¡Atención! Besarse no es algo natural

Besarse implica intercambiar saliva con alguien, a veces por un tiempo prolongado. Al hacer esto se pueden traspasar hasta 800 millones de bacterias, no todas buenas para la salud.

Esta práctica es muy importante para todo nuevo romance, por lo menos en la mitad de las sociedades. Seguramente todos recuerdan su primer beso con todo lujo de detalles, ya sean vergonzosos o placenteros.

Beso

Según un estudio realizado en 168 culturas, sólo el 46% de las sociedades practican el beso como gesto romántico. Esto ha llevado a pensar que lo que en Occidente se considera como una acción normal, no lo es.

Según científicos…

Besarse es algo extremadamente raro en el reino animal. El primatólogo Frans de Wall, de la Universidad Emory de Atlanta (Estados Unidos), ha sido testigo de cómo los parientes más cercanos de los humanos, los chimpancés, se besan.

Ha observado a chimpancés besarse y abrazarse después de haberse peleado. Por lo tanto, para estos la práctica, más común entre machos que entre hembras, es una forma de reconciliarse. En otras palabras, no es un comportamiento romántico.

William Jankowiak, de la Universidad de Nevada, en Las Vegas (Estados Unidos) cree que esta práctica puede ser un producto de las sociedades occidentales, una costumbre que pasó de generación en generación.

Y existe evidencia histórica que respalda esta teoría. El besarse como se hace hoy en día parece una invención bastante nueva, dice Rafael Wlodarski, de la Universida de Oxford, en Reino Unido.

El experto ha pasado años buscando evidencias de cómo ha cambiado esa práctica. La prueba más antigua la encontró en unos textos en sánscrito de más de 3.500 años. En estos se describía el beso como la acción de inhalar el alma del otro.

Asimismo, descubrió que los jeroglíficos egipcios representan figuras humanas unas cerca de otras, pero no con los labios pegados.

Beso

Cuestión de olfato

En 2013 Wlodarski analizó en profundidad las preferencias de varias culturas a la hora de besarse. Preguntó a cientos de personas qué era lo más importante a la hora de besar, y descubrió que el olor era más relevante en los periodos en los que las mujeres eran más fértiles.

“Las feromonas juegan un gran papel para los mamíferos a la hora de elegir pareja”, dice Wlodarski.

“Y nosotros hemos heredado toda nuestra biología de los mamíferos, sólo le hemos añadido unos cuantos matices con la evolución”, añade.

Así, el experto considera que el beso es sólo una manera culturalmente aceptable para acercarse lo suficiente a otra persona para detectar sus feromonas.

En algunas culturas el acercamiento para olfatear desembocó en el contacto físico de los labios, dice Wlodarski. Aunque reconoce que es difícil señalar cuándo ocurrió.

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