En Hokkaido puedes pasar al lago Toya que siempre tiene agua calientita.

Para ostentar un poco, Kyoto nos sorprende con su Pabellón de Oro que, según dicen, tiene recubiertas con hojas de oro puro las dos plantas superiores.

En otoño Koya Pond, Niigata, te sorprenderá con sus aguas bajas y pantanosas cubiertas de vegetación multicolor.

Uno entre miles, este santuario, Usa Shrine en Oita, es el más importante entre los miles de santuarios dedicados a Hachiman, el dios de tiro con arco y la guerra.

También está la granja de lavanda en Hokkaido, que puede conquistarte con su interesante contraste de colores.

En Sotomo Arch (Fukui), tendrás que elegir una de las puertas que las fuertes olas de mar han formado.

La cascada más grande Nachi Fall (Wakayama)

Quizá te parezca familiar pues aquí estuvo Jame Bond, es el Castillo de Himeji, Hyogo, “garza blanca” o “White Heron” debido a su exterior blanco y semejanza a un pájaro que toma vuelo.

Si te gustan los festivales, el Festival Fuji Shibazakura Se hace en Yamanashi y en el podrás ver 2,4 hectáreas cubiertas por más de 800.000 tallos de Shibazakura o Phlox de musgo

El sake inspira a todos aquellos que gusten escribir poesía en el templo Motsu-ji. Pero sólo el cuarto domingo de mayo.

El bosque de bambú de Sagano (Kyoto) puede tranquilizar a cualquiera con esa vista y según presumen también por el sonido que ahí se produce.

Claro que para relajarse esta el Jardín Kawachi Fuji en Fukuoka que muestra cerca de 150 plantas de glicina de 20 especies diferentes.

Aquí en el Resort de esquí Zao (Yamagata) te toparas con los monstruos de hielo más temibles, que claro no son seres vivientes, sino torres de nieve formadas sobre los pinos de las montañas

La combinación perfecta del arte y la jardinería japonesa, el Museo de Arte Adachi en Shimane.