Conoce la sorprendente historia de Gianluigi Romano, un venezolano que lucha por volver a caminar
Gianluigi Romano perdió la movilidad de más de la mitad de su cuerpo, tras recibir un disparo en medio de un asalto, ahora lucha por volver a caminar.
En 2015, Gianluigi Romano se convirtió en una víctima más de la delincuencia que azota a Venezuela. El joven acababa de salir junto a su novia de una intensa clase de boxeo. Llegaban a una mueblería al este de Caracas cuando recibió el disparo que le cambió la vida.
“Me estacioné y una persona que estaba escondida entre dos carros vino corriendo con una pistola en la mano. Él inmediatamente me atacó. Yo caí como en shock, no sé. Creo que por nerviosismo él me empezó a gritar, a pedirme el celular. De repente escuché unos tiros y empecé a perder la respiración. Yo no entendía nada“, relata el venezolano.
Una de las balas entró diagonalmente por su hombro izquierdo, perforó sus pulmones, le fracturó dos vértebras y le rozó la médula espinal, dejándolo paralizado desde el pecho hasta los pies.
En Venezuela, los neurocirujanos que lo examinaron le dijeron que —debido a sus lesiones— no podría volver a usar sus piernas.
Sin embargo, Romano no descarta la posibilidad de volver a caminar. Está seguro de que sus piernas despertarán un día de la parálisis irreversible que le diagnosticaron. Por eso, aunque más de la mitad de su cuerpo no responda, sigue buscando la manera de mantenerse en movimiento.
Su optimismo lo llevó a que —tres meses después del asalto que lo dejó en silla de ruedas— abandonara su vida en Caracas y se mudara a Miami, dispuesto a comenzar un régimen de fisioterapias con profesionales que vieron posibilidades de recuperación.
“En Venezuela hay muy buenos terapistas, pero aquí en Estados Unidos hay mucha tecnología que allá no hay“, comenta el venezolano que este mes cumple un año viviendo en Estados Unidos, y añade, “allá me habían dicho: Sigue con tus terapias, pero no vas a caminar más. Tu lesión es irreversible”.
Sin embargo, pese a su diagnóstico desalentador, Romano encontró ayuda en el Miami Project to Cure Paralysis, un centro de investigaciones dedicado a encontrar curas para lesiones medulares como la que él sufrió.
“Ellos vieron mis imágenes y me dieron muchas probabilidades de recuperación”, explica.
En cuanto al costo de su recuperación, Romano señala que depende de las donaciones que recibe a través de una página de GoFundMe para pagar sus terapias. Su silla de ruedas, por ejemplo, le costó más de 5,000 dólares; los soportes que rodean sus piernas, bloquean sus rodillas y le permiten ponerse de pie, costaron 9,000 dólares. Sin mencionar que las fisioterapias tienen un costo que oscila entre los 130 y 170 dólares por hora.
“Tengo un seguro venezolano que cubre muy pocas cosas. Ha sido una pelea constante, no me cubre casi nada y las terapias las tengo que pagar yo”, lamenta.
Pese a todos los inconvenientes, los tratamientos han hecho efecto. Cuando Romano llegó a Miami tenía dificultades para mantenerse erguido al estar sentado, controlar esfínteres y trasladarse de la silla de ruedas a la cama o incluso al suelo. Ahora, un año después no solo puede pararse y caminar con ayuda de aparatos, sino que también es totalmente independiente.
Gianluigi no siente rencor contra su atacante. “Hice la denuncia y ahí quedó”, explica, y no le pesa que las autoridades de Venezuela nunca atraparan al malhechor.
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Por ahora trabaja, administrando, mediante reuniones a larga distancia, su compañía de remodelación en Venezuela.
Además, se casó con su novia en mayo, y actualmente la espera en Miami, mientras ella tramita una visa estadounidense desde Caracas.
“Mi esposa y yo pensamos hacer vida aquí. Tenemos pensado hacer muchas cosas, entre ellas una fundación. Mucha gente me ha contactado y me pide asesoría, más que todo venezolanos. Ellos no tienen a nadie allá que les oriente. Hay mucha gente a quien le han disparado, que está en cama, sin terapia, sin nada, deprimidos”, explica.
“Lastimosamente para un venezolano venir a Estados Unidos es una fortuna. Se hace imposible si no vienes con ayuda. Yo tenía algunos ahorros y ahorita tengo una deuda muy grande con una persona que me hizo un préstamo”, confiesa.