¡IMPERDIBLE! Nacho: Un pueblo indignado y molesto no le pela los dientes a las desgracias

Miguel Ignacio Mendoza Donatti (Nacho)| Foto: Archivo

Miguel Ignacio Mendoza Donatti (Nacho)| Foto: Archivo

El artículo dominical de Nacho, “El humor en tiempo de crisis”.

Uno de los aspectos que más disfruto de mi cultura venezolana, es el humor. Cómo me río con las bromas sarcásticas de occidente, con los chistes de historias del centro y con las ingeniosas mofas de oriente. Al parecer, ninguna situación por muy caótica y negativa que sea tiene el poder de secuestrarnos la sonrisa. Nuestro espíritu es como un gigante que se abalanza con cada golpe pero se mantiene de pie, capaz de recibir el más fuerte de los impactos y, aunque hemos visto sus rodillas doblarse, no existen señales de que su cuerpo en forma horizontal vaya a hacer contacto con el suelo.

Confío en que Venezuela es un pueblo noble que aprendió que la ley del ojo por ojo podría dejar al mundo ciego, pero como solo tenemos dos mejillas, no creo que la Biblia se refiriera, con su consejo de poner la otra, a que debamos vivir soportando golpes de los demás hasta el día de nuestro eterno descanso. ¿Qué tan nobles podemos llegar a ser? ¿Cuántos golpes estamos dispuestos a soportar?

He visto infinidades de videos cómicos alusivos a la situación de mi país. He leído comentarios que no carecen de lógica como: “hay que tomarse la situación con humor porque si no esto no lo aguanta nadie”, “hay que reírse para no llorar”. Apoyo la teoría de la risa en cierta parte pero me preocupa sentir que esa capacidad de aguante que nos ha regalado nuestra esencia no nos permite tomar con seriedad el hecho de que Venezuela se cae a pedazos en manos de la gente equivocada.

No me parece tan lógico reírse del hambre, de la miseria, de la muerte de niños por falta de medicamentos. Tantos personajes con perfil de “grinch” que nos vemos obligados a ver y a oír sin tener opciones y seguimos sin molestarnos realmente. Un pueblo indignado y molesto no le pela los dientes a las desgracias.

Estoy plenamente seguro de que las conversaciones de nuestros mandatarios incluyen la convicción de que siempre podemos llevar más pela, de que estamos capacitados para eso y el hecho de nosotros mismos burlarnos de nuestra catástrofe les reafirma sus expectativas. Hay mucho chiste bueno en el mundo como para reírnos del peor chiste que tiene Venezuela: su gobierno.

 

Por: Miguel “Nacho” Mendoza

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