Una especia milenaria: La canela
Desde hace siglos, los tallos de plantas, semillas y flores se han utilizado como ingredientes en la gastronomía. Una de las más populares es la canela, y ya sea en esencia, en polvo o en ramas, continúa aromatizando platos dulces y salados, aportando un gusto particular que se reconoce con facilidad, reseña eme de mujer.
El árbol de la canela es originario de Sri Lanka y pertenece a la misma familia del laurel. Además, se cultiva en la India, Malasia, algunas islas del sudeste asiático, Brasil y otros países de clima húmedo-tropical. El intenso aroma de la corteza es una de sus características principales, algo que incentivó su uso en perfumes, ungüentos y hasta como afrodisíaco desde el antiguo Egipto.
La riqueza de esta especia también se asocia a sus colores, que van desde los marrones oscuros hasta los naranjas “tostados”. Las propiedades medicinales de la canela –como la de ser un digestivo natural, controlar el azúcar en la sangre, cicatrizar o su efecto relajante– la convirtieron en una moneda a la par del oro en la Edad Media.
Su sabor dulzón y ciertas notas amargas la han convertido en un condimento indispensable en la culinaria, en especial, en las recetas de postres. Tortas, natillas, galletas y cremas pasteleras llevan un toque de canela molida o líquida. Es una de las favorita para combinar con chocolate y frutas frescas, en rellenos o glaseados, ya que realza cada uno de los sabores.
Asimismo, se emplea en infusiones, bebidas artesanales y hasta como ingrediente para cócteles. Tampoco se descarta en platos salados, particularmente en guisos y rostizados de carne de cerdo.
Para las próximas fiestas navideñas, la canela es una de las especias tradicionales que se agrega en la preparación de la torta negra o de los churros con chocolate, al igual que ponches y cidras calientes. Sazón y un toque exótico condensados en fragantes ramas