Harry Petyhakis, el hombre que amenazó con acabar el negocio de Gillette desde Venezuela

El inventor grecovenezolano Harry Petyhakis en su fábrica de Maracaibo, Venezuela, 9 de agosto de 2000. | Foto Diario Panorama

El inventor grecovenezolano Harry Petyhakis en su fábrica de Maracaibo, Venezuela, 9 de agosto de 2000. | Foto Diario Panorama

Año 2000. Mientras para algunos habitantes de nuestro planeta el mundo se acababa, en Maracaibo (Venezuela) Harry Petyhakis amenazó con terminar el negocio de las descartables de la empresa Gillette.

Este altruista inventor grecovenezolano no lo hacía por encono, venganza o competencia empresarial, sino que ideó un pequeño dispositivo que hubiera sido capaz de ahorrarle a Venezuela hasta 120 millones de dólares anuales —según cálculos de esa época— en importación de máquinas de afeitar desechables… y otro tanto a cada consumidor de ese producto, reseña RT.

Se trataba de un cubo plástico con unos seis centímetros de lado al que llamó Eterna Magic. En su interior contenía varios imanes que, en un par de horas, podían restaurar el filo incluso a la hojilla más mellada. “Sólo hay que limpiarla, secarla bien y colocarla encima de mi invento y el filo vuelve a renovarse en cuestión de horas“, explicó Petyhakis al diario ‘Panorama’ el 9 de agosto de 2000.

Una cuestión simple

Harry Petyhakis aseguraba que su Eterna Magic era infalible debido a que todos los cuerpos, incluso los sólidos, poseen un número determinado de moléculas en movimiento y sonreía al especificar su funcionamiento:

En una máquina desechable, las moléculas de su filo se desplazan “por efecto de la fricción” del uso, así que si lograba mover las que se encuentran en los laterales “a través de un campo magnético, haría que el filo se restaurara. ¡Es algo muy sencillo!“.

De este modo, una afeitadora posada en ese ‘cubo mágico’ se podría utilizar durante más de tres meses, cuando su vida útil estimada no pasa de una semana.

Fiebre del oro negro

Durante su vida, Harry Petyhakis aplicó sus conocimientos científicos para resolver problemas cotidianos que afectan a las personas.

Nacido en Grecia en 1929 y graduado en Física, administró la empresa energética que creó su padre en Tesalónica y que suministraba electricidad al aeropuerto. Cuando el Estado nacionalizó ese servicio, se vio obligado a cambiar de rubro y de rumbo.

Petyhakis muestra empaques de las golosinas Jaimito en su fábrica de Maracaibo, Venezuela, 9 de agosto de 2000 / Diario Panorama

Sugestionado por un atlas que definía a la Venezuela petrolera de mediados del siglo XX como “uno de los 10 países más ricos por kilómetro cuadrado que existen“, decidió trasladarse a Suramérica.

Recién casado con la concertista de piano Irene Georgilas, estaba convencido de que se abriría un hueco en territorio venezolano, donde “viviría en una inmensa casa, rodeado de torres metálicas de las que destilaría oro negro”, según contó en una ocasión.

En 2004, este inventor falleció a los 75 años en Maracaibo, la ciudad que lo adoptó nada más llegar.

El ahorro

Petyhakis aseguraba que ideó la Eterna Magic tras pensar en su propio consumo de afeitadoras desechables.

“Si cada venezolano gasta una desechable a la semana, que en promedio cuesta 300 bolívares, en 56 semanas la suma ascendería a 16.800 bolívares”, mientras que con su invento “gastaría en promedio sólo 2.700 bolívares” y “se ahorraría 14.000 bolívares”, explicaba en términos económicos de principios de este siglo.

En cifras de 2017, una afeitadora desechable cuesta cerca de 7.500 bolívares —70 centavos de dólar, según la tasa oficial—; es decir, alrededor de 42 dólares al año (420.000 bolívares), cuando el sueldo mínimo actual es de 325.544,18 bolívares mensuales.

Además de aliviar el bolsillo de los consumidores, este inventor creía que la exportación de su invento permitiría que Venezuela lograra una importante cantidad de divisas no petroleras. Sin embargo, no calculó que combatiría contra una de las trasnacionales más destacadas que fabrican ese producto

Fuera de los comercios

Harry Petyhakis invirtió una buena cantidad de dinero en fabricar cientos de ejemplares de su Eterna Magic y se los ofreció a varias farmacias y comercios de cosmética de Maracaibo bajo la modalidad de consignación: los dueños recibían la mercancía, pero sólo le pagarían por los artículos que se vendieran.

Una semana más tarde, dejaron de vender su invento y le devolvieron todas las unidades por obra de los distribuidores de la empresa Gillette, quienes obligaban a los locales a retirar los cubos porque atentaban contra sus volúmenes de venta.

La periodista Lolimar Suárez entrevistó a Petyhakis en varias oportunidades y recuerda que repetía esta historia en cada ocasión, aunque la multinacional nunca ofreció su versión de los hechos: “Venía con mucha frecuencia al diario” y “nosotros fuimos a su fábrica de inventos cada vez que producía algo nuevo”.

La dificultad

Algunos supermercados de Maracaibo “también retiraron la Eterna Magic por presiones de los distribuidores de esa empresa trasnacional”, confirmó Lilika Petyhakis Georgilas, hija del inventor.

A este hombre de negocios se le hizo muy cuesta arriba enfrentarse a semejante monstruo empresarial, pues distribuía el invento con su propio esfuerzo y, “para cuando comenzaron a devolvérselos de los establecimientos comerciales, los vendía uno por uno”, con lo cual le resultó “muy difícil mantener ese ritmo”.

De Sócrates a un tornillo

Lilika Petyhakis Georgilas recuerda las múltiples facetas de su progenitor: el gerente de su fábrica, el físico e inventor y el papá que enseñaba a sus hijos “desde Sócrates hasta apretar un tornillo”, aunque “siempre hizo mucho hincapié en que aprendiéramos a tratar bien a nuestros semejantes”.

Al crecer, ella y su hermano se dieron cuenta que sus padres “eran genios, ambos” y establecieron la vara “muy alta”, ya que “no nos complacían para malcriarnos y siempre nos hablaron franqueza”, incluso para que intentaran las cosas en las que tenían mayores capacidades.

El espíritu creador de este grecovenezolano lo empujó a trabajar sin descanso para encontrar soluciones a problemas que aquejan a muchas personas. No paraba, no se rendía y ese ritmo le generó un estrés que terminó agotando su corazón.

Facsímil de un entrevista al físico Harry Petyhakis en Maracaibo, Venezuela, 9 de agosto de 2000.

Otros inventos

Harry Petyhakis levantó una fortaleza en el sector La Pomona, al nordeste de Maracaibo. En esa localidad que rinde homenaje a la diosa romana de las frutas, los árboles y los jardines hizo crecer una fábrica de golosinas —que ahora gerencia su hijo— empleando materiales reciclados que se extendían como ramas en más de una hectárea de terreno.

Además de la Eterna Magic, patentó otros inventos:

  • Una bomba termodinámica, capaz de transportar líquidos, como agua o petróleo a grandes distancias.
  • Una máquina termohidrodinámica (MTHD), patentada en Venezuela bajo el número 1928, que purifica el agua para consumo humano a bajo costo.
  • Un purificador de aire, con el pretendía acabar con los virus en el ambiente.

Invento sin paternidad

Aún en Grecia, Petyhakis trabajaba “resolviendo problemas” para una empresa de Estados Unidos.

“Mi padre diseñó la primera máquina que producía las copas plásticas que han dado fama mundial al yogurt griego”, pero “era joven y no se preocupó por patentar ese diseño”, así que “los estadounidenses la registraron y jamás le dieron el crédito por ese invento”, aseguró Lilika Petyhakis.

En cualquier caso, este inventor sólo se quejaba en público debido a la falta de interés en sus inventos por parte de los gobernantes de turno. Al respecto, estaba seguro de que habría podido ayudar a mejorar la vida de mucha gente a muy bajo costo.


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