EL ARTE DE ATAR EN LA INTIMIDAD

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Shibari literalmente significa atadura. Se originó en Japón, inicialmente como método para atrapar a  prisioneros y ha evolucionado y refinando su estética hasta convertirse en una práctica erótica que consiste en limitar el movimiento de otra persona con cuerdas de forma parcial y si ambos lo deciden, totalmente.

Esta semana quiero compartir sobre este  arte, pues recientemente estuve en el Salón erótico de Barcelona y pude ver como se realiza. Si bien esta práctica, por sus resultados estéticos puede ser más parte de un espectáculo, desde hace mucho se hace a puerta cerrada, bajo los estrictos acuerdos y aguda comunicación de quienes lo practican, que pueden estar unidos por vínculos erótico afectivos, o solo concentrase en lo recreativo.

Para poder avanzar en ésta práctica, debe existir información sobre la técnica, en definitiva no es mirar y repetirlo en casa. Además, debe ser previamente conversado y consensuado por los miembros de la pareja para que resulte placentero y gratificante. Para muchos, el hecho de sentirse indefenso, sin poder de decisión sobre cómo será el resultado final de la atadura, puede activar la energía erótica individual y de la pareja.  Puede potenciarse el placer, acompañando el proceso de atar con elementos que intensifiquen el erotismo: música, olores o con palabras claves que anticipen los movimientos de quien lleva el control, dejando volar la imaginación de la otra persona.

El placer del shibari, está en el proceso, en la relación que se establece entre quien lo hace y quien se deja atar, puede durar un largo rato porque la finalidad de la práctica (además de inmovilizar y disfrutar), es que su resultado sea estético. Las cuerdas que se deben usar, no deben infringir daño en la otra persona y las zonas donde se hacen ajustes y presión con las cuerdas no están elegidas al azar, sino que son zonas particularmente sensibles para la persona atada, por lo que una vez más, interviene la franca comunicación sobre los gustos y preferencias de los miembros que la practican. El patrón de atadura depende de quién lo realiza.

Una vez culminado el proceso y la persona esté inmovilizada, queda a criterio de la pareja (y según los acuerdos que se hayan establecido previamente) si el siguiente paso es sexo explícito, fotografiar a la persona, azotarla, algún juego de rol, en fin.. Dependerá de la creatividad erótica de los participantes. Si se desea interrumpir antes de finalizar, es un derecho hacerlo

El resultado final puede ser en suspensión o al nivel del suelo, pero siempre se garantiza la seguridad, pues la idea es el disfrute sin daños.

Esta práctica erótica, es otra de las muchas formas de disfrutar en la intimidad. Claro está: Shibari requiere preparación, dominio de técnica, decirle adiós a la improvisación, tener conocimiento sobre los materiales, riesgos y formas de prevenirlos. A su vez, abre puertas más allá de la posición del misionero y a una comunicación erótica sobre fantasías sexuales.

Fuente: eme de mujer

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