La CEV no ha recibido invitación formal al diálogo
El director del departamento de medios de la Conferencia Episcopal Venezolana, padre Pedro Pablo Aguilar, afirmó en una entrevista para el diario regional El Tiempo, no tener información sobre alguna gestiones de invitación formal a la Iglesia para que medie en el posible diálogo entre el Gobierno nacional y la oposición venezolana.
“A la Conferencia Episcopal Venezolana no ha llegado ninguna invitación formal, y no conocemos de esas peticiones al Vaticano. El episcopado venezolano está dispuesto a servir al diálogo. Esto no significa que tengamos la solución a lo que pasa, pero podemos mediar entre las partes para que ese encuentro nos lleve a la paz, al bien común”, dijo.
Sobre el papel que cumplirán es estas conversaciones, el padre Aguilar apuntó que “el papel de la Iglesia es ser una voz profética, es decir, denunciar lo que está mal y estar a favor del pueblo, que tiene carencias y dificultades. Por eso criticamos lo que está pasando, vemos que hay muchos venezolanos padeciendo. No podemos hacernos oídos sordos de esta situación porque está en peligro la dignidad del pueblo. No es una parcialidad”.
“Monseñor Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, lo dijo: ‘No somos ni oficialistas ni opositores. Somos profetas de la esperanza, de Cristo’. Indistintamente de quién esté en el Gobierno, siempre la Iglesia lo ha hecho. De producirse la mesa de diálogo, la función de la Iglesia sería velar porque se realice para el bien común de los venezolanos y no de intereses particulares. De lo contrario no se llegaría a la paz”, remarcó.
Poderío militar dentro de las instituciones del Estado
En cuanto a nuevo papel de la Fuerza Armada en la Misión Abastecimiento Soberano, recordó que “está demostrado históricamente que en una democracia cuando los militares tienen mucho poder, las cosas no terminan bien. Pienso que cada quien debe estar en el lugar que le corresponde, haciendo lo que le corresponde. No conocemos las razones por las cuales se les ha dado tanto poder a los militares, pero la Iglesia no lo ve con buenos ojos porque pone en peligro la democracia”.
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