¡PARA SENTARSE Y LLORAR! Hacen falta al menos unos Bs. 2.000.000 para equipar una casa

Asumir el costo de una vida independiente se aleja cada vez más de aquellos que dependen de un sueldo. Un juego de comedor va desde los Bs. 100 mil hasta Bs. 500 mil, publica El Tiempo.

Si se daña su nevera, la lavadora o la plancha, conviene conseguir un técnico de confianza que le devuelva “la vida” a su electrodoméstico. En los establecimientos de la zona norte del estado Anzoátegui los equipos para el hogar se venden por cifras astronómicas.

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Tan sólo una cafetera sencilla ronda los Bs 10.000 y un juego de sábanas, de calidad, se cotiza entre Bs 20.000 y 40.000, dependiendo del tamaño. Ni hablar de los electrodomésticos de entretenimiento de alta gama.

Un televisor no se consigue por menos de Bs 80.000 y aquellos más ajustados a los últimos adelantos se venden por cifras que se ubican entre 1 o 2 millones de bolívares. Cada uno de esos montos tienden al cambio constante, de acuerdo con la inflación.

Casado, casa quiere

El casado casa quiere, reza el dicho popular y los profesionales, por definición, suelen ubicarse en la clase media, si su empleo se corresponde con su nivel de preparación. Sin embargo, esa es una clase que se ha visto empobrecida en la medida en que se ha perdido el paralelismo entre el aumento del salario mínimo y el de los productos de consumo.

En resumen, el sueño de la vivienda propia e independizarse de los padres se aleja cada vez más de quienes no cuentan con apoyo crediticio suficiente para soportar el gasto del nuevo “nido”.

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El salario base definido por decreto se fijó este año en Bs 7.422, aunque para muchos profesionales la realidad de sus ingresos supera esa cifra, triplicándola con frecuencia. Sin embargo, sigue resultando poco a la hora de comprar lo necesario para el amoblado del hogar.

La variedad es poca y los precios siguen en ascenso. El dueño de una mueblería ubicada en plena avenida Intercomunal explicó que ampliar la gama de artículos que tiene a la venta no es cosa fácil.

“La rotación es baja y ya no vivimos esa época en la que a la gente le gustaba un modelo de poltrona, por ejemplo, pero la prefería en otro color y nosotros incluso podíamos ofrecerle un muestrario de tapicería para su elección. Hoy tengo aquí exhibidos dos muebles para la sala, un par de sofás de dos y tres puestos que se venden en conjunto por Bs 129.000. Mi proveedor me avisó que tiene el mismo juego por Bs 150.000. A ese monto debo sumarle mi porcentaje de ganancia que es el 30%, así que tendría que venderlo a Bs 193.000, pero si no he salido de ellos a Bs 129.000, ¿cómo los voy a vender casi 70 mil bolívares más caros?”.

Añadió que le toca decidir no pedirlos más. “Y así ocurre con todo… Con lo que uno vende para reponer mercancía compra la mitad, si acaso. Y eso que mucho de lo que tengo aquí todavía lo debo”, expresó el comerciante que prefirió no dar su nombre y que ha decidido mantener un bajo perfil en el amplio local donde ya sólo cuenta con dos empleados.

Comercios vacíos

Establecimientos como el de este comerciante permanecen solos gran parte del día. En aquellos de la zona metropolitana por los cuales un equipo de El Tiempoconsiguió hacer un recorrido, la soledad reinaba. Las dependientas se entretenían con el celular o el computador. Un de ellas aseguró que “casi siempre es así”.

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El movimiento es lento y para muchos propietarios es comprensible. El dueño del local de la avenida Intercomunal confiesa que muy pocos clientes llegan a su negocio. “Y cómo lo van a hacer si ni yo tengo para comprarme algunas de estas cosas. Una persona que dependa de un sueldo no puede pagar esto. Yo no sé cómo hacen los que compran”.

Otra de las consecuencias que fomenta esta tendencia es el alza constante de los precios que muchos vendedores “no alcanzan a aprenderse”.

Una de las empleadas consultadas en un establecimiento de la ciudad de Lechería afirmó que días atrás tenían unas butacas en Bs 10.000, al momento de la consulta ya habían tenido que incrementar su precio a Bs 13.000 y sabía por boca de su jefe, que el próximo pedido llegaría en Bs 17.000 (apenas una semana más tarde).

Las características de la importación de esta serie de artículos, que no cuenta con divisas oficiales, no sólo encarecen los productos, sino que también se les dificulta a los clientes encontrarlos. Esto ocurre, incluso, con la grifería y la losa para el baño, en cuyos casos la oferta está repleta de opciones de alta gama.

Un lavamanos puede costar hasta Bs 230.000 y una llave para fregadero hasta Bs 80.000.

Para los que empiezan una vida en pareja o independiente, el panorama se complica al punto que muchos no pueden abandonar la residencia familiar por una realidad económica donde comprar un inmueble no desciende de Bs 5.000.000 y amoblarlo ronda los Bs 2.000.000.

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