Situación en la frontera: “Fue el mismo Gobierno de Chávez que permitió que construyeran sus casa allí. Además le dieron cédulas”
Suplica que no la graben, porque dice que allí hablar es peligroso. “Mira, aquí calladito te ves más bonito, aquí no podemos decir nada”, advierte. Pero no se aguanta, y va contando lo que ha sido San Antonio del Táchira en los últimos días, luego del cierre de la frontera el miércoles 19 de agosto: “Mire, una amiga mía tuvo que esconderse en una nevera que estaba desconectada en su casa, para que no se la llevara la Guardia. Ella es colombiana, y cuando empezaron a sacar a la gente, se escondió. Sigue escondida, no se la han llevado”.
La mujer que relata trabaja en un local de la carrera 4 de San Antonio, que es la calle principal que termina en la Aduana. A menos de 500 metros está el puente que divide la frontera entre Colombia y Venezuela. “Todos estos días, no nos dejan ni mirar a la calle, aquí es peligroso hasta ver”, dice. La avenida está repleta de funcionarios de la GNB y de la Policía del estado Táchira.
“A Claudia, otra compañera de trabajo le destruyeron la casa, y la deportaron. Esa no tuvo suerte”, comenta otra muchacha del mismo local. Una señora que también pide discreción dijo que a un joven que trabajaba en la alcaldía local lo detuvieron alegando que era paramilitar. “Un pobre muchachito, flaquito, lo golpearon y lo humillaron porque él es gay, y lo tienen detenido porque y que es paraco. ¡Por favor! Aquí todo el mundo sabe quiénes son los paracos”.
La Invasión
La mayoría de las casas que fueron derribadas quedan al oeste de San Antonio, entre la calle 0 y el Río Táchira. Es una zona de monte, donde hace diez años aproximadamente comenzaron a construir viviendas, y que todos ahí conocen como “La invasión”.
Los tachirenses coinciden en que, desde su asentamiento, tuvieron el visto bueno del Gobierno chavista. “Por eso les pusieron nombres como “Mi pequeña Barinas”. Era gente afecta al presidente Chávez. Incluso a algunos les dieron casas allí”, cuenta un vecino. Desde hace cuatro días, un cordón de oficiales del Ejército custodia la línea imaginaria donde empieza “La invasión”, y está prohibido pasar a ver los escombros de las casas derribadas.
Un señor que trabaja en el sector comercial confiesa que no se explica por qué sucede esto, ya que “fue el mismo Gobierno de Chávez que permitió a esa gente que construyera sus casa en esa zona de seguridad. Además le dieron cédulas a todos ellos”. También contó que a un muchacho con retraso mental también lo acusaron de paramilitar. “No es la forma, no es la manera de sacar a la gente así. No creemos el cuento de los paramilitares”.
Prohibido el paso
La historias de deportaciones son miles, pero también están los venezolanos que se quedaron atrapados en su país, porque tenían planes de viajar a través de Colombia. Perdieron pasajes, tiempo y reservaciones por la decisión del cierre de la frontera.
Gustavo Cárdenas acaba de cumplir 20 años, y lleva dos días como perro sin amo, dando vueltas por San Antonio. Él es de San Cristóbal, tiene toda su vida empacada en un morral, porque se va a vivir fuera del país. “Yo voy a Lima, me iba hace dos días y no me han dejado pasar. Tengo el pasaporte sellado, pero me dicen que para los venezolanos no hay paso”. Dice que no se ha devuelto a su casa en la capital del Táchira porque algunos militares le dicen que quizás van sacando grupitos.
“Unos me dicen que no nos van a dejar pasar y otro viene y me dice: Chamo espérate que un rato te dejan pasar”. Cárdenas dijo que va a esperar un día más. En Perú lo espera un trabajo donde va a ganar 450$ dólares mensuales, y la casa de un familiar donde puede llegar.
“¿De verdad tengo que explicarte por qué me voy de Venezuela? Tengo ocho cursos de informática, uno de inglés, me he esforzado y aquí no hay futuro, lo que gano no me alcanza”, explica Cárdenas. El joven cuenta que lo decidió apenas hace un mes, y que no se atreve a decirle a los guardias nacionales que su plan es irse del país. “No les digo, porque quién sabe si no me dejan salir nunca”.
Wendy Velázquez, esperó todo el día con su hijo de cuatro años y su equipaje en las calles de San Antonio. Por ser venezolana no la dejaron cruzar hacia Cúcuta. Perdió el vuelo que tenía reservado con destino a Madrid desde Bogotá.
También tuvieron que esperar todo el día los Rodríguez, la familia de un colombiano que falleció en su país. Vivía en Venezuela y aquí sería sepultado. El carro fúnebre estuvo estacionado en Colombia sin permiso para cruzar. Una sobrina imploró a los guardias que la dejaran pasar para coordinar el cortejo pero no fue posible sino hasta las 7:30 de la noche, cuando la familia pudo recibir el cadáver en Venezuela.
En Colombia
En el pueblo fronterizo se siente una tensa calma durante todo el día, pero a partir de las 6:00 de la tarde es como una zona en guerra. No hay nadie en la calle, salvo los militares o policías en cada esquina.
Al menos la mitad de los locales de la Avenida Venezuela, una de las principales vías de San Antonio del Táchira, permanecen cerradas. “Son tiendas de colombianos, y donde trabajan colombianos que, o se están escondiendo o se los llevaron”, explica un taxista de la zona.
Dice que gran parte de la mano de obra del estado Táchira es gente colombiana, y la deportación de esa población tendrá un impacto en las empresas, comercios y fábricas.
La actividad comercial también está parada. La tarde de este martes, una señora que se negó a decir su nombre, tocó el timbre de la sede de la Cámara de Comercio, Industria y Producción de San Antonio del Táchira porque tenía pautada una reunión allí. El señor Miguel Ángel, administrador de la oficina, le dijo que no había reunión hasta nuevo aviso. “No, no hay reunión, por todo esto. Quién sabe hasta cuándo será esto”, se preguntó.
El martes 25 de agosto, la Asamblea Nacional, aprobó que el cierre de la frontera fuera de forma indefinida.
Además alrededor de las 5:45 de la tarde, el presidente de la AN, Diosdado Cabello, quien había asistido a una reunión de la comisión legislativa en San Cristóbal en la mañana, fue a la línea fronteriza entre Colombia y Venezuela en San Antonio del Táchira y reiteró la intención de que el cierre se hiciera también en los demás puntos de la frontera con Colombia.
Varias de las personas entrevistadas aseguran que han podido enterarse de lo que sucede por lo que ven en la televisión colombiana. “Si vemos la TV venezolana no vemos la realidad, todavía tenemos RCN y Caracol, y allí vimos como han tratado a las personas, y lo que le han hecho los guardias a los colombianos”, explica el taxista.
Fuente: ElPeriodicoVenezolano