¡PARA REFLEXIONAR! El emotivo mensaje de Nacho para todos los venezolanos

Miguel Ignacio Mendoza mejor conocido como “Nacho” | Foto: Archivo

Miguel Ignacio Mendoza mejor conocido como “Nacho” | Foto: Archivo

PERSEVERANCIA ES EL SECRETO

Quizás quienes me siguen por este medio, esos que invierten un poco de su valioso tiempo en leer mi columna, esperen de nuevo una denuncia en contra de quienes considero que están acabando con Venezuela, pero la verdad es que me preocupa ser el eco de amargas noticias.

No pienso detener mi lucha a favor de la libre opinión y la petición de retiro del gobierno de turno, pero quisiera tener el permiso de ustedes para simplemente expresarme, sea cuál sea el tema del que me provoque hablar, y de vez en cuando involucrar otros contenidos.

Esta semana lidié con algunas frustraciones, propias y ajenas. Para mí las frustraciones son la reacción al resultado contrario de una expectativa. Recuerdo mucho una frase que leí no se dónde, que reza: “El que mucho espera, mucho se decepciona”. Siento que esa frase cambió mi vida. Entendí que el instante de llegar a la meta no es más maravilloso que las experiencias que se viven en el camino.

¡Qué saludable es soñar! Nuestra proyección de un futuro positivo es el impulso que nos da fuerzas para avanzar en la acumulación de éxitos, pero no necesariamente “el éxito” es lograr de manera literal lo que nos proponemos. Todo buen trabajo rinde sus frutos y el esfuerzo arroja resultados; cuando el resultado es una buena sorpresa la vida se torna más agradable y entretenida.

He oído muchas declaraciones de personas que considero exitosas y en casi todos los casos hay una frase en común: “yo nunca imaginé que algo así sucedería”. Si una persona alega nunca haber imaginado estar en la posición positiva en la que se encuentra, eso quiere decir que el resultado superó a la expectativa.

Empecé a escribir este texto casi de inmediato después de hablar con un joven que me decía lo triste que estaba porque tenía años grabando música y actualmente trabaja en una compañía de envíos, cargando cajas por la mañana y, en un restaurante, de mesero, por las noches.

Qué anécdotas tan geniales se acumulan en el libro de vida cuando uno no se detiene ante las adversidades, cuando no desmayas y aguantas la pela. Yo fui bartender, mal profesor de inglés, cajero de una tienda por departamentos, afiliador de clientes de la misma tienda, locutor, entre otros. No cambiaría ninguna de mis vivencias, ni siquiera aquella en la que me devolví derrotado y resignado a mi ciudad natal en Venezuela después de haber estado luchando por un tiempo considerable para vivir de la música y, sentir que todo me estaba saliendo mal. No, fracasa el que se rinde, el que se esconde en su trinchera y no regresa al campo de batalla.

Debo confesar que nada de lo que me está sucediendo en el ámbito profesional es algo que alguna vez imaginé, pero no he descansado, no he parado de trabajar, de prepararme más, de intentar superarme en repetidas ocasiones y tratar de ser la mejor versión de mí posible. Así que, colegas, amigos, compañeros, demos gracias a Dios por otro día más de vida y manos a la obra.

Haz lo que te toque hacer, con dignidad, no te quejes del presente; es un excelente maestro, no vivas en el pasado; ya no podemos cambiarlo, no te desveles por el futuro porque aún no ha llegado. Evita las frustraciones. Todavía nos queda tiempo para ser lo que queramos ser. Ánimo, mi gente.

Por: Miguel “Nacho” Mendoza


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