Defensa de sobrinos Flores acusan a agentes de la DEA de destruir evidencias
Los abogados defensores de los sobrinos de la primera dama Cilia Flores, acusaron a agentes del gobierno de los Estados Unidos de destruir evidencias que, según ellos, probaban que ellos son jóvenes corrientes que fueron inducidos a ser partícipes en una operación de tráfico de cocaína.
Los jóvenes Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas fueron acusados por las autoridades estadounidenses de asociación delictiva para introducir a los Estados Unidos 800 kilogramos de cocaína. Efraín y Franqui, 29 y 30 años respectivamente, fueron detenidos y se encuentran en Nueva York.
Según nuevos documentos del caso los defensores de los acusados aseguran que a sus clientes le fueron violados sus derechos derechos cuando agentes estadounidenses editaron y destruyeron grabaciones e imágenes de video “que no encajaban en la narrativa que los informantes (agentes) querían elaborar”.
Pensaban que eran secuestrados
En otros documentos, los Flores relatan lo que sucedió el día de su detenimiento (10 de noviembre). Los jóvenes aseguran que en un primer momento pensaron que estaban siendo secuestrados debido a su “relación con el presidente y la primera dama de Venezuela”.
En declaraciones en primera persona, dijeron que durante una reunión en una habitación de hotel en Puerto Príncipe, Haití, unos 20 hombres fuertemente armados sin identificación visible ingresaron al cuarto y los secuestraron.
“Considerando mi relación familiar con altos miembros del Gobierno venezolano, creí que éramos blancos potenciales de un esquema extorsivo u otro intento violento como represalia contra mi familia y mi país”, dijo Campo Flores.
Después de varias horas de ser puestos en un avión, las autoridades se identificaron como parte de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) y les informaron que habían sido acusados.
Explicaron que fueron advertidos de que si no cooperaban se enfrentarían a una condena de prisión perpetua. Los abogados de ambos dijeron que hablaron con los agentes sin entender totalmente el derecho estadounidense a permanecer en silencio. Sus letrados quieren que esas declaraciones sean suprimidas, reseña la agencia Reuters.