El café: Mitos y verdades

Después del agua, el café es la segunda bebida más consumida del mundo.

Se estima que se toman 2.500 millones de tazas de café por día. Tan cotidiano como enigmático, es blanco de muchas leyendas urbanas.

“Es bueno para el desayuno”

VERDADERO. “Comenzar el día con un café nos da optimismo y energía. Además, gracias al efecto estimulante de la cafeína”, dijo la nutricionista Andrea Rochaix en un evento organizado por la Cámara Argentina del Café. También sería un aliado para quienes van al trabajo en auto. “Un estudio realizado en 2006 demostró que tomar una taza de esta infusión reducía el sueño y los errores al conducir”, agregó la especialista.

“Con un cafecito alcanza”

FALSO. “Desayunar es algo más que tomar un té, café. Las infusiones no aportan prácticamente ningún nutriente”, alerta el doctor Adrián Cormillot en su libro La comida no engorda, ¿por qué engordamos nosotros? (editorial Planeta). “Idealmente, el desayuno debe incluir alimentos de al menos cuatro de los grupos básicos: lácteos, cereales, frutas, azúcares y grasas, pero eso puede ser difícil de lograr en una cultura como la nuestra. Lácteos y cereales – como el pan – no pueden faltar”, detalla.

“El café mejora concentración”

VERDADERO. Este producto ayuda a estimular y aumentar la capacidad de alerta, así como a facilitar una mejor concentración por más tiempo.

“El café ayuda al rendimiento físico”

VERDADERO. El consumo de café ayuda a mejorar la capacidad de atención, de concentración y del rendimiento en general. Este efecto es atribuido a la cafeína y su acción en los receptores cerebrales.

“Alivia los dolores”

VERDADERO. Un grupo de científicos noruegos demostraron que el café puede reducir la sensación de dolor físico. Durante el estudio, publicado en BMC Research Notes, los voluntarios que consumieron la bebida experimentaron un 14% menos de malestar en los hombros y el cuello. Además, gracias a su contenido de cafeína, esta infusión ayuda a reducir los dolores de cabeza.

“El café engorda”

FALSO. “Una taza de café aporta solo dos calorías”, explica Andrea Rochaix. “Aumenta la taza metabólica, por lo que nuestro cuerpo tiene mayor capacidad de quemar calorías, y estimula la termogénesis, que es otra manera de liberar energía. Además, como contribuye a generar sensación de saciedad, es un complemento en caso de necesitar controlar el peso”, agrega la nutricionista. Como novedad, cuenta que tiene “efecto prebiótico” que actúa como una fibra y estimula el funcionamiento del intestino.

“Puede producir celulitis”

VERDADERO. “Cuando hay predisposición, debemos estar alertas para que la celulitis no nos sorprenda. Es sumamente importante tener una vida sana, tomar mucho líquido, evitar los alimentos muy salados, los picantes y los embutidos. También el café, el té, y el cigarrillo”, enumera la doctora Laura Alfie, dermatóloga y directora médica de Clider, en una nota. “Para retardar la aparición de piel de naranja es conveniente reducir la ingesta de café”, coincide en otro artículo la doctora Marta Tielas, ginecóloga, dermatóloga y cirujana del Centro Médico Láser AEGYNA.

“El café produce gastritis”

FALSO. Diferentes estudios poblacionales han demostrado que el café no es un factor de riesgo para que genere gastritis en una persona. Lo que, sin embargo, sí es importante conocer es la tolerancia individual a consumir café en caso de que una persona sea diagnosticada con gastritis.

“El Café ayuda a prevenir enfermedades mentales”

VERDADERO. El café previene el deterioro mental y el Parkinson. El consumo constante de café se asocia también a la disminución de hasta un 65 por ciento de padecer demencia en la vejez, gracias a los efectos que provoca la bebida en el sistema nervioso central e incluso. Podría prevenir la lucha de enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson y el Alzheimer.

“Es rico en antioxidantes”

VERDADERO. Es uno de los principales atributos del café. Una taza de 200 ml. proporciona entre 70 y 350 mg. de ácido clorogénico con capacidad antioxidante, según datos proporcionados por Nestlé. Esto le permite atrapar radicales libres, que son moléculas que tienen que donar oxígeno y son altamente reactivas e inestables. El cuerpo tiene que desactivar estos radicales para evitar que causen daño a las células, y una buena defensa son los antioxidantes.

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