EEUU se favorece ante la caída de los precios del petróleo
La caída del precio del petróleo parece un golpe de suerte para Estados Unidos, pues ha puesto en apuros a países hostiles hacia Washington, pero un colapso profundo y duradero del crudo podría implicar un preocupante riesgo de desestabilización, así lo reseña Sumarium.
Estados Unidos sigue siendo un importador neto de petróleo, aunque la novedosa explotación de crudo de esquisto lo ha convertido los últimos años en uno de los mayores productores mundiales. Como comprador, por lo tanto, una caída del petróleo beneficia a su balanza comercial.
Por el lado del consumo “no hay duda de que los bajos precios del petróleo son buenos para Estados Unidos,dolorosos para algunos (las empresas y los estados más relacionados con el sector), pero buenos para el conjunto general de la economía estadounidense y en particular para los consumidores”, que están ahorrando en gastos de combustible y calefacción, resume Bruce Everett, antiguo ejecutivo de ExxonMobil y ahora profesor universitario de Georgetown.
¿Pero este resultado económico estará acompañado de ventajas estratégicas? “En la medida que no te gusten mucho los (países) productores de petróleo, esto es una ventaja”, señala George Perry, del Instituto Brookings.
Washington mantiene relaciones distantes con varios grandes países productores de crudo que se llevan la peor parte por la caída en los ingresos petroleros, como Rusia, Venezuela, y especialmente Irán, que ha obtenido el levantamiento de las sanciones económicas a cambio de renunciar a un programa nuclear que las potencias occidentales le acusaba de tratar de desarrollar armas.
“Rusia está bajo presión, con el precio del petróleo bajando y un declive general de su economía. Se puede señalar que justamente eso fue lo que la llevó a hacerse más fuerte en la escena internacional (…) en Ucrania o Siria, por ejemplo, el distraer a su población de sus dificultades económicas”, dice Jan Kalicki, del Wilson Center.
“Si el clima económico es menos negativo ¿será Rusia más o menos recalcitrante a nivel internacional?”, se pregunta este experto.
CONVERGENCIA DE INTERESES
En lo que concierne a Irán, Anthony Cordesman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, estima que incluso en el mejor de los casos si el precio del barril sube de nuevo a 40 dólares, Teherán solo aumentaría sus ingresos en unos 50.000 millones de dólares al año. Algo poco significativo para un país que se encamina a tener en 2017 entre 83 y 84 millones de habitantes y un producto interno bruto de entre 1.400 y 1.600 millones de dólares.
“Incluso con el fin de las sanciones, el resultado será probablemente un deterioro adicional en la lucha interna por el poder y por el (control del) dinero, entre civiles y militares”, señala.
“Se puede argumentar que una baja en los ingresos petroleros esperados afectará la capacidad de Irán para importar equipo militar, apoyar a Siria y jugar un papel militar en el Golfo, pero el problema es que también perjudicará a los países árabes que son aliados de Estados Unidos”, como Arabia Saudita y otras monarquías petroleras, dice Cordesman a la AFP.
En términos más generales, en Medio Oriente y el mundo árabe, incluso entre los aliados de Estados Unidos como Arabia Saudita, presa de un déficit presupuestario récord, “no es del todo claro que la estabilidad mejore si los mismos factores que tienden a alimentar el extremismo islámico -vinculado al desempleo juvenil, la economía y la modernización-, sufren por la caída de los ingresos petroleros”, subraya.
De manera más general, Jan Kalicki señala que el colapso del precio del petróleo en última instancia, representa un riesgo para la economía de los propios Estados Unidos, y de algunos cercanos aliados como Canadá y México, que también son productores.
“Lo que vemos es (países) productores que consumen más y consumidores que producen más, por lo que hay una convergencia de intereses entre los distintos países activos en el mercado del petróleo, lo que no fue el caso en el pasado”, señala.