Artículo de Henry Ramos Allup: “¿Cierran El Nuevo País?”

Presidente de la AN, Henry Ramos Allup|Foto: archivo

Presidente de la AN, Henry Ramos Allup |Foto: archivo

El “pica y se extiende” de la acusación contra el diario El Nuevo País inspiró al Presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup a abocarse sobre el tema de los medios de comunicación, y específicamente en el tema del diario mencionado anteriormente. 

Asimismo el texto del parlamentario es una precisa defensa por la “libertad de expresión” de la que hace eco El Nuevo País, que publica la realidad del país sin “reparar a quien afecta o beneficia la información”. Algo que al régimen de Nicolás Maduro no parece convenirle.

A CONTINUACIÓN EL ARTÍCULO:

Acusado de ser burgués, derechista, imperialista, agente de la CIA, periódico de la MUD y en general de todas las estupideces conque el régimen usualmente anatematiza todo lo que le estorba, El Nuevo País afronta una nueva amenaza de ser cerrado simplemente por ser un diario que publica todo lo que un medio de comunicación independiente debe publicar sin reparar a quien afecta o beneficia la información. El propio Maduro, siempre ocupándose de lo que no debería y descuidando lo que requeriría ser atendido si se comportara como un verdadero Jefe de Estado, le dedicó una de sus aburridas cadenas para señalar que se trataba de un periodicucho o panfleto. Si tal fuese, ¿por qué le merecía semejante atención una nimiedad impresa? Simplemente se trató de una contradicción más de un individuo que suele primero hablar y después pensar.

En realidad El Nuevo País estorba al régimen porque es uno de los pocos medios, incluidos impresos y radioeléctricos, que el régimen no ha podido comprar traficando con el dinero de PDVSA, ni sobornar, ni amedrentar ni acallar. Que los tres Poleo comunicadores se hallen en el exilio poniendo en riesgo vida y patrimonio para seguir haciendo lo único que saben, lo único que han hecho durante toda la vida y lo único que quieren seguir haciendo porque es su decisión, es ya testimonio que releva de explicaciones adicionales. También estorba porque informa lo que el gobierno cree que dejaría de existir si no se publicara o que existe sólo porque se publica, pedestre razonamiento propio de la elementalidad de quienes ahora disponen de los destinos del país. El Nuevo País no vive del palangrismo que ataca o defiende, silencia o acusa a cambio de estipendio, ni de avisos publicitarios que reclamen fidelidades. Diseñado para vivir de la venta al pregón en un formato que no requiere de grandes volúmenes de insumos por su modesto número de páginas de altísimo tiraje, se ha convertido quizá en el impreso más influyente por el impacto de sus titulares, las notas diarias del editor, las informaciones precisas y sobre todo por la amplitud para dar espacio sin alcabalas a la opinión de todas las tendencias. En El Nuevo País no hay censura adentro ni censura afuera ni su contenido responde al interés personal del dueño. Me consta que lo que se publica, muchas veces no coincide con la opinión del editor y ello es precisamente garantía para quien se expresa a través de sus páginas y para los lectores.

¿Por qué la guerra contra El Nuevo País? Simplemente por haber publicado un informe de la mundialmente famosa y acreditada calificadora financiera Bloomberg sobre la trágica situación de PDVSA, que por cierto había sido publicado en otros importantes diarios norteamericanos y europeos. Costumbre del gobierno y sus personajes emblemáticos que demandan medios nacionales y logran inusuales represalias judiciales cuando reproducen informaciones incómodas que circulan internacionalmente, como se recuerda con los litigios incoados por Diosdado Cabello y Hugo Carvajal.

El frío no está en las cobijas. Ni Bloomberg, ni ABC de España ni El Nuevo País ni el mundo financiero internacional tienen la culpa de que PDVSA haya sido convertida en un pudridero de corrupción, tráficos vergonzantes, endeudamiento, ineficiencia e improductividad por el mal manejo y especialmente por las fechorías impunes desde Rafael Ramírez hasta hoy. No son calumnias ni denuncias infundadas sino el mero hacer de saqueadores que mantienen su impunidad porque saben demasiado.

*Artículo publicado en el diario de circulación nacional “El Nuevo País”, el domingo 16 de octubre de 2016.


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