¿Existen planetas por descubrir en la parte externa del sistema solar?
Hace no muchos años, la simple idea de que nuestro Sistema Solar pudiera contener planetas desconocidos más allá de la órbita de Plutón se consideraba una locura, algo más propio de la ciencia ficción que de la astronomía «seria». Ahora, sin embargo, y con la nave New Horizons a punto de llegar al planeta enano, los astrónomos saben que «más allá» hay mucho más de lo que cualquiera hubiera podido imaginar. Y cuanto más detenidamente se estudian Plutón y sus alrededores, más evidente resulta que no está solo.
La pregunta, pues, es la siguiente: ¿quedan aún planetas por descubrir en la frontera exterior de nuestro sistema?
Muchos investigadores han empezado a pensar que sí. Algunos, incluso, creen que podría haber cientos, incluso miles de mundos lejanos que permanecen ocultos ahí fuera. Y no solo cuerpos del reducido tamaño de Plutón, sino planetas mucho más grandes, y tan distantes y oscuros que ninguno de nuestros telescopios ha logrado captarlos todavía.
Por ahora, sabemos que Plutón no es, en absoluto, un mundo solitario. De hecho, a mediados de la década pasada se descubrieroncuatro nuevos planetas más allá de su órbita. Uno de ellos, Eris, apenas si difiere de él en unos pocos km. Los otros tres, Makemake, Haumea y Sedna, tienen cerca de la mitad del tamaño de Plutón. Los cuatro se encuentran en una distante región del Sistema Solar llamada el Cinturón de Kuiper, y son los responsables de que el propio Plutón perdiera, en 2006, su categoría de planeta para ser degradado a la condición de «planeta enano».
De hecho, uno de los criterios de la Unión Astronómica Internacional especifica que, para ser considerado un planeta, un objeto debe ser el dueño absoluto de su órbita, manteniéndola limpia de otros objetos grandes. Sin embargo, las órbitas de Eris, Makemake, Haumea y Sedna cruzan la de Plutón.
Pero eso no es todo. Investigadores del prestigio de Alan Stern, investigador principal de la misión New Horizons, está convencido de que muchos más objetos enormes esperan a ser descubiertos en la frontera exterior del Sistema Solar. El problema es que los planetas solo son visibles gracias a la luz que reflejan. Y en aquella remota región de nuestro sistema la luz solar es miles de veces menos intensa que en la Tierra. Pero para Stern, es el propio Plutón el que nos proporciona los indicios más sólidos de que hay más mundos ahí fuera.
Desde 1978 se sabe que Plutón tiene una gran luna llamada Caronte. Una luna que tiene casi el mismo tamaño que Makemake, Huamea o Sedna. De hecho, el astrofísico Robin Canup demostró con una serie de simulaciones informáticas que al principio de la historia del Sistema Solar Caronte fue un mundo independiente, y que fue capturado por Plutón poco después de que ambos chocaran. Y aunque el encontronazo no fue lo suficientemente violento como para destrozar a ninguno de los dos mundos, sí que bastó para frenar a Caronte hasta el punto de que ya no pudo escapar de la gravedad de Plutón. Este modelo sigue siendo la mejor forma de explicar por qué Plutón tiene una luna tan grande.
Pero aunque Plutón nos parezca tan lejano, no nos engañemos. El Sistema Solar en el que vivimos es realmente enorme. Y si Plutón Y Caronte hubieran sido los únicos cuerpos en medio de esa inmensidad, las probabilidades de que ambos chocaran habrían sido despreciablemente ridículas. El propio Stern ha calculado que haría falta un tiempo superior a 10.000 veces la edad del Universo para que tal encuentro tuviera una probabilidad real de producirse. Pero si tienes mil cuerpos del tamaño de Plutón en la región, afirma Stern, entonces la cosa cambia y las probabilidades aumentan.
Para el investigador, «parece una locura pensar en un Sistema Solar así, pero eso es lo que nos dicen los datos. Y aún podríamos encontrar objetos del tamaño de la Tierra o Marte».
Otros investigadores están de acuerdo. Entre ellos, el español Carlos de la Fuente Marcos, quien en dos estudios publicados el pasado año en Monthly Notices of The Royal Astronomy Society reveló la existencia de 13 nuevos «objetos trans neptunianos extremos». O lo que es lo mismo, planetoides cuyas órbitas los llevan a distancias del sol hasta cinco veces superiores a las de Neptuno, o tres veces más que la de Plutón.
Probablemente, ninguno de estos cuerpos sea lo suficientemente grande como para dar cuenta de los planetas a los que se refería Stern, aunque son todos tan oscuros y distantes que cuesta precisar sus tamaños. Son, por ahora, los objetos más remotos jamás hallados dentro del Sistema Solar. Aunque la similitud de sus órbitas sugiere poderosamente que todos ellos han sido «pastoreados» a sus trayectorias actuales por las interacciones gravitatorias con uno o varios cuerpos mucho mayores.