¡Imperdible! Nacho: “Con amor y por amor a Venezuela”
Anoche tuve la oportunidad de hablar con un norteamericano nacido en Kansas, una ciudad poco común para inmigrantes en los Estados Unidos. Me dijo que antes de conocer a su novia actual, de origen mexicano, cuando pensaba en la raza latina no se detenía a analizar las diferencias entre países, la diversidad de culturas, los múltiples acentos y dialectos, las distintas costumbres.
Para él, antes de conocer el mundo, los latinos eran una gran raza sin desigualdad y, pidiéndome disculpas, me dijo que desde niño lo hicieron creer que éramos pobres de mente, marginados del mundo que en busca de cambiar el destino que Dios tenía para nosotros, seguíamos invadiendo su país.
Como un defensor de su territorio, por mucho tiempo sintió rechazo por nuestra raza y con ojos aguados me pidió disculpas de nuevo. Me dijo: ojalá el mundo entendiera que solo somos personas, igual de frágiles, igual de especiales y que la frontera es uno más de esos inventos destructivos que nació del más deplorable sentimiento del hombre.
Ahora esta persona de quien les hablo tiene un movimiento importante en contra de la postulación de Donald Trump a la presidencia, ya que el discurso del aspirante ha removido la fibra xenofóbica de muchos compatriotas suyos.
Una de las promesas de Trump es deportar a más de 12 millones de indocumentados, incluidas madres trabajadoras que sustentan a familias numerosas, jóvenes que fueron sacados de sus países por sus padres cuando no entendían de voluntad propia y ya tienen toda una vida en los Estados Unidos, deportistas, estudiantes, obreros, profesionales con título, etc.
El gringo me dijo: todo propósito impulsado por el odio tiene un final caótico y lo peor es que hay gente que encuentra buenas intenciones en esos impulsos. En ese momento, el señor perdió mi atención por completo porque la frase me llevó al comienzo del caos que vive mi Venezuela.
Todo nació del odio, del odio por la burguesía, del odio por los yankees y pitiyankees, del odio por el capitalismo, del odio por las clases sociales, del odio por el amarillismo de los medios de comunicación, del odio por las empresas privadas, del odio por la falta de soberanía, del odio por los partidos políticos.
Removieron el odio en mi pueblo y como del odio al amor hay un paso y viceversa, no quieren salir de sus puestos por amor; amor al poder y amor al dinero, mientras muchos de sus seguidores siguen estancados en el peor de los sentimientos.
Entonces lo que nos toca hacer a quienes queremos fuera a los gobernantes, es defender nuestra voluntad con amor y por amor, amor por calidad de vida, amor por nuestros hijos, amor por el futuro, amor por la educación, amor por las buenas costumbres, amor por la decencia y el respeto.
Menos de 200 mil firmas eran suficientes, más de un millón y medio de personas salieron, bolígrafo en mano, dispuestos a plasmar su nombre donde fuera necesario para optar por el reemplazo de este gobierno incapaz y aún no son capaces de reconocer los números que no necesitan cálculo. No dejemos que nos quiten la oportunidad de recuperar lo nuestro, si tenemos que salir a la calle a proteger nuestro derecho, hagámoslo con amor y por amor a Venezuela.