Geriátricos estarían en quiebra si no reciben el aumento del IVSS
José Borrego, dueño del geriátrico La Mano de Dios, en Vista Alegre, y profesor universitario, abogado y contador, comenta que la casa de los abuelos que protegen pudiera declararse en quiebra.
Comenta que debido al bajo subsidio que recibe del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, le resulta imposible pagar las cuentas, y además no reciben alternativas del IVSS, para cubrir los gastos de los 56 pacientes.
“Si a 2.099,26 bolívares que nos paga el IVSS por paciente al día se le resta el porcentaje destinado a la responsabilidad social, el impuesto sobre la renta, lo que hay que pagar de patente, el monto diario que por bono de alimentación debe cancelársele a cada trabajador, más lo correspondiente a un día de salario, queda un déficit diario de 260 bolívares; y sin que ni siquiera se haya comprado comida ni estipulado el pago de las vacaciones ni las utilidades de fin de año para los empleados. Así no se puede trabajar”, señaló Borrego.
Es importante señalar, que este centro geriátrico no es el único afectado, pues 72 centros de salud a escala nacional, con unos 5.710 pacientes, están en riesgo de quedar en las calles.
Se han visto protestas desde el jueves pasado, donde frente a las oficinas del IVSS, representantes, familiares y pacientes se concentraron para exigir ser escuchados, y no recibieron ninguna respuesta.
Borrego, informó, que le ha sido muy difícil conseguir alimentos para los ancianos, que a pesar de lo complicado hace el mayor esfuerzo, pero han sufrido allanamientos por parte de la Policía Nacional Bolivariana, como si fuesen unos ladrones.
“Un día compré diez bultos de Harina Pan, que se gastan en un mes, y llegó acá un comando de la PNB como si acá viviera el Chapo Guzmán. Creo que como vieron que había cámaras y circuito cerrado no se atrevieron a más. Se decepcionaron, pues creyeron que habían desmantelado a una red de revendedores de mercancía”, argumentó Borrego.
Los ancianos del lugar se sienten desesperados ante la situación que atraviesa el geriátrico, porque tienen miedo de ser enviados a la calle.
“Rezo a diario para que el Seguro comprenda lo que les pasa a los abuelos y remedien esto. Tengo una hermana, Lola Manrique, pero ella es mayor que yo y tiene sus compromisos. Aquí viven un poco de viejitos y si están aquí es porque la familia no los puede tener. ¿Quién me irá a cuidar a mí? ¿Qué irán a hacer conmigo?”, expresó uno de lo abuelos del lugar.
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