Nacho cuenta su experiencia de entrega de medicamentos en el Hospital Central de Valencia
El cantante venezolano Nacho, dio a conocer detalles de los ocurrido el pasado domingo en el Hospital Central de Valencia, donde funcionarios de la Milicia le dificultaron el paso, diciendo que debió haber avisado.
Por su parte, Nacho informó que él y su esposa habían enviado con antelación una carta para solicitar el acceso al centro de salud con la finalidad de donar los productos.
A través de su cuenta en Instagram Nacho compartió su relato de lo sucedido el domingo en el Hospital Central de Valencia.
A continuación el relato de Nacho:
POR FAVOR LEER:
Es impresionante hasta dónde puede llegar el retorcimiento e ineptitud de algunos cerebros. Este pasado domingo, 17 de julio, fui al hospital central de Valencia a llevar unos donativos que mi esposa recolectó en varios eventos en Miami y envió a Venezuela a través de una compañía de exportación.
Con muchos días de anticipación habíamos pasado una carta con la petición de acceso para entregar los insumos. Nunca obtuvimos respuesta, así que hice presencia en el recinto y pedí la colaboración a las autoridades para que me dieran el permiso de ingresar.
No solo me negaron la entrada, sino que me enteré de que en mi visita pasada al mismo hospital botaron de sus puestos de trabajo a más de siete personas por haberme dejado entrar, información que pueden corroborar con cualquier empleado del sitio.
Decidí no publicar nada al respecto en mis redes sociales para que los fanáticos del gobierno no hicieran una fiesta diciendo que mi iniciativa lleva una intención publicitaria, pero como igualmente la noticia se regó, no pudieron sostener sus alaridos de odio y mientras los titulares de los medios de comunicación objetivos eran: “Nacho intentó entregar medicinas en el hospital central de Valencia y no lo dejaron pasar”, muchos medios títeres del Estado y de su propia locura idealista comentaron: “Nacho protagoniza otro show mediático”, ya saben los agregados: “pagado por la derecha corrupta”, “dirigido por el volante imperialista”, entre otras alucinaciones.
Los guardias que custodiaban la institución insistían en que dejara las cajas afuera, como si la situación precaria que vive cada persona que esperaba ser atendida o que atendieran a un familiar, permitiría que los productos llegaran a su destino. Decidí entregar parte de los insumos a una doctora residente para su distribución entre los más necesitados y todo lo demás lo fui a entregar a un barrio al que el mismo alcalde considera zona de riesgo. Gracias a Dios, solo encontré muestras de amor y agradecimiento.