, fundada por la familia Clinton en 1997, ha sido objeto de alabanzas pero también de críticas de quienes la consideran una fuente de corrupción oficial.
Sobre todo cuando Clinton era secretaria de Estado y se cuestionó si favorecía a donantes de la fundación mientras estaba en el cargo.
Lo cierto es que, a pesar de una devastadora derrota, Hillary Clinton ha sido clara en mantener la lucha por los valores que considera correctos para su país.
Y en muchas ocasiones, el presidente Barack Obama y la primera dama, Michelle, se refirieron a la excandidata como una “luchadora” que “nunca renuncia”.
Hasta lo reconoció el propio Donald Trump en un furioso debate presidencial cuando le preguntaron qué virtud veía en Clinton.
“Ella no abandona. No se rinde. Es una luchadora”.
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