Radicales del chavismo impiden concretar acuerdos electorales
La llegada del gobernador oficialista Tareck el Aissami a la segunda reunión de la mesa de diálogo dejó en evidencia que en el oficialismo hay diferencias entre los que quieren buscar una solución a la crisis política del país y aquellos que quieren colocar más obstáculos, reseña El Nacional.
El día de ayer la incorporación del mandatario regional de Aragua sorprendió a muchos, pues, pese a este ser pupilo de Nicolás Maduro, según fuentes oficialistas, este tiene la orden de impedir elecciones presidenciales anticipadas o generales.
La propuesta de elecciones generales fue presentada por el ex presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y luego la autoría se le atribuyó a Maduro. El 30 de octubre se dijo que la Unidad fue el que presentó la idea. Sin embargo, Miraflores designó al abogado constitucionalista Hermann Escarrá para que evalúe las implicaciones constitucionales ya que esta implicaría un recorte del período presidencial, y por ende una enmienda a la carta magna.
Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD, aseveró que las elecciones son la garantía de que el resto de los problemas que profundizan la crisis puedan resolverse, y a ese acuerdo se quiere llegar con el diálogo.
La imposición de los radicales chavistas en la mesa quedó al descubierto cuando se negaron a liberar a los 108 presos políticos. Según indican fuente partidistas, la renuencia proviene del primer vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, y del ex ministro de Relaciones Interiores Gustavo González López, jefe del Sebin.
En los “compromisos de alto nivel”, suscritos el 30 de octubre, el oficialismo asomó la posibilidad de liberar a 11 presos políticos en una primera tanda; y antes del 11-N, “como gesto de buena bondad”, a otros 60. “La división del chavismo lo impidió”, aseveraron. “¿Cuál es el peso de González López?”, preguntan en la mesa.
Con información de El Nacional
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