¡Insólito! En México, sacerdotes dan misa con chaleco antibalas
Jesús Mendoza, sacerdote de la parroquia San Nicolás de Bari, en la colonia La Laja, Acapulco, vive atemorizado por la presencia de los narcos que controlan la zona. Declaró que “los halcones”, informantes del cartel, llevan armas, se drogan dentro dela iglesia y suben a lo más alto de la arquitectura para observar la llegada de los policías o militares.
Este azote se presenta desde hace aproximadamente siete años, Mendoza tiene 20 años en la parroquia, asegura que esta situación no se presenciaba en tiempos pasados, ha tenido que tomar medidas de seguridad y cuidar muy bien lo que dice, teme por su seguridad.
“Tengo miedo, pero a veces no me queda tiempo para tener miedo”, dijo
El papa Francisco, visitó el país el pasado viernes, con la intención de lograr un acuerdo con el narcotráfico, porque ni el gobierno ni la iglesia han podido acabar con esta mafia. Es una de las ciudades más violentas de México y la cuarta en todo el mundo, además se encuentra las principales rutas del tráfico de drogas.
Cuando Felipe Calderón, se encontraba en el poder, como Jefe de Estado, se registraron 25 asesinatos de sacerdotes, situación que ha disminuido con el gobierno de Peña Nieto, que se han registrado 13 asesinatos y 2 desaparecidos. Desde hace 26 años sacerdotes, cardenales, seminaristas y periodistas han sufrido de los maltratos de los carteles, además de los daños que ocasionan en los templos.
Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, exhorto que es preocupante que no se respeten los límites, el maltrato a los sacerdotes va más allá, y no es por una posición religiosa, sino una represión por no apoyar sus fechorías.
Desde la Iglesia mexicana sí existen recomendaciones para los sacerdotes en zonas de conflicto. La clave es la prudencia. El arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, rechaza que se traten de ataques directos contra la Iglesia, pero admite que “en un momento una mala palabra dicha por un padre provoca que lo busquen para matarlo”. Reseñó BBC
El padre Mendonza, explicó que no se quiere ir del lugar, porque él sabe que lo necesitan, entonces decidió ponerle límites a sus discursos, “si digo algo imprudente, puede generar que me amenacen y me tenga que ir”, dijo.