El hambre en Venezuela: lo nunca antes visto en América

Hambre en Venezuela/ Foto de The New York Times

Venezuela atraviesa una de las crisis más terribles de la historia, en la que, tras más de una década de políticas erradas, expropiaciones y corrupción , se pueden resumir los daños en 2 cifras aterradoras: aproximadamente 7 millones de los 30 millones de habitantes pasan hambre en un país que hoy solo está capacitado para disponer de un tercio de los alimentos necesarios para satisfacer las necesidades básicas.

A la ecuación revolucionaria le comenzaron a fallar los cálculos desde el primer día. El resultado hoy es una exageración increíble: una familia necesita 65 salarios mínimos mensuales simplemente para alimentarse, indica el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros. El 80% de la población reporta ingresos insuficientes para acceder hoy a la canasta básica alimentaria.

Venezuela, donde se produce petróleo pero a la población no le alcanza para comer.

En total son 2.625.000 bolívares (lo que equivale a 328 dólares) cuando el salario mínimo es de 40.000 bolívares, y solo se cobran 5 dólares mensuales, a la espera de nuevos aumentos gubernamentales, que probablemente disparen la hiperinflación.

“El hambre creció impune durante 10 años, menguando a niños que ya enterramos, que se tuvieron que ir (pues hay una diáspora de 5 millones de personas) o que dejaron de crecer (según Cáritas, un tercio de los niños sufre retardo en el crecimiento y rezago cognitivo)”, afirma Susana Raffalli, una de las importantes expertas en nutrición del país.

“Tenemos un país que debería disponer de 36 kilos de alimentos por mes y persona, distribuidos en 87 rubros, pero solo se consiguen 13 kilos concentrados en 6 rubros. Una persona, de acuerdo con la dieta prototipo nacional, debería consumir 75 gramos de proteína por día y hoy consume apenas 18 gramos”, hacer constar Edison Arciniega, director ejecutivo de Ciudadanía en Acción.

Este activista sostiene que la crisis nutricional es un iceberg en el que solo se ve la escasez y la desnutrición, pero que detrás esconde una falla estructural de todo el aparato productivo.

Información obtenida de El Nacional