La crisis económica dificulta a los venezolanos celebrar la Navidad

Crisis Económica en Venezuela / Imagen de referencia

Crisis Económica en Venezuela / Imagen de referencia

La aguda crisis económica dificulta a los venezolanos celebrar este año la Navidad en una sociedad tradicionalmente consumista. que solía gastar en ropa, calzado, comida y decoración. Pero ahora “el dinero no alcanza”, reseña Sumarium.

Comprar una bicicleta, una muñeca y una tableta electrónica requiere de diez salarios mínimos, situado en 9.648,18 bolívares.

El precio de una bicicleta económica es de 25.000 bolívares, una muñeca cuesta 15.000 bolívares y las tabletas electrónicas a partir de 60.000 bolívares.

Quienes frecuentan los mercados reconocen el riesgo de transitar por los angostos y oscuros pasillos en los que abunda la delincuencia

“Muchas familias se quedarán sin estrenos ni regalos, no hay dinero (…) lo que ganas se va en alimentos, o comes o vistes a los niños“, dijo a Efe Lucía González, vendedora de La Hormiga, un mercado popular de la capital.

En el mismo mercado, una docente, cuyo nombre no quiso revelar, indicó que estima que se necesitan 200.000 bolívares por persona para comprar ropa y calzado para las festividades. “No puedo estrenar”, agregó.

Pese a ser día de cobro, los pasillos de La Hormiga lucen vacíos y las ventas, explican los comerciantes, han mermado.

“En esta época, en otros años, se vendía mucho”, afirmó a Efe Claudio Ochoa, un vendedor que comparó la antigua afluencia de personas por estas fechas con “el metro chino”.

Los comerciantes que no importan la mercancía ni lidian con la complicada adquisición de divisas afrontan otro problema: la escasez.

Mariángel Mordado, vendedora de camisas fabricadas en Venezuela, asegura: “no se consigue tela, no se consiguen hilos, nada”.

Dijo haber solicitado ayuda al Gobierno pues “los administradores” de mercados municipales como La Hormiga, manejado por la Alcaldía de Caracas, “se llevan el dinero” y no invierten en las instalaciones o los servicios, cada día más precarios.

“Mandamos cartas a (el alcalde de Caracas) Jorge Rodríguez y no tuvimos respuesta (…), hubo 14 robos a locales en un mismo día (…), los usuarios se quejan de la inseguridad y dejan de venir, por eso bajan las ventas”, señaló.

Quienes frecuentan los mercados reconocen el riesgo de transitar por los angostos y oscuros pasillos en los que abunda la delincuencia, sin embargo, en los centros comerciales los precios se duplican.

María Pereira, vendedora de textiles, señala: “como comerciante, no hay navidades”.

Muchos venezolanos se verán obligados a sacrificar la popular cena navideña, pernil, ensalada de gallina, pan de jamón y su tradicional hallaca (un pastel de harina de maíz relleno con un guiso a base de carne de res, cerdo y pollo, envueltas en hojas de plátano).

“No haré hallacas, la carne, si se consigue, está cara (…) el sueldo no me alcanza”, dijo Esther Colmenares, una enfermera entrevistada por Efe en el mercado popular Guaicaipuro, donde los alimentos tienen precios más accesibles.

“Parece un mes cualquiera, se perdió la emoción porque no hay nada, ni pollo, ni carne, ni harina“, aseguró un carnicero que no quiso identificarse.

Blanca Flores, quien vive en Guatire, ciudad dormitorio en las afueras de Caracas, asegura que “allá es peor” y que viaja a la capital porque es donde están “los centros de acopio”.

Agrega que “cuando se consigue algo las colas son enormes” y no está dispuesta a “pasar horas en una fila” para comprar “tres kilos de harina”.

Esta situación se produce en el país con mayores reservas petrolíferas del globo, donde la inflación alcanza, según cifras extraoficiales, el 200%.

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