Los atletas venezolanos volvieron de Río con las maletas llenas, pero de medicinas, desodorantes y comida por la escasez

En la Venezuela de la revolución, hasta los Juegos Olímpicos parecen jugarse de forma insólita. En el gran “estadio” de la opinión pública compiten la propaganda exacerbada de unos frente a las críticas contundentes contra ese mismo “show político”. Tampoco faltan las denuncias de negocios sucios, como la fuga de capitales o el tráfico de drogas, aunque lo más pintoresco sea el contenido de las valijas de buena parte de los atletas a su regreso de Río: alimentos, remedios y hasta desodorantes para combatir la escasez.

El chavismo mimetizó de Cuba el uso propagandístico del deporte, como quedó demostrado ayer, una vez más, tras el recibimiento presidencial a los atletas procedentes de Río de Janeiro. Un acto que contó con la participación entusiasta de Nicolás Maduro: “Ya nuestro deporte a nivel mundial está de tú a tú con los mejores del mundo, ahora tiene que mantener su nivel”.

La “generación de oro” venezolana, como la bautizó Hugo Chávez, consiguió una medalla de plata, dos de bronce, 12 diplomas olímpicos y la posición número 65 del medallero de los Juegos. El mejor resultado desde Los Ángeles, pero muy inferior a la vecina Colombia, tantas veces criticada desde Miraflores.

Maduro prometió la asignación de viviendas para los 87 atletas dentro del Plan Soy Joven, además de aumentar el 50% de las becas para los atletas de alto rendimiento. Además volvió a anunciar la creación del Centro Nacional de Alto Rendimiento y la “masificación” del deporte. Y junto a las promesas, una arenga para todos ellos: “Sientan la patria en el alma. Quien es capaz de sentir su patria es capaz de todo por ella”.

No lo vieron así desde la oposición, que además de felicitar a sus héroes también criticaron el “show político” de Maduro.

El chavismo cuenta con la fidelidad de varios atletas, como el ex campeón olímpico de esgrima en Londres, el diputado suplente Rubén Limardo, que suele aparecer en actos políticos de Maduro. En Río fracasó pese a ser uno de los favoritos. Otra de las grandes frustraciones vino de la espada de la ex ministra Alejandra Benítez, que tras caer eliminada contestó a sus detractores opositores con un vídeo en el que portaba una remera con los ojos de Chávez. “Para que les duela más, miren los bellos ojos de mi comandante”, contraatacó la atleta, que estuvo al frente del Ministerio de Deportes en el primer gabinete de Maduro.

El boxeador Yoel Finol, bronce en la categoría mosca y que entrena en Cuba, tampoco escondió sus preferencias durante el recibimiento: “El presidente me felicitó y me dijo que tengo un futuro por delante, me deseó mucho éxito y que contara con él, hemos logrado todo con su apoyo”. Un futuro que durante un buen tiempo será sólo deportivo, porque Finol cumplió 19 años. Pero que en el mañana también puede significar su salto a la política, como Benítez, Limardo, y los jugadores de béisbol “Potro” Álvarez (ex ministro) y Magglio Ordóñez (alcalde).

DETRACTORES

Hay atletas simpatizantes, pero también detractores, como la ciclista Daniela Larreal, que no estuvo en Río tras participar en cinco Juegos. Sus críticas de ayer fueron reproducidas por la prensa local. “Este gobierno pretende ocultar, detrás de los atletas, todos los recursos que se están robando”, repitió la deportista, que huyó a Estados Unidos tras acusar al oficialismo de usar el deporte para la fuga de capitales y para el tráfico de drogas. Otros atletas también airearon las dificultades para entrenar e incluso para viajar, como el nadador Erwin Maldonado, que vendió su auto para costearse la preparación.

Para el regreso, la mayoría de los atletas viajeros prefirió ocultar las miserias, incluso dentro de sus valijas, en las que llevaban remedios y alimentos para combatir la escasez. Así lo confesó al menos una docena a la agencia Reuters, incluido el velerista José Gutiérrez (“Uso la oportunidad para llevar a casa las cosas que necesitamos”) o la jugadora de voleibol Norisbeth Agudo, que portaba también cosméticos.

La gran ausente en los festejos de ayer fue Yulimar Rojas, plata en triple salto tras la colombiana Ibargüen. Su futuro, sólo tiene 20 años, es tan espléndido que el chavismo desde hace tiempo la considera “hija del proceso bolivariano”.

Pero ella no parece tenerlo tan claro. Para la historia de los vídeos de humor ha quedado la entrevista que a pie de pista le hizo un periodista oficialista. Llevado por su fe revolucionaria, el enviado especial de la cadena chavista le preguntó a Yulimar a quién le agradecía la plata alcanzada. La primera respuesta le dejó helado: “Gracias a Dios, gracias a todo el pueblo que me ha apoyado, a mi país…”.

Yulimar tiene tanta personalidad como largas son sus piernas (mide 1,92). Pero el reportero volvió a la carga para recordarle “ese trabajo constante que se ha hecho a través del gobierno de nuestro presidente Nicolás Maduro”. Sin perder la sonrisa, la atleta volvió a contestar sin citar al “hijo de Chávez”. El periodista, decepcionado, interrumpió a la subcampeona para recordarle que Maduro “aportó mucho interés para que todos ustedes estén confortables”.

“Bueno, sí, un saludo al presidente Maduro, debe estar pendiente, debe estar orgulloso de este logro, de tanto esfuerzo, pero principalmente era para mi Venezuela, porque la necesitaba”, concluyó la joven, cuyo entrenador es el cubano Iván Pedroso. Y no lo es por ningún convenio entre revoluciones y sí gracias a Facebook: la joven contactó con el antiguo campeón caribeño y éste se la llevó a entrenar a España.

Por DANIEL LOZANO

Con información de La Nación