Nacho: “hubiese querido verlo nacer en mi tierra”

Foto: Instagram

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Mañana nace mi nuevo hijo, qué más hubiese querido que verlo nacer en mi tierra pero para que eso hubiera sido posible, mi esposa debía volar tres meses antes del parto y estar por lo menos cuatro meses después del nacimiento del bebé, dentro del país. Eso quiere decir que los otros dos hijos que tengo con ella, también debían permanecer el mismo tiempo sin salir de una Venezuela que ha perdido la confianza de gran parte de sus ciudadanos en temas de salidas para el esparcimiento y la diversión. No solo mis niños me extrañarían por cada viaje que me toca emprender gracias a mi trabajo, sino que vivirían encerrados, aburridos y quizás ociosos. No es mentira que la gente sale, pero tampoco es mentira que les da miedo salir.

La última vez que fui a Barcelona a visitar a mi madre no había ni arroz ni pasta en su despensa, muchas de las personas con hijos que visité durante mi estadía en Venezuela hablaban de la desaparición de las fórmulas y leches para los recién nacidos y niños en otras etapas de crecimiento, también, es una misión casi imposible conseguir pañales y por razones obvias se me hace difícil confiar en la seguridad y el mantenimiento de hospitales y clínicas.

Tampoco hay vacunas. ¿Tengo yo, por ser un defensor de la Patria, que poner a mi familia, después de haber trabajado tanto, a pasar necesidades? Opino que no, la culpa del deterioro de la calidad de vida del venezolano es únicamente de quienes gobiernan ese suelo, exponer a mi esposa a tanta incertidumbre no creo que tenga sentido. Lo logramos con los dos anteriores. Aún viviendo en Estados Unidos, mi esposa fue a dar a luz a dos hermosos venezolanos que aman a su Patria porque en la familia les hemos inculcado ese sentimiento nacionalista y bonito. Qué impresionante cómo pudo destruirse todo en tres años.

Una de las cosas que me preocupaba de que Chompy diera a luz en EE.UU, es que nada se compara con la vocación de los médicos venezolanos, la cercanía, el vínculo que crean con cada paciente, lo bien que te hacen sentir. Gracias a Dios nos tocó un doctor ecuatoriano que se ha comportado a la altura; pero recuerdo con mucha gracia que en el nacimiento de mis otros hijos, el día de la salida de la clínica, me vi tentado, en los tres casos, a pedirle al doctor que fuera el padrino del bebé.

Ya todo está arreglado, mañana a las 5:30 am debemos estar en el hospital, tengo emoción de ver esa nueva cara, de ver crecer a la familia dándole la bienvenida al nuevo integrante, pero el detalle del lugar de nacimiento siempre generará una nostalgia en mí. Me he imaginado varios escenarios en el futuro y hay uno muy recurrente que es mi hijo preguntándome por qué sus hermanos son venezolanos y él no, yo creo que la verdad será una excusa válida y suficiente, me tocará decirle que papá no tuvo la culpa, que eran tiempo difíciles que agradezco a Dios que él no los haya tenido que vivir y le diré con nombre y apellido los personajes que hicieron imposible que Venezuela lo viera nacer.

Es irónico saber que muchos vociferadores de consignas socialistas vienen con su camisita roja al Imperio y ponen a nacer a sus hijos en tierra yankee y yo que vivo en tierra yankee sienta frustración porque mi hijo no vaya a nacer en mi Venezuela.

A todas las personas que han estado pendiente de la evolución del embarazo, quiero agradecerles por sus buenos deseos y sus bendiciones, en este último nos hemos sentido más acompañados que nunca. Ya vendrán mejores tiempos.

Por: Miguel “Nacho” Mendoza


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